Las pisadas de varios jóvenes irundarras resuenan en el gimnasio del colegio Eguzkitza. Son las seis y media de la tarde del viernes y uno de los tres grupos de deporte escolar adaptado que hay en la ciudad está empezando, con un calentamiento en forma de carrera continua, su segundo entrenamiento semanal. «Los lunes solemos hacer balonmano y los viernes fútbol. Yo prefiero fútbol», cuenta muy sonriente Álex, uno de los miembros del grupo. Él practica ese deporte también en un club de Hendaia, aunque lo que le gustaría es «jugar en el Barça», dice y se ríe otra vez.

Viene así de contento a entrenar. Se lleva bien con sus compañeros y con los monitores, Jon, Ane, Olatz y Tita, que se acaba de incorporar. «A veces nos mandan sentarnos, pero sólo cuando hacemos el tonto», admite. La realidad es que el grupo es disciplinado y obediente. «Vamos a jugar a quitarnos los pañuelos», ordena Jon interrumpiendo la carrera con un segundo ejercicio de calentamiento. «Vienen a pasarlo bien, a divertirse, pero también a sudar un poco. Trabajamos el equilibrio y la estabilidad para que poco a poco vayan mejorando físicamente», cuenta. El grupo es de doce miembros, «aunque no siempre pueden venir todos. Pero intentan hacerlo, porque se lo pasan bien».

«Ahora vamos a hacer unos pases con el pie, pero suave, eh, no le deis fuerte», anuncia el monitor. El grupo se reparte en parejas y practica técnica balompédica con pelotas de espuma. De vez en cuando algún balón sale disparado y alguien, casi siempre Eric, grita «¡pum!», pero el ejercicio va saliendo cada vez mejor. «Acatan las normas muy bien», explica Tita, «respetan mucho la autoridad y eso facilita el trabajo». Obviamente «hay que tener paciencia, estar muy encima, explicar los ejercicios continuamente... pero es un trabajo muy agradecido».

En la pista, el ejercicio ha cambiado de nuevo. «Eslalon entre los postes y chut fuerte a la portería (colchoneta), cogemos el balón, corremos hasta el cono, pase suave a Ane y volvemos a la fila», explica Jon la primera vez. Lo volverá a repetir varias veces. «Lo pueden hacer perfectamente, sólo que les cuesta concentrarse». Algunos, como Iker y Diego, por ejemplo, clavan ese eslalon con conducción de balón. Ainhoa está más interesada en saber qué ha comido cada uno de los presentes, pero cuando llega su turno, se esfuerza en hacer bien el ejercicio porque su otro afán es que los monitores queden satisfechos. «¿Estás contento, Jon?», le pregunta tras su chut a puerta; «¿Estás contenta, Ane?», dice tras ejecutar el pase. Los dos le confirman que sí. También Tita, que le ha ido acompañando durante todo el circuito.

A Javi se le escapa el balón y Markel, vestido con la camiseta de la Real, corre a buscarlo para dárselo a la mano. Chocan las palmas. Santi se acerca para chacarlas también. «Fomentamos que entre ellos hagan piña», señala Ane. «Otro objetivo que nos parece muy importante es que suban su autoestima. En la vida, estos chicos se encuentran con que muchas veces les dicen que no pueden hacer esto o lo otro. Aquí sí, aquí pueden hacerlo todo. Y al ver que puedes hacer lo que hay que hacer, te vienes arriba y crees en tí. Eso es muy importante».

Llega el tramo final del entrenamiento con un partido de petos naranjas contra petos azules. El otro Iker del grupo, que se había saltado algún ejercicio por molestias en el tobillo, decide que ya está lo bastante recuperado para jugar. Las sospechas de los monitores se vuelven guiños y sonrisas entre ellos. Algo más de diez minutos de partidillo es tiempo de sobra para buenas paradas, algún gol y un espectacular disparo al palo. Son las siete y media y el entrenamiento acaba. «¡Eh! todos a ayudar a recoger». Y todos colaboran sonrientes y satisfechos.

Tita será una de las monitoras que la Federación Guipuzcoana de Deporte Adaptado, organizadora de estos entrenamientos, llevará esta mañana a la plaza del Ensanche y el tramo anexo del paseo de Colón. La edición de hoy del Igande Sasoi está orientada a actividades inclusivas que invitan a participar juntos a todos, a los que tienen algún tipo de diversidad funcional y a los que no la tienen.

«Por un lado vamos a organizar juegos diversos, como baloncesto en silla de ruedas y otras disciplinas», explica la joven. «Pero además vamos a tener un stand para explicar cómo funcionan el programa de deporte escolar adaptado y lo que hacemos en él. Lleva un par de años desarrollándose en Irun y aún no es muy conocido. Estamos seguros de que para muchos chicos y chicas de la ciudad y para sus familias sería una oportunidad asequible e interesante, pero es muy posible que no la conozcan. Así que vamos a aprovechar este Igande Sasoi para darlo a conocer», anuncia Tita.

Todos están llamados a participar hoy, de 10.30 a 13.00 horas, en esta fiesta deportiva que hoy será más inclusiva que nunca.