Noticia publicada en Diario Vasco,el martes día 9 de Febrero de 2021.

Francisco Mera: «Estoy contento, siento que hay mucha gente apoyando el proyecto»

UN MÉDICO IRUNDARRA CON MUCHA ESPERANZA

Lo habrán visto en las noticias porque ha dado con una fórmula adecuada para tratar la Covid persistente

Francisco es médico de familia en un ambulatorio de Sant Feliu de Llobregat y está estudiando un fármaco para la Covid persistente.

YLENIA BENITOMartes, 9 febrero 2021, 08:23

Con tan solo 17 años, un joven Francisco dejó Irun para abrir los libros de medicina en Zaragoza. Generoso de vocación y convicción, quería ser médico porque quería ayudar a la gente. Después de Zaragoza llegaron otras ciudades siempre con visitas frecuentes a su casa, a Irun. Después de los libros de medicina también llegaron los del MIR y otros tantos estudios, pero lo que nunca imaginó fue estudiar un virus llamado Covid-19. Sin embargo, fue muy rápido en detectar y comenzar a estudiar un derivado: la Covid persistente. Francisco, al que en televisión llaman «un médico de Barcelona», ha encontrado un fármaco efectivo para tratar la Covid persistente. Al ensayo clínico lo ha bautizado como 'Esperanza Covid' y lo que arrancó siendo esperanza para su mujer, va camino de ser esperanza para miles de personas. Las restricciones, igual que el coronavirus, afectan a Francisco como al resto de la ciudadanía. Echa de menos Irun, pero, si todo va bien, antes de septiembre tendremos en Irun el 'Esperanza Covid' y a su creador. El médico de Irun que inventó un fármaco para la Covid persistente en Barcelona.

–Francisco, no sé si es buen momento para molestar a un médico...

–(Risas) No te preocupes. Nosotros también tenemos tiempo libre, aunque sea poco. Si podemos pillar el coronavirus como cualquiera, también podemos tener una horita libre. Además, me hace mucha ilusión hablar con gente de Irun.

–¿Hay morriña?

–¡Mucha! En verano me pude escapar con la familia unos pocos días, pero es cierto que esta situación me está obligando a ir menos de lo que me gustaría. Yo siempre he ido mucho a Irun. Echo de menos cosas tan sencillas como un café en Aguirre. Irun es mi paraíso en la tierra y por aquí no me canso de decir que es la mejor ciudad del mundo. A veces, incluso, me preguntan el nombre y lo primero que digo es que soy de Irun.

–Por ahí dicen que eres un médico de Barcelona...

–(Risas) ¡Ya lo he visto