Servicios de Txingudi ha profundizado en los datos referentes al abastecimiento de agua recogidos en su memoria de 2014. La gerente de la Mancomunidad, Leire Zubitur, ahondó ayer en los detalles del ciclo integral del agua, acompañada de la jefa del Departamento de Calidad, Maite Margeli, y en las instalaciones de la potabilizadora de Elordi.

La Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) ubicada en Elordi se abrió hace cerca de veinte años, en 1996. Diariamente, la potabilizadora proporciona 20 millones de litros de agua a los casi 80.000 habitantes de Irun y Hondarribia. «Esta infraestructura se nutre, fundamentalmente, de los recursos hídricos del embalse de Endara. Cuando hay épocas de poca lluvia, se recurre a las captaciones superficiales de Jaizkibel, así como a los pozos», señaló la gerente de Servicios de Txingudi.

En lo que se refiere a 2014, Leire Zubitur recordó que el pasado fue un año «lluvioso», salvo septiembre y octubre que fueron meses bastante secos. A través de las precipitaciones, el año pasado Servicios de Txingudi recogió «2.756 litros por metro cuadrado. Hasta mediados de junio de 2014, aproximadamente, el embalse de Endara estuvo al cien por cien de su capacidad». Fue el principal recurso empleado el año pasado, si bien en esa época más seca fue preciso recurrir puntualmente «a las captaciones de Jaizkibel. Entre octubre y noviembre estábamos por debajo del 80%», límite a partir del cual se utilizan las citadas captaciones. «En 2014, no fue necesario recurrir a los pozos de Jaizkibel. Lo haríamos en caso de que la capacidad del embalse fuera bastante menor», concretó Zubitur.

El agua que proviene del embalse de Endara llega hasta Elo rdi y, «en aproximadamente dos horas, hacemos el tratamiento completo para que pueda ser útil para el consumo». Maite Margeli explicó lo que sucede en esas dos horas: «la calidad del agua que tenemos es muy buena, aunque pueda haber enturbiamiento, cuando hay episodios de lluvias fuertes; o verse afectada por fenómenos naturales como la estratificación que se produce, en verano, en el embalse».

Para que el agua que llega a los domicilios sea totalmente apta para el consumo, en la planta de Elordi se lleva a cabo el siguiente proceso: «el primer paso es la oxidación de metales que de forma natural pasan del suelo al agua. Para eliminarlos debemos oxidarlos previamente, para así poder retenerlos mediante procesos físicos». A continuación, «el agua pasa a las cámaras de remineralización, donde les aportamos esos minerales que le faltan a nuestra agua, para hacerla menos corrosiva y más equilibrada».

El siguiente paso es «adicionar los reactivos químicos para facilitar la separación de todas esas partículas», que se retiran «mediante dos procesos físicos: decantación y filtración». A través del primero, «las partículas más gruesas pasan al fondo de una cámara, mientras que por la parte superior sale el agua clarificada. Los lodos que se depositan en el fondo del decantador son extraídos y llevados a un depósito». Si bien mediante este proceso se eliminan «la mayor parte» de las partículas, «para retirar las más pequeñas el agua atraviesa unos filtros o lecho de arena».

Una vez se ha ajustado el PH y añadido cloro para que actúe como desinfectante y garantice la ausencia de microorganismos que puedan ser perjudiciales, el agua está lista para ser consumida. Para asegurar su calidad, Servicios de Txingudi realizó en 2014 «unas 4.000 analíticas. El agua que llega a los ciudadanos tiene que hacerlo en perfectas condiciones de calidad, y no escatimamos en ello», subrayó Leire Zubitur.

Las responsables de la Mancomunidad explicaron también que en Elordi «se aprovecha la fuerza con la que llega el agua desde Endara»: en la parte superior «tenemos una minicentral hidroeléctrica, que, mediante unas turbinas, transforma la fuerza del agua en energía».

El año pasado, la producción de agua ascendió a siete hectómetros cúbicos, «aproximadamente un 11% menos que en 2013». Como ya explicó Servicios de Txingudi en su memoria de 2014, la reducción en el consumo de agua es una tendencia que se mantiene desde hace diez años, debido fundamentalmente a una mayor concienciación en torno al uso responsable de este recurso. El año pasado, el consumo medio de agua de cada habitante de la comarca fue de 115 litros al día.