La parroquia del Juncal recibe al quinteto de góspel Aba Taano |
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Asteartea, 2016(e)ko abuztua(r)en 16-(e)an 10:54etan |
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Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el martes día 16 de Agosto de 2016.
La parroquia del Juncal recibe al quinteto de góspel Aba Taano
A capella. Los componentes del grupo Aba Taano, que el sábado actuarán en la parroquia del Juncal.
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LOS CANTANTES, QUE HAN ACTUADO EN MÁS DE DOCE PAÍSES EUROPEOS Y HAN GANADO VARIOS PREMIOS MUSICALES, PROCEDEN DE UN ORFANATO UGANDÉS
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EL JOVEN GRUPO AFRICANO RECAUDA FONDOS PARA EL PROYECTO 'MÚSICA PARA SALVAR VIDAS'
16 agosto 201600:15
Cinco voces cálidas pertenecientes a cinco jóvenes llenos de humor, alegría y dinamismo se han unido para formar el grupo Aba Taano, que el próximo sábado, a las ocho de la tarde, ofrecerá un concierto en la parroquia de Santa María del Juncal. Cantos a capella, escenificados, y expresivos, con un planteamiento original y muchísimas tablas son las características de este grupo ugandés, que ha cantado ya en más de doce países europeos y ha recibido varios premios en concursos musicales.
Ahora, con la colaboración de la parroquia de Santa María del Juncal, el público irunés tendrá la ocasión de escuchar a este quinteto que canta góspel africano y americano, melodías tribales y versiones propias de temas populares. El grupo está compuesto por Nabbaale Harriet (mezzosoprano), Kimeze Joshua (barítono), Kamoga Morris (bajo), Mayanja Louis (bajo) y Ssenteza Derrick (bajo y director).
Entrada gratuita
A pesar de la alegría que transmiten en sus conciertos, «detrás de cada uno de estos jóvenes hay unas historias terribles», señalan desde la parroquia del Juncal. «El grupo tiene su origen en un orfanato de Uganda y con sus actuaciones ayuda a recaudar fondos para el proyecto 'Música para salvar vidas', que revierte en los niños que viven ahora en el orfanato».
La parroquia del Juncal ha querido «ayudar a este grupo de jóvenes cantores de góspel a organizar su actuación en Irun. Sabemos que ofrecen unos conciertos maravillosos, elegantes y distintos y creemos que es un lujo poder escuchar sus voces en nuestra ciudad».
La entrada al concierto será gratuita. «El público que quiera colaborar puede adquirir sus discos y otros objetos que ellos traen de Uganda. Es así como ellos recaudan fondos», añaden desde la parroquia.
Aba Taano se ha transformado en el mayor apoyo del proyecto 'Música para salvar vidas', pero no es el único grupo musical que ha salido del orfanato de Kampala. Al quinteto de góspel se suman los grupos Uganda Natumayini, AF Ndanza y Kawá. Las giras de los grupos por distintos países y la organización de los conciertos son complejas y costosas, por lo que lo que se recauda para el orfanato es el margen de beneficio que se obtiene, una vez cubiertos todos los gastos.
Los responsables del proyecto 'Música para salvar vidas' agradecen a sus colaboradores y al público que se acerque a escuchar al quinteto Aba Taano «su ayuda en esta bella tarea».
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La festividad de Santa Elena se celebra con una visita guiada y una misa en la ermita |
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Asteartea, 2016(e)ko abuztua(r)en 16-(e)an 10:49etan |
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Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el martes día 16 de Agosto de 2016.
La festividad de Santa Elena se celebra con una visita guiada y una misa en la ermita
Misa en el interior de la ermita de Ama Shantalen. / F. DE LA HERA
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LA BANDA DE MÚSICA CIUDAD DE IRUN OFRECERÁ UN CONCIERTO EL SÁBADO EN LOS JARDINES DE LA RESIDENCIA AMA XANTALEN
16 agosto 201607:18
El jueves, día 18, se celebra la festividad de Santa Elena. Con este motivo, Irungo Alde Zaharra-San Juan Auzo Elkartea ha organizado una serie de actos que tendrán lugar en la ermita que lleva su nombre. El mismo jueves, a partir de las 16.00 horas, tendrá lugar una visita guiada gratuita al yacimiento arqueológico y museo que guarda la ermita en su interior. El sábado, día 20, a las diez de la mañana, la ermita volverá a abrir sus puertas al público y a las once se celebrará una misa.
