Aitor Hernández (Historiador y escritor): «Mi novela está basada en un crimen real, necesito un núcleo de verdad para escribir» |
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Igandea, 2017(e)ko iraila(r)en 17-(e)an 22:24etan |
Euskaratzeko lanean ari gara.
Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 17 de Septiembre de 2017.
En Vallalmera, una pequeña ciudad de provincias, a finales del siglo XIX, las vidas de dos mujeres, madre e hija, y un hombre se van a cruzar peligrosamente. Las turbulentas relaciones pasionales que establecen van a desembocar en un terrible crimen. Esta historia, basada en hechos reales, y la posterior investigación policial es la que cuenta el irunés Aitor Hernández en su recién publicada novela 'Almas envenenadas'. El libro, editado por Milenio y mezcla de género negro y costumbrista, supone la primera incursión larga del historiador irundarra en el mundo de la ficción.
-Su novela tiene como base unos hechos reales ocurridos en Francia a finales del XIX. ¿Por qué eligió esta historia?
-Está basada en un crimen real que escandalizó a la sociedad francesa de la época. Me llamaron la atención dos cosas. En primer lugar, que los hechos podrían haber sucedido en cualquier lugar y en cualquier época, porque la historia trata de pasiones. En segundo lugar, me impactaron las personalidades extremas de los personajes.
-Se ha apoyado en un hecho para escribir su primera novela. ¿Ha pesado el historiador?
-Yo me considero más historiador que novelista. Necesito que la historia sobre la que escribo tenga un núcleo de verdad. En esta novela, respeto la estructura de la historia, aunque añado personajes y escenas y traslado el sustrato francés del XIX a la misma época de una ciudad castellana imaginaria.
-En la contraportada del libro leemos los nombres de León Vitalis y Marie Boyer, los protagonistas reales del crimen. ¿No le importa destripar la novela?
-No, no me importa. Goethe decía que los hechos por acontecer proyectan su sombra por anticipado. Aquí se ve, desde el principio, que va a ocurrir algo fatal. Pero esa es sólo la primera parte del libro. La segunda es más policiaca, porque en ella comienza la investigación. Para mí, la investigación es secundaria. Lo que me interesa más es el choque de pasiones y personalidades que se da en la primera parte.
-Esta novela supone su salto a la ficción y se ve que lo ha pasado bien escribiéndola. ¿Vamos a seguir contando son sus investigaciones históricas?
-¡Claro! He escrito historia antes y seguiré escribiéndola después.
-Entre sus libros históricos, llama la atención 'Ku Klux Klan. El brazo armado del Partido Demócrata', el primer estudio sobre este tema escrito en español, utilizando material original de la época.
-Yo iba a escribir un libro sobre la Guerra Civil norteamericana, pero al empezar, me pareció más interesante lo que había sucedido alrededor de la guerra, todo el proceso secesionista, porque hay en todo ello algo muy actual. En el sur de EE UU, los que pierden la guerra la acaban ganando utilizando el terrorismo masivo, a través de KKK y otros grupos partidarios del supremacismo blanco. En 7 u 8 años, asesinan a más gente que la inquisición española en 300 años. Borran del mapa al Partido Republicano y empiezan a aprobar leyes en las que prácticamente anulan la Constitución. Se la saltan por encima. Si la Constitución dice que los negros pueden votar, ellos aprueban una ley que dice que para votar, hay que saber leer y escribir y tener una renta mínima de tantos dólares. Ese terrorismo es un tema tabú todavía en EE UU.
-Partiendo de su conocimiento, ¿puede interpretar las manifestaciones racistas de este pasado agosto en Virginia?
-El sur de EE UU está lleno de estatuas, calles y colegios que llevan el nombre, no ya de gente que defendiera la secesión, sino de gente del KKK. Ahora, se está perdiendo el miedo y se está pidiendo la retirada de monumentos que no son de recibo. En cuanto a interpretar lo que ocurre... En este momento, oímos a cualquiera opinar sobre cualquier cosa. Creo que quien conoce la historia puede opinar con más criterio que quien no la conoce, pero que conozcas el pasado no significa que puedas avanzar el futuro. Los historiadores nos equivocamos, aunque menos que los economistas, que nunca prevén las crisis. Tuve un profesor que decía que en historia hay que esperar sorpresas tan grandes como en física cuántica.
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«Verse encerrados con alambradas después de luchar por la libertad les hizo sufrir terriblemente» |
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Igandea, 2017(e)ko iraila(r)en 17-(e)an 16:01etan |
Euskaratzeko lanean ari gara.
Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 17 de Septiembre de 2017.
Ramón Villalba, presidente de la Asociación Tierra de Memoria y Lucha, dice, en broma, que él está en este mundo «gracias a Gurs», porque sus padres se conocieron en el campo de concentración. Participa en el documental de Askatasunarte y el viernes aportó su testimonio en la presentación de la película.
