En el cursillo que la asociación Adiskidetuak imparte en el taller de cocina de Bidasoa activa se escuchan los más variados acentos del español de Latinoamérica. Entre todos ellos, sobresale el mexicano, porque es Pilar Arteaga, una cocinera nacida en el DF, quien imparte las clases. Hace siete años, Pilar llegó al restaurante Zuberoa, de Oiartzun, para hacer unas prácticas de doce meses. Al término de su periodo de aprendizaje, el chef, Hilario Arbelaitz, le pidió que se quedara y allí sigue.

Esta cocinera de nombre aragonés y apellido vasco, que se gana la vida en el Zuberoa, decidió, hace ahora tres años, compartir desinteresadamente sus conocimientos «con gente que viene de fuera, como vine yo. Tenía ganas de hacer algo por ellos. Por eso creamos el cursillo de cocina, de la mano de Adiskidetuak y la verdad es que va muy bien. La gente se apunta y tiene mucho interés por aprender».

Pilar Arteaga enseña a sus alumnos «recetas sencillas que se puedan hacer en casa. Intento que pierdan el miedo a cocinar cosas diferentes a las que se hacen en sus países de origen. Trato de que se integren en el lugar en el que viven, que es un lugar excelente para cocinar y para comer. Trato de que aprendan a comer lo que se come aquí, porque los gustos son muy diferentes. Hay gente a la que le cuesta situarse y a veces no se sitúa porque no sabe qué es lo que puede comer. Trato de que se familiaricen con los ingredientes y con la cocina de aquí, que no es la nuestra de origen, pero que ya forma parte de nuestra vida».

El día en que se realiza este reportaje, Pilar y sus alumnos han preparado «unas berenjenas rellenas de champiñones con salsa bechamel, un pisto y una tarta de manzana con crema pastelera». Todo tiene una pinta estupenda «y está buenísimo».

Honduras, Cuba y Nicaragüa son los lugares de origen de algunos de sus alumnos, «aunque también hay españoles». El grupo es heterogéneo no sólo por la procedencia de sus integrantes. Hay hombres y mujeres a partes iguales y las edades oscilan entre los 20 y los 50 años. «La mayoría de la gente que viene no es cocinera, no trabaja en cocina, pero aprender a cocinar le sirve de complemento. Hay gente que cuida ancianos, gente que trabaja en una oficina, gente que hace recados...»

Pedimos a la familia Cruz que elija un plato de su país y otro de aquí. «De Honduras, lo que más nos gusta es la baleada. Es el desayuno típico de allí y consiste en una tortilla de harina que lleva dentro aguacate, huevo frito, frijoles y mantequilla. Es un desayuno muy fuerte, que se suele acompañar con una taza de café», explica Dulce. «De aquí, lo que más nos gusta a mi hermano y a mí son los pintxos de tortilla de patatas y a mi padre, el entrecot y el pescado».

Pilar Arteaga elige, también, sus platos preferidos. «De México, el típico mole, que es una salsa hecha a base de muchos chiles, que no necesariamente pican. Es un plato que va especiado, que lleva frutas, que va ligado y que, además de estar riquísimo, para mí tiene mucha historia familiar. De aquí, me quedo con el bacalao ajoarriero. Me encanta. Es un plato muy sano, sencillo de hacer y lo tengo familiarizado desde pequeña, porque hay mucha influencia de España en la cocina mexicana. Yo lo he comido desde niña y cuando llegué aquí y lo encontré, me sorprendió que éste fuera su origen».

Para Pilar, hay platos deliciosos en todas partes, pero lo más importante de la cocina «es compartirla y disfrutarla» con aprendices «de cualquier lugar del mundo. Ésta es una cocina multicultural», dice. «Las recetas de estos primeros talleres son muy locales, pero con el tiempo haremos recetas mexicanas, indias..., lo que la gente pida».

La feria de Santo Tomás, como cada 21 de diciembre, ambientará mañana la plaza Urdanibia. Si las previsiones meteorológicas se cumplen, los irundarras podrán disfrutar de esta tradicional fiesta como pocas veces. No sólo no se espera lluvia (quizá muy ligeramente a primera hora de la jornada) sino que se prevén temperaturas en esta línea que lleva diciembre, mucho más agradables para disfrutar de la calle que las que suelen acompañar al último mes del año.