También el sábado, una vez terminada la misa, a las 13.00 horas, la Banda de Música Ciudad de Irun ofrecerá un concierto en los jardines de la Residencia Municipal Ama Xantalen, con un ameno programa compuesto por bailables y melodías populares. Para terminar, a las dos de la tarde se celebarará una comida popular en el restaurante Txalaka, para la que ya pueden adquirirse los tickets. Al término de la comida, la Asociación de Vecinos Parte Vieja-San Juan hará entrega del III. Txapelaundi Saria.
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Si las piedras de Irun hablaran... |
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Igandea, 2016(e)ko abuztua(r)en 14-(e)an 22:19etan |
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Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 14 de Agosto de 2016.
Si las piedras de Irun hablaran...
FOTOGALERÍA
La ermita de Santa Elena fue el punto de partida de un paseo por la historia del barrio, a cargo de la historiadora Mertxe Tranche. / REPORTAJE FOTOGRÁFICO: FLOREN PORTU
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EL PROGRAMA DE FIESTAS DE AMA XANTALEN CONTÓ CON UN PASEO GUIADO POR EL BARRIO
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DURANTE DOS HORAS LA HISTORIADORA MERTXE TRANCHE CONTÓ ANÉCDOTAS Y LA HISTORIA DE ALGUNAS DE LAS CALLES DE LA PARTE VIEJA
14 agosto 201613:35
Si las piedras y edificios de la Parte Vieja pudieran hablar, muy probablemente contarían lo mucho que ha cambiado esa zona en dos siglos, de las constantes reconstrucciones, anécdotas de personajes peculiares o el compromiso que algunos irundarras tenían con su ciudad. Cada esquina de Irun tiene una historia que contar, y algunas aún están por descubrir. Dentro del programa de fiestas de Ama Xantalen, que se celebran estos días, la historiadora Mertxe Tranche fue la encargada de poner voz a las historias que guardan las calles de la Parte Vieja. «Lo que ha sido se transforma para seguir siendo», aseguró nada más empezar la visita, y puso como ejemplo a la ermita de Santa Elena, uno de los puntos «más antiguos del barrio y de Irun». Antes de convertirse en ermita cristiana, hacia el siglo VIII, sobre el siglo II a.c. fue un centro de culto «indígena», y hoy día es de las pocas supervivientes del Irun antiguo que aún se conserva. Uno de los principales culpables de que no haya más edificaciones del pasado es el fuego. «Cada 60 años había un 'bonito' incendio», explicó Tranche, y añadió, en tono jocoso, que «vamos con un poco de retraso».
PROGRAMA PARA HOY
11.00: Juegos infantiles.
12.00: Txirrista de agua en la calle Peña.
13.30: Comida Picnic en la plaza Urdanibia. Es preciso llevar la comida de casa.
15.00: Actuación del payaso Dudu.
15.30: Espectáculo de Armiarma y a continuación taller.
16.00: Campeonato de Mus.
17.00: Chocolatada.
18.00: Taller para niños y niñas a cargo de Mursego.
21.30: Concierto de Ekiza.
Tras explicar los restos hallados dentro de Santa Elena, el grupo se dirigió a la fuente y antiguo lavadero que, aunque muchos confunden con una ermita, hasta 1855 fue el único acceso al agua con el que contaba la ciudad. Construida por Agustín de Zamora en 1677, la historiadora contó que, antiguamente, en las casas «la criada más humilde era la moza de cántaro, y era la que venía todos los días a por agua, que se usaba para todo». Pero ese lugar también era un punto para lavar la ropa, el pescado o los caballos, por lo que además de ser un punto «muy vivo en el que había mucha vida de las mujeres», también «era un foco de infecciones».
Para algunos de los asistentes la mayor revelación del paseo fue la historia de un muro que se encuentra junto al lavadero, restos de una casa construida junto a una fábrica de cerillas que se instaló allí, una de las tres con las que contó Irun. A principios de 1850 la ciudad «se llenó» de cerilleras, que por aquel entonces usaban fósforo blanco para fabricar cerillas. Tranche contó que ese material prendía con poca temperatura, «sólo con el calor corporal», pero que sobre todo era muy venenoso. «Muchas trabajadoras morían de una enfermedad que se llamaba trismo, y que entraba por las caries pudriendo la mandíbula y los huesos de la nariz». Ese tipo de cerillas eran las que se producían en las fábricas de Azken Portu -«la más importante»-, en la de la calle Mayor y la que estaba junto a la fuente, que era totalmente manual.
