Hace dos años y medio, Rosa Martín se hizo cargo de Mayre, una papelería abierta a principios de los años 60, también como librería, y que con el tiempo llegó a convertirse en casi una institución en Irun. Sus primeras propietarias fueron las hermanas Marisol e Irene López, que estuvieron al frente del establecimiento durante casi cuatro décadas. «Cuando era pequeña, yo solía ir a Mayre, a comprar libros para el cole, lápices, bolígrafos...», dice Rosa Martín. «Hace unos 14 años, las propietarias de la papelería se jubilaron y cogió el negocio una empresa que mantuvo a las empleadas anteriores. Hará unos dos años y medio, cerraron durante seis meses y en Navidad, volvieron a abrir para retirar el género y volver a cerrar. Fue entonces cuando yo me lancé a hablar con los dueños y cogí el negocio con mucha ilusión, pensando en lo que ha sido Mayre, una tienda emblemática de Irun».

Rosa no es nueva en el negocio, ya que procede de Papycop, la papelería de Hondarribia que regenta su marido. Por su experiencia como comerciante, cree que la especialización y el trato con el cliente son dos de las claves para llevar adelante un pequeño establecimiento. «Los regalos de papelería para Navidad y comuniones y el material para las bellas artes son los productos que han sido propios de esta tienda y los que más intento mantener», dice. «Especializarte en algo te ayuda mucho. Tengo los lienzos, el óleo, el acrílico, los maletines, la pintura para tela... Hay otros lugares en los que puedes encontrarlos, pero no como aquí. Desde luego, si veo algo que he comprado en un centro comercial, no vuelvo a traerlo».

El trato con el cliente es, también, «esencial». Mayre ha hecho clientes nuevos, «pero también vienen clientes de siempre, gente que venía a comprar para sus hijos y ahora viene a comprar para sus nietos y eso es muy bonito».