La de sus padres es una historia dura, enmarcada en un exilio sin retorno. «Estoy muy contento de estar hoy aquí y de ver tanta gente que quiere conocer la historia de Gurs», dijo Ramón dirigiéndose al público del Amaia. «Soy un poco hijo de ese campo, porque mi padre, que venía de Durango, encontró allí a mi madre, que venía de Asturias. Se casaron el 14 de abril del 45 en Oloron y yo nací en el 46. En Gurs, mis padres sufrieron de frío, de barro, de hambre... Ellos, como miles que habían luchado contra el fascismo aquí en España, se vieron encerrados. Al pueblo francés no se le puede acusar, pero sí al gobierno del Frente Popular. Empezó tirando como colillas a los soldados republicanos españoles en las playas y luego construyó 25 campos de concentración en el sur de Francia, donde encerró detrás de alambradas a los que lucharon por la libertad. Verse así les hizo sufrir terriblemente».
Hoy, tantos años después, Ramón Villalba quiere recordar «a todos aquellos hombres y mujeres. Por ley de vida, la mayoría de ellos ha muerto y están enterrados del otro lado de los Pirineos. Es terrible lo que sufrieron. Se sabe que con la dictadura se sufrió mucho más aquí, pero hay que acordarse de esa gente que estaba sólo a unos kilómetros de la frontera y no podía volver o no quería mientras no hubiese república. Yo los conocí y puedo decir que no perdieron los valores, ni el coraje».
Ramón Villalba reiteró su agradecimiento a los autores del documental y al público asistente «por estar aquí y por ayudarnos a sacar del olvido lo que fue el campo de Gurs».
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«Hay que mantener la memoria viva, porque lo que he pasado no quiero que lo pase nadie» |
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Igandea, 2017(e)ko iraila(r)en 17-(e)an 15:56etan |
Euskaratzeko lanean ari gara.
Noticia publicada en Diario Vasco, el domingo día 17 de Septiembre de 2017.
El irunés José de Sola, superviviente de Gurs, tampoco regresó del exilio. Entró siendo un niño en el campo de concentración de Gurs y quiso acudir a la proyección del Amaia porque le hacía especial ilusión «estar en la ciudad natal de mi familia».
José dio las gracias «a todas estas personas y asociaciones que se ocupan de que la memoria quede viva, porque lo que he pasado no quiero que nadie lo pase. Cuando empezó la guerra pasamos de Hondarribia a Hendaya en una lancha. Mi padre era tornero y trabajaba en el depósito del ferrocarril, aquí en Irun. Mi madre también era irunesa, pero trabajaba en Hendaya, en el Palais de Cristal. Mi madre tenía amigas en Francia y nos acogieron bien, pero como la República resistía, mi padre quiso ir a Barcelona y después, de Barcelona fuimos a la frontera francesa».
Una vez al otro lado de la muga, «a los hombres los mandaron al campo de Argèles y a las mujeres y niños, al centro de Francia. Mi padre salió del campo de Argèles y encontró trabajo en un pueblo al lado de Oloron, donde empezó a trabajar de tornero. Allí vivíamos bien, en un piso amueblado y todo. Pero con el gobierno de Vichy, vinieron a por los que llamaban 'los indeseables'. Nos cogieron y nos llevaron, primero a un campo al lado de Pau y luego al de Gurs».
A José, que tuvo que conocer varios campos, el de Gurs le pareció «el peor. Estaba lleno de barro y las barracas, todas rotas. Cuando llovía, nos caí al agua encima. En cada barraca había 60 personas, la comida era remolacha, nabos y un poco de pan. Cuando empezaron a llevar a los judíos, nos mandaron a otro campo y de ese, a otro. Conocí a un matrimonio judío bastante mayor. La mujer se quedó agachada en un rincón de la barraca. No quería comer ni beber. Mi madre le ofrecía comida y no quería. Allí se quedó quieta hasta que murió». |
El infierno, a hora y media de casa |
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Igandea, 2017(e)ko iraila(r)en 17-(e)an 15:52etan |
Euskaratzeko lanean ari gara.
Noticia publicada en Diario Vasco,el dominigo día 17 de Septiembre de 2017.
Sólo por el miedo que es capaz de inocular un régimen dictatorial, o por el instinto de alejar a los hijos del dolor propio, o por las dos cosas a la vez, puede explicarse el desconocimiento que, hasta hace pocas fechas, se ha tenido del campo de Gurs. Situado a hora y media en coche desde la frontera, por este campo abierto en 1939 para acoger, supuestamente, a los refugiados de la guerra española, pasaron más de 60.000 personas, entre ellas cerca de 6.000 vascos y 362 iruneses. En 1945, Gurs cerró sus puertas, dejando tras de sí una terrible historia de campo de concentración. Sus barracones fueron quemados y sobre el terreno que ocuparon, se plantaron árboles para que el bosque sepultara la memoria. Un cementerio con más de 1.000 lápidas es todo lo que quedó de aquel «infierno de barro», como lo calificaron los cautivos.