Las nuevas aduanas
El origen de esas y otras fábricas fue consecuencia de las Guerras Carlistas. La historiadora contó que hasta 1841 la frontera no se ubicaba en Irun, sino en Miranda, por lo que «se podía ir a Baiona o San Juan de Luz a comprar sin pagar nada». Algo que cambió a partir de esa fecha como consecuencia de la contienda, tras la que se decidió situar la aduana en los puntos de frontera y costa. «De repente, había que pagar por comprar chocolates o cerillas en Baiona. ¿Qué hicieron los baioneses? Poner fábricas aquí». Coches, cerillas, peines, pianos, muebles, velas... Compañías de todo tipo se instalaron en Irun, «fundamentalmente con el capital de los judíos de Baiona, una colonia que aún existe y que se estableció allí tras ser expulsados de Portugal».
Los judíos contaban con agentes encargados de crear nuevas empresas, y uno de ellos fue quien fundó la cerillera cercana a la fuente. La fábrica se cerró tras se absorbida por otra (también judía), tecnológicamente más avanzada al tener un motor de vapor, que más tarde construyó allí «una casa para sus capataces, cerca de algunas partes de muro de lo que había sido la 'fabrika zaharra'. Y eso en el barrio sí que os suena, ¿no?», preguntó la historiadora.
El recorrido continuó por la calle Dolores Salís, escultora y autora, entre otros libros, de 'Exilios', que narra «el exilio de Irun y cómo los irundarras observaron el incendio de la ciudad desde Hendaia». La siguiente parada fue el antiguo hospital de pobres y peregrinos -el euskaltegi municipal-, un edificio construido por Sancho de Urdanibia. «Muere con un fortunón con el que, además de construir el hospital, permite mantenerlo doscientos y pico años», explicó Tranche. Al hablar de la plaza Urdanibia, la historiadora recordó que en el frontón que allí había se jugó, el 9 de agosto de 1846, «el partido de pelota -en modalidad guante laxoa- más famoso de la historia. Ese día hubo gente que perdió el caserío y mucho más en apuestas».
Adentrándose en la Parte Vieja, el grupo paró en Contracalle, donde en el número 16 aún se conserva un símbolo masón. «A principios del siglo XIX Irun tuvo una logia masónica de la que habla Pío Baroja en el libro 'Aviraneta', un hombre que era de Irun», contó Tranche, y añadió que más tarde «hubo otra logia llamada 'Luz de amanecer'». Al margen del folklore que rodea a los masones, lo cierto s que la de Irun «fue una logia muy importante que influyó decisivamente en la historia de la ciudad», incidió Tranche, explicando que en ese grupo estaba «la gente que más tarde realizó toda la transformación de Irun después de 1837, cuando entraron los ingleses y lo arrasaron todo». Entre ellos estaban «los Echeandia o Policarpo Balzola (1813-1868), la gente que va a crear un nuevo Irun a todos los niveles. Y todos ellos eran masones».
El tramo final del paseo les llevó por las calles Larretxipi y Peña, para finalizar en la calle Jesús, donde Tranche contó algunas anécdotas sobre Luis Rodríguez Rodríguez, un peculiar cronista de la época que firmaba con el seudónimo de Nicéforo Buscapiés.
Concurso de marmitako
Además del paseo guiado, el viernes también tuvo lugar la semifinal de pala o el campeonato de futbolín en el bar Humo. Durante la mañana de ayer una de las actividades estrella fue la segunda edición del concurso de marmitako. El jurado, entre ellos los cocineros Félix Manso y Xabier Zabaleta, no lo tuvo fácil para elegir entre los diecisiete aspirantes. Tras mucho deliberar, proclamaron vencedor a Javier Anuarbe, de la sociedad Kateko. El segundo premio fue para Jon Guitiérrez y Piti Salbide, y el tercero para Joaquín Arzadun.
Tras el concurso gastronómico la calle Peña acogió una multitudinaria comida popular. Los bertsos, el triki poteo y una txaranga se encargaron de amenizar la calurosa tarde en la plaza Urdanibia, que a la noche acogió el concierto de Glaucoma ta Bad Sound.
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Larunbata, 2016(e)ko abuztua(r)en 13-(e)an 16:04etan |
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Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el sábado día 13 de Agosto de 2016.
Una dama fuera de serie
Galería. La exposición del CBA recoge fotografías de la vida profesional y personal de María Elena de Arizmendi.
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LA BAILARINA, ESCRITORA Y ETNÓGRAFA FUE UNA MUJER ADELANTADA A SU ÉPOCA QUE DEJÓ COMO LEGADO UNA EXTENSA OBRA DEDICADA A LA DANZA Y A LA INDUMENARIA VASCA
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EL CBA HOMENAJEA A MARÍA ELENA DE ARIZMENDI CON UN EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA
13 agosto 201608:07
María Elena de Arizmendi (San Sebastián 1916-Irun 2000)forma parte del trío de iruneses no nacidos en la ciudad a los que el CBA rinde homenaje este verano, a través de una exposición fotográfica, que recoge algunas de sus obras y objetos personales. El arquitecto Manuel Sainz de Vicuña, del que hablamos la pasada semana y el farmacéutico José Luis Loidi, a quien dedicaremos un próximo reportaje completan este trío de ilustres autores que eligieron Irun como ciudad para vivir.
