Un segundo mapa del ruido que elaborará el área de Urbanismo medirá la contaminación acústica derivada de distintas actividades y de la concentración de personas. El delegado de Urbanismo y Vivienda, Xabier Iridoy, explicó ayer que esta actuación completa el primer mapa del ruido, ya concluido y que actualmente se encuentra en período de exposición pública.

Xabier Iridoy recordó que este primer documento, cuya aprobación se prevé para finales de año, «está regulado por ley. El mapa está relacionado con los focos de contaminación acústica vinculados al tráfico de carreteras y calles, el tráfico ferroviario y la industria». El Ayuntamiento va a completar la información que aportó el primer análisis con un segundo mapa del ruido que medirá «otros focos».El delegado concretó que el documento «recogerá el ruido ocasionado por otras actividades como la limpieza viaria, la recogida de basuras o la jardinería», así como por «la concentración de personas», analizando en este segundo caso la contaminación acústica derivada «del ocio nocturno, los patios de colegio, las canchas deportivas y las labores de carga y descarga». La evaluación de estos focos de ruido «no está exigida por la ley», a diferencia de los que se analizaron en el primer mapa. Por lo tanto, «no hay un método prefijado para medirlos» y, posteriormente, «actuar para ir eliminándolos o reduciéndolos», explicó Xabier Iridoy.

4 son los puntos de la ciudad en los que se llevará a cabo la primera parte del proyecto del nuevo mapa del ruido. Los lugares en los que se instalarán los sonómetros son las calles Mayor, Legia y Joaquín Gamón; y junto al colegio Eguzkitza de Larreaundi.

Para elaborar ese segundo mapa del ruido, el área de Urbanismo instalará sonómetros en distintos puntos de la ciudad. En primer lugar, se va a analizar la contaminación acústica que generan las actividades derivadas del ocio nocturno y los patios de colegio. Será el primer paso del que se prevé «un proceso largo en el tiempo, porque hay muchos focos», señaló el delegado de Urbanismo.

Para empezar, se ha optado por instalar cuatro sonómetros en tres calles vinculadas a la vida nocturna de Irun: las calles Mayor, Legia y Joaquín Gamón; y otro más cerca del patio de uno de los colegios, el de Eguzkitza, en Larreaundi. La decisión de empezar la elaboración del segundo mapa del ruido en estos lugares se debe a que «son los puntos en torno a los que más quejas se están recibiendo» por parte de los vecinos.

Los medidores de ruido estarán instalados en estos puntos «entre 10 y 15 días» y funcionarán «de manera continua, las 24 horas del día». De este modo, se podrán identificar los momentos en los que se produzca una mayor contaminación acústica, que en muchos casos «incumple los máximos exigidos, tanto de día como de noche».

Una vez concluya todo el proceso y los datos del primer mapa se sumen a los del segundo, «se podrá realizar un plan de acción, que incorporará los dos tipos de ruido» y que permitirá abordar la problemática de forma integral. Será una labor «larga en el tiempo», pero el resultado del proceso incidirá «en el bienestar de las personas que vivimos en Irun». El objetivo que persigue el área de Urbanismo con este proyecto, «y donde vamos a poner nuestro esfuerzo, es mejorar la convivencia, que puede verse afectada por este tipo de ruidos», afirmó el delegado de Urbanismo.

Xabier Iridoy destacó la «importancia» del plan de acción que se elaborará una vez se recopilen los datos sobre contaminación acústica, «para que estos ruidos que superan los máximos permitidos se reduzcan o eliminen». El delegado señaló que estas primeras actuaciones «son el inicio de un largo proceso», ya que además de los cuatro puntos en los que se van a instalar los sonómetros, existen otras zonas que también generan contaminación acústica y que deberán asimismo ser analizadas.