Por la mañana. Desde las 9.30 se abrirán los puestos del concurso-exposición de productos agroalimentarios, organizado por el Ayuntamiento e Irungo Euskal Kirolak, cuyos premios se entregarán hacia las 12.00. A las 10.30 habrá degustación de miel a cargo de Gipuzkoako Erlazainen Elkartea.

Por la tarde. Desde las 17.30 hasta las 22.00 horas, actuación de Txorimaloak, Adaxka, Ibarla Meaka, Eraiki, Udal Musika Eskola, Auntxa, Meaka Euskal Dantza, Kemen y Meakako Adixkideak en este orden.

Por la noche. Actuación de presentación de la nueva elektro-txaranga local Burrunba, a partir de las 22.00 horas.

No sería mala cosa para una festividad de Santo Tomás que plantea un programa de mañana, tarde y noche, todo al aire libre y acompañado por txosnas que, este año, han montado Elatzeta Kirol eta Kultur Elkartea, Asociación Educativa Goiztirin Hazi, Landetxa Kirol Taldea, Santiagotarrak, Asociación Juvenil Gaztedi Berria y Aurreratu Elkartea y que abrirán de 10.00 a 00.30 horas.

La jornada de mañana empezará pronto, a las 8.30 horas, para los asentadores de los puestos del concurso-exposición de productos agroalimentarios que cada año coorganizan el Ayuntamiento de Irun y la sociedad Irungo Euskal Kirolak. Aunque no abrirán al público hasta una hora después, están citados a las ocho y media para el sorteo de puestos.

A las 10.30 empezará la degustación de miel, gracias a Gipuzkoako Erlazainen Elkartea, y para cerrar la mañana, a las 12.30, tendrá lugar la entrega de los premios correspondientes a los concursos de verduras y hortalizas, animales y miel.

Por la tarde, hasta nueve grupos de música y dantza de la ciudad se sucederán en el escenario para sumar ambiente y, desde las 22.00 horas, la plaza disfrutará de la primera actuación de la elektro-txaranga local Burrunba, que ha elegido la jornada de mañana para presentarse en sociedad. Para quien no conozca el concepto, se trata, como su nombre indica, de una txaranga (instrumentos de viento y percusión) reforzada con instrumentos eléctricos (guitarras y bajo) y completada con voz. Burrunba propone un programa musical de versiones de temas «de rock vasco y español, canciones míticas en inglés, algunas caribeñas... Muchos 'himnos': canciones que todo el mundo conoce, ésas que cuando las ponen en un bar, la gente se viene arriba», afirman.

Desde ese planteamiento, Burrunba se convierte en una verbena, «pero ambulante», porque un carro con un generador les permite desplazarse como una txaranga. Mañana, arrancarán desde Aranaztarra Taberna «que nos ha patrocinado para ayudarnos a empezar, que siempre es difícil», y desde allí recorrerán con su música diversas zonas de la Parte Vieja. Son quince músicos de entre 18 y 35 años, con experiencia en txarangas y grupos, en las bandas de música Ciudad de Irun y Ciudad de Hondarria, en Big Bands... «todos de la comarca, salvo un despistado de Lezo, reunidos por una afinidad personal y musical».

Aunque la plaza Urdanibia sea como siempre el epicentro de la mayor parte de las actividades previstas para esta jornada, otras asociaciones y entidades se encargarán de extender el ambiente de esta fiesta a otras zonas de la ciudad. Más allá de lo que organizan diversas AAVV en sus respectivos barrios, la iniciativa Kantu eta dantza Irunen recorrerá las calles por quinto año en esta fecha, cantando y bailando vestidos con la tradicional ropa de caseros. «Cada año somos más y animamos a todo el que quiera a sumarse», invitan los promotores de la idea. Saldrán de Pío XII a las 18.00 para acabar en la plaza Urdanibia tras realizar paradas en Luis Mariano, plaza del Ensanche y plaza de San Juan en las que también harán sonar sus voces y bailarán algunos muxikos o fandangos con la ayuda de las trikis y los panderos que acompañan a los cantores.