El trabajo de María Elena de Arizmendi ya había sido reconocido por la Biblioteca Municipal antes de que se inaugurara la muestra fotográfica, ya que una de las salas del CBA, concretamente la número 16, lleva su nombre. Ahora, la exposición impulsada por el propio centro nos da la oportunidad de conocer a esta escritora que vivió en Irun su juventud y gran parte de su edad madura.
'Vascos y trajes'
En una de las vitrinas de la muestra, se expone 'Vascos y trajes', una publicación de dos volúmenes con prólogo de Julio Caro Baroja y más de 600 ilustraciones, muchas de ellas de Gaspar Montes Iturrioz, que constituye la aportación fundamental de María Elena de Arizmendi a la cultura vasca. Publicado en 1976 por la Sociedad Guipuzcoana de Editores, es su obra más extensa, pero no la única. Decenas de artículos publicados en periódicos y revistas especializadas llevan su firma y todavía se recuerdan sus conferencias sobre aspectos relacionados con la danza en foros de varias ciudades europeas y americanas.
«Me toca presentar un libro que da más de lo que promete. Podría decirse que se trata de una historia del pueblo vasco a través de sus trajes», dice Caro Baroja en su prólogo de 'Vascos y trajes'.
«Los primordial era documentarme con hondura y extensión», afirma María Elena en una de las entrevistas concedidas, con motivo de la presentación del libro.
Pero la imagen que la autora ofrece en los retratos colgados del las paredes del CBA no responde a la de una investigadora. Más parece una actriz de la época dorada de Hollywood o o una diva del bell canto.
Su hija, María Elena Iribarren, enlaza con naturalidad el porte de esta gran dama con su laboriosa dedicación. «Ella era una persona de escena, desde niña, por su afición a la danza», dice. «De joven, tuvo una gran vocación y una gran facilidad para la danza y actuó en muchos escenarios. Pudo haber sido profesional pero no quiso. Se hizo novia de mi padre, se casó y fue madre».
En su joven época de bailarina, María Elena de Arizmendi entabló relación de amistad con Cristóbal Balenciaga, que confeccionaba el vestuario para alguinas de sus actuaciones. Uno de los vestidos que el modisto hizo para la escritora puede verse en la exposición del CBA.
Cuando María Elena Iribarren tenía 8 años ya recuerda a su madre «escribiendo y dando conferencias sobre danza. Exploró todos los terrenos del ballet y de la danza popular del País Vasco. Veía que se habían olvidado muchas cosas y eso le daba mucha rabia. Entonces empezó a documentarse, con la intención de reivindicar toda la riqueza que había en nuestra danza popular».
A través del grupo Izardi, que ella misma dirigió, «empezó a rescatar bailes que se habían olvidado. Recurría a personas mayores, buscaba contactos en pueblos, grababa a mujeres cantando, iba a fiestas para recabar información ... Hizo una gran amistad con Mauricio Elizalde, un txistulari extraordinario que había en el Baztan y que no sólo sabía las músicas, sino los pasos de las danzas».
Amistad con Sorozabal
María Elena de Arizmendi tenía una amistad muy grande con Pablo Sorozabal. «Empezó a pedirle que recuperara músicas que ella recogía con su pequeño magnetofón portátil y así recompusieron muchísimas danzas. El zortziko de las bateleras, por ejemplo, es una partitura que Sorozabal hizo a petición de mi madre y el impulso para componer 'Gernika' se lo dio mi madre cuando le hizo escuchar unas cintas que había grabado al txistulari Muricio Elizalde»
Tantos datos llevaba recopilados María Elena de Arizmendi «que tuvo la idea de escribir el libro que luego sería 'Vascos y trajes'». Se recorrió todas las bibliotecas vascas y siguió documentándose en Madrid, en Bayona, en París, en el Museo de la Indumentaria de Berlín... «Hizo un trabajo inmenso para una sola persona», comenta María Elena Iribarren. «En aquella época eso era bastante extraordinario en una mujer. No era nada habitual, pero tampoco era habitual tener un marido como mi padre, que la alentaba y la acompañaba de un lado a otro y que fue quien le enseñó a hacer fotos. Él era arquitecto pero también era un gran fotógrafo y mi madre fue una buena alumna. La verdad es que la vida de María Elena de Arizmendi fue una vida fuera de serie».
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