Irun – El grupo irundarra Ostomila Txotxongilo Taldea había aspirado siempre a participar en Festitim, uno de los festivales de títeres tradicionales más importantes del mundo, que se celebra cada año en la localidad cubana de Matanzas. Zoa Tamara Cuéllar y Rubén Mejuto, directora e integrante de la compañía, respectivamente, acaban de cumplir ese sueño y, además, lo han hecho por todo lo alto, ya que esta semana han estado presentes en el certamen como representantes oficiales de la cultura vasca.

Acompañados en esta ocasión por la acordeonista Garazi Navas y el ex cantor del coro Ametsa y ukelelista, Iñaki Urzainiki, Mejuto y Cuéllar han presentado en Cuba su última obra, Baleazaleak. Se trata “no solo de un espectáculo de títeres”, sino que también es “la culminación de un trabajo de investigación sobre la figura de Selma Huxley y la cultura Miq´mak”, cuentan.

Dicha investigación se inició a raíz del 500º aniversario del hundimiento de la nao San Juan y de la construcción de una réplica de la misma que se está llevando a cabo en Albaola Itsas Kultur Faktoria de Pasaia. “Aquello nos llevó a comenzar a investigar sobre la época de los balleneros vascos y sobre los Miq’mak”, explica Mejuto, haciendo referencia a un pueblo indígena que habita las tierras de Labrador, en Terranova (Canadá). “Su cultura ha estado muy relacionada con la de los vascos, con quienes mantuvieron una relación muy estrecha antes de la colonización. De hecho, existe un idioma vasco-algonquino que utilizaban para comunicarse entre ellos, y los Miq’mak tienen expresiones totalmente euskaldunes. Por ejemplo, a la pregunta acerca de qué tal están pueden responder ‘Apaizak hobeto’”.

En esta historia cobra especial relevancia la figura de la inglesa Selma Huxley, que dedicó buena parte de su vida a realizar investigaciones en torno a los balleneros vascos, y que incluso descubrió la presencia de ciertos galeones euskaldunes hundidos en aguas canadienses, como la nao San Juan.

Con este telón de fondo Mejuto y Cuéllar han elaborado una obra en la que se aborda un tema recurrente en las producciones de Ostomila: el de la identidad. “Tamara es euskaldun pero nicaragüense y con ascendencia boliviana. Por eso el de la identidad es siempre un tema de estudio para nosotros”, explica Mejuto.

La protagonista de Baleazaleak es Elaia, una niña euskaldun descendiente de los Miq’mak que quiere descubrir su identidad y la de sus ancestros. Tras encontrar en una playa un secreto que dejó Selma Huxley, la pequeña emprende un viaje imaginario que lleva al espectador hasta la época de los balleneros vascos. Todo ello aderezado con la presencia de criaturas mitológicas, apología del cuidado de la naturaleza, teatro de sombras y música euskaldun. Y es que la música también tiene un peso importante en las obras de Ostomila. En el caso de Baleazaleak, el pasado verano ofrecieron una función en Irun junto al coro Betiko Ametsa, después realizaron una adaptación con un trío y en este viaje a Cuba han contado con el apoyo de Navas y Urzainki.

Juntos han representado la obra en varias ocasiones a lo largo de esta semana dentro del Festitim de Matanzas, donde han recibido muy buenas críticas: “Nos ha ido muy bien; a la gente le ha gustado la temática elegida, por ser exótica e interesante. También hemos recibido muy buenas críticas por ofrecer música profesional en vivo, que es precisamente en lo que nosotros nos queremos diferenciar”.

Por otro lado, Cuéllar y Mejuto reconocen que este viaje no hubiera sido posible sin el apoyo de Idoia Otegui, gestora cultural y ex-directora del Museo y Centro Internacional de la Marioneta Topic de Tolosa. “Con su ayuda hemos logrado que el festival de Matanzas y el Instituto Etxepare firmaran un convenio, y por eso hemos podido representar la cultura del País Vasco de manera oficial”. En este sentido, señalan que siempre habían querido acudir al Festitim, ya que es un escenario muy importante, en el que se dan cita críticos e intelectuales del ámbito del títere y la marioneta de todo el mundo. Y aunque lograron que su obra fuera seleccionada para participar en esta última edición, la financiación para costear el viaje resultaba un problema. “Por eso ha sido tan importante el apoyo del Instituto Etxepare”, relatan.

No era la primera vez que la compañía cruzaba el charco para presentar Baleazaleak. Recientemente han estado en Bolivia y Nicaragua, que se suman al casi medio centenar de funciones que en los últimos meses han realizado en diversos puntos del Estado y en muchos otros de Euskal Herria, si bien aún les falta conquistar Iparralde. “Es algo que nos gustaría mucho”, cuentan.

Ahora que toca volver a casa, los integrantes de Ostomila aseguran que comenzarán enseguida a trabajar en un nuevo proyecto que ya tienen entre manos, relacionado con el teatro de papel.