El ciclo dedicado a Jorge Oteiza continúa celebrando actividades en torno a la figura del escultor oriotarra. El acto que tuvo lugar el pasado miércoles consistió en la proyección del documental 'Casa vacía', dirigido por Jesús María Palacios y que tiene como protagonista a la vivienda que Oteiza compartió en Irun con Néstor Basterretxea. «Me hacía mucha ilusión que la película se viera aquí», afirmó el director. El cortometraje 'Casa vacía' «ya lleva un año exhibiéndose y todavía no se había conseguido que se proyectase en Irun, que es una forma de cerrar el círculo».

En la proyección de este audiovisual, Jesús María Palacios estuvo acompañado por el arquitecto Emilio Varela, quien realizó una introducción sobre la escultura de Jorge Oteiza para explicar cómo el artista «manejaba la arquitectura. Oteiza intenta desmaterializar lo sólido, su obsesión es quitar materia para dejar paso a la energía», explicó Emilio Varela, quien incidió especialmente en el interés del escultor por el vacío. «Jorge Oteiza vivió durante doce años en la casa-taller que junto con Néstor Basterretxea proyectaron con el arquitecto Luis Vallet en el año 1956», recordó el arquitecto. «Ahora la casa permanece abandonada, pero en 2010 tuvo una visita inesperada».

Esa visita fue el embrión de lo que luego se convertiría en el documental 'Casa vacía': el audiovisual muestra cómo Jesús María Palacios llega al edificio de estilo racionalista y pregunta a unas viandantes sobre cómo acceder al mismo. Una vez dentro, el director recorre con su cámara los pasillos y estancias abandonadas que antaño albergaron tanta creatividad e impulso artístico, mostrando en primera persona lo que queda de aquel pasado, y en qué estado. A la grabación le acompaña la voz del propio Oteiza, que establece un diálogo con lo que muestra la cámara: un artista conversando en el pasado sobre su visión artística del vacío, enfrentado a su entonces futura y ahora presente casa vacía.

Durante los 20 minutos que dura el documental, Jesús María Palacios descubre al espectador los rinconnes olvidados de la casa-taller, en algunas ocasiones iluminados apenas con la luz de un mechero. En un momento dado, la cámara enfoca un recorte de EL DIARIO VASCO del 6 de diciembre de 2002, amarilleado por el paso del tiempo: «Una escultura de Oteiza y un edificio cultural serán los elementos principales del entorno del puente de Santiago», reza el titular. No solo esa hoja de papel, sino también parte de su contenido parece haberse quedado trasnochado: el artículo resume la intención del Ayuntamiento de reordenar la zona en la que se ubica la casa-taller, y de rehabilitarla «con el fin de que albergue algún tipo de actividad complementaria a la del edificio que se construirá en el paso fronterizo», dice el texto. Sin entrar a buscar los porqués, la realidad es que más de una década después aquellas intenciones han dado resultados tan vacíos como vacía sigue la casa de Jorge Oteiza.

Según definió Emilio Varela, «Jesus María Palacios, que ha sabido mirar dentro con el mismo espíritu experimental que existió en la casa, se ha llevado, ya que nadie los quiere, los sonidos y la poca luz que allí quedaban. Es decir, el contenido real de la casa. Y a lo que vio y escuchó entonces, a aquellas imágenes salidas de la oscuridad, aquellos sonidos huecos, les ha dado la respiración y la voz del propio escultor, que grabó aún viviendo en la casa».

El último plano de 'Casa vacía' es una frase escrita por Oteiza: «para mí, la historia del cine es mucho más la historia de lo que no se ha podido hacer que de lo que se ha hecho». Es como la historia de lo que ha ocurrido con aquella casa cuyo vacío habitó el artista, y en la que, todavía hoy, ese recorte de periódico recuerda las promesas que faltan por cumplirse.

El Orfeón Donostiarra y las agrupaciones del Coro Ametsa ofrecerán mañana, a las 20.00 horas, en la parroquia de Santa María del Juncal, un concierto enmarcado en el programa 'Fernando Etxepare. In memoriam', dedicado al músico irunés en el primer aniversario de su fallecimiento. «El Orfeón ha pedido cantar arriba, en el coro, acompañado por el órgano Cavaillé-Coll», apuntaba Fernando Etxepare Gómez, director del Coro Ametsa. «Interpretará obras de diferentes estilos, compuestas por Brahms, Malher y Mozart, entre otros compositores. El concierto lo iniciarán todos los coros del Ametsa, a continuación, actuará el Orfeón y para finalizar, todos juntos, cantaremos el Aita Gurea, de Madina».

José Antonio Sainz Alfaro, director del Orfeón Donostiarra, señalaba ayer que, al proponer el concierto de homenaje a Fernando Etxepare, «no hemos recibido más que adhesiones. Fernando fue un hombre siempre muy elegante en sus decisiones, en su manera de estar, en su compromiso con la música. Hoy en día, no se entendería la música en el País Vasco sin su figura. Fue profesor mío cuando yo era joven y su trato, su sabiduría y su experiencia han sido fundamentales en la formación de muchos cantores. En el Orfeón, tenemos cantores de Irun y Hondarribia. Muchos trabajaron con él y todos coincidimos en su elegancia y en su manera de concebir la música».

Además de organizar el concierto de la parroquia del Juncal, la Sociedad Cultural Coro Ametsa inaugurará mañana sábado,en su local social (plaza Istillaga, 5-bajo) una exposición sobre la figura de Fernando Etxepare, que podrá visitarse hasta el día 23 de noviembre, en horario de 11.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00. «Es una exposición que contiene fotos, trofeos y objetos personales relacionados con el coro y la música», señalaba Xabier Txapartegi, presidente de la entidad, quien animaba a los iruneses a visitar la muestra.