IRUN - Autor y director de varios cortometrajes, David Rodríguez Losada, de 36 años, tuvo su gran despegue cinematográfico con La noche del ratón, un thriller rodado con 6.000 euros y prácticamente entre amigos, pero cuya factura técnica y artística llamó la atención como para ser estrenado en el Festival de Cine de Santa Barbara, en California, donde algún crítico llegó incluso a comparar su cine con el de Roman Polanski. Un proyecto que a su vez “abrió puertas a proyectos” en los que este director trabaja, a la vez que ahora presenta su primera novela, Tu rostro por partes (Ediciones Carena).

-Desde muy jovencito me ha gustado escribir, sobre todo relatos breves. Los tengo guardados y de hecho, estoy preparando una selección con la idea de llegar a publicarlos también. Tu rostro por partes es también, y no por casualidad, una novela corta y su punto de partida se sitúa hace unos seis años. Empecé a escribir esta historia de forma lúdica, sin tener en la cabeza ninguna idea de intentar publicarla. Fui avanzando en la escritura, luego quedaba parada, más tarde volví a recuperarla... Y hace no demasiado tiempo, un amigo que la leyó, me animó a terminarla y buscar la posibilidad de publicarla. Al final, tuve la grandísima suerte de que hubiera hasta tres editoriales interesadas y me decanté por Ediciones Carena, de Barcelona.

-La historia se ubica en París y parte de la pérdida del sentido de la vista que sufre el personaje narrador. Una pérdida que le agudiza el resto de sentidos, que le lleva a vivir y disfrutar de la vida de otra manera y a enamorarse de su vecina, en la que nunca había reparado hasta entonces y a la que va descubriendo, ahora, por partes. El interés de la novela está en ese descubrimiento. Y la verdad, no se parece en nada a lo que había hecho en el cine. Empecé a escribirla a modo de ejercicio de liberación, con toda la intención de alejarme de mi estilo cinematográfico e incluso de mis propias vivencias personales. Aunque supongo que algún poso de ellas siempre queda, cuando uno escribe.

-Sin duda. No es lo mismo escribir un guión, que como la propia palabra dice, no es una historia literaria sino un documento de trabajo con una serie de indicaciones escritas sobre cómo se ha de contar una historia en imágenes y sonidos, que escribir una novela, en la que eres mucho más libre. En mi caso, ni he estado en París aunque sí he investigado sobre su diseño urbanístico. He optado por un estilo más divagante, que se apoya en un monólogo interior del personaje narrador y protagonista... Para mí la novela ha sido un ejercicio de liberación, porque no estaba obligado a pensar en lo audiovisual. Cine y literatura son dos medios distintos.

-Después de aquello, rodamos Casi primavera, un pequeñísimo documental sobre los jubilados que juegan a la petanca cerca de mi casa, en el parque Julián Sánchez del barrio de San Miguel, en Irun. Una distribuidora mexicana se ha interesado por ella y van a empezar a moverla en el mercado. A la vez, estamos en fase de posproducción de Lady off, un largometraje de ficción basado en el mundo del teatro que hemos llevado muy discretamente, porque rodamos lo que quisimos y hasta acabar el montaje, no sabemos si saldrá una película de todo ello. Y ahora mismo, estoy preparando dos proyectos más. Por un lado, una comedia romántica con los productores de Requisitos para ser una persona normal, la película de Leticia Dolera. Está en fase de financiación y si se completa, podríamos rodarla el año que viene. El otro proyecto es de los productores de Gernika, que curiosamente podríamos pensar que eran de aquí, pero no, son andaluces afincados en Madrid. Contactaron conmigo porque les gustó el estilo de La noche del ratón y podría encajar en una historia que tienen en cartera. En este caso, estamos apuntalando el guion, para casar lo que quieren ellos y lo que querría yo para hacer la historia mía. Al mismo tiempo, también está en ronda de financiación y si la consigue, confío en que podamos rodarla en 2019.