El desconocimiento sobre el campo de Gurs ha sido tan grande como las ganas de saber qué fue lo que ocurrió allí. Prueba de ello, es que el Centro Cultural Amaia registró un lleno absoluto en el estreno del documental 'Gurs, un recuerdo desde el olvido', celebrada el pasado viernes.
Dirigido por Alejandro Santos y Natalia Cambronero y producido por la asociación Askatasunarte, con subvención del Gobierno Vasco y aportaciones desinteresadas de numerosos colaboradores, el documental quiere ser «nuestra pequeña aportación para que se conozca la historia del campo de Gurs», dijo el director. «Se trata de un trabajo humilde, porque no somos profesionales, pero hemos puesto todo el corazón». Santos expresó su alegría ante el interés despertado por el documental y agradeció al público su asistencia.
«Es un trabajo humilde, porque no somos profesionales, pero hemos puesto todo el corazón»ALEJANDRO SANTOS DIRECTOR DEL DOCUMENTAL
«Los iruneses fuisteis los primeros en conocer la Guerra Civil en toda su dimensión militar»JOSU CHUECA HISTORIADOR
La película incluye fotografías, planos y documentos del campo; testimonios de varios supervivientes (entre ellos los iruneses José de Sola, Ricardo Arruti y Ramón Ruiz -ya fallecido) y de descendientes de cautivos; explicaciones de historiadores de ambos lados de la muga e intervenciones del lehendakari Iñigo Urkullu y del alcalde de Irun, José Antonio Santano. El primer edil irunés acudió el viernes a la proyección del documental y agradeció el trabajo realizado por Askatasunarte.
Antes de que se proyectara la película, los espectadores del Amaia asistieron a una emotiva presentación, en la que pudieron escuchar de viva voz el testimonio de un superviviente del campo y del hijo de un matrimonio cautivo.
El historiador Josu Chueca fue el encargado de contextualizar el documental, con un resumen breve y claro de la historia de Gurs. La película «sirve para aproximar un episodio de la historia, al mismo tiempo lejano y cercano», dijo Chueca. «Lejano , porque hablamos de los años 1939 a 1945 y porque no lo hemos recuperado para la historia hasta hace muy poco tiempo y cercano, porque Gurs está a hora y media de Irun».
Esta cercanía geográfica es también una cercanía sentimental, ya que 362 irundarras «estuvieron internados en este campo. Los de Irun», añadió el historiador, «fuisteis los primeros en conocer la Guerra Civil en toda su dimensión militar. La primera gran batalla se dio aquí, en el Bidasoa, e Irun se vació prácticamente, gracias a la cercanía con la muga, en los primeros días del septiembre de 1936».
Muchos de los iruneses que cruzaron la frontera se quedaron diseminados por Francia. Otros muchos «fueron por Cataluña, a seguir luchando en favor de la República y tuvieron que volver a pasar la muga en el 39. Con lo que no contaban los milicianos y refugiados españoles de febrero, marzo y abril del 39 es con que la Francia republicana, la Francia del Frente Popular iba a hacer verdad en su propio territorio aquel cablegrama de Franco que decía: ''Cautivo y desarmado el ejército rojo, la guerra ha terminado''. Es verdad que la guerra había terminado», prosiguió el historiador, «y es verdad que a este ejército republicano que pasó al exilio, se le desarmó y se le puso en régimen de cautividad en los campos de concentración, a los que buscaron muchos eufemismos, los mismos que hoy en día buscamos para los campos de internamiento de extranjeros y para esconder una realidad de negación de derechos y libertades, de mala alimentación y de enfermedades».
En este contexto surgió el campo de Gurs. En los primeros días de abril de 1939, «trajeron a 6.000 vascos, más de 2.000 españoles (así los catalogaban los franceses, no es que yo los diferencie)», puntualizó Chueca, además de brigadistas internacionales y aviadores. Estos fueron los 18.000 primeros habitantes de un campo que se construyó con 382 barracones «y con centenares de metros de alambre de espino para hacerles ver que eran cautivos».
De Gurs a Auschwitz
Gurs se mantuvo en funcionamiento no sólo para los españoles en fuga, sino que «dada la continuidad del fenómeno represivo, a través de la II Guerra Mundial, sirvió para albergar a miles de refugiados y deportados y, a partir del año 42, se convirtió en un eslabón más de la cadena que llevaba a la gente al campo de exterminio de Auschwitz».
Gurs se convirtió en «una historia de vergüenza para los franceses», añadió Chueca. «Cuando acabó la guerra, decidieron desmantelarlo y hacerlo desaparecer plantando un bosque. Durante años, no se ha hablado de Gurs y su historia se ha recuperado, a través del trabajo de asociaciones, historiadores, descendientes de los internados e iniciativas como las de Askatasunarte. El documental que se estrena hoy en Irun es un producto digno y una puerta para entrar en esa triste realidad de la historia, de nuestra historia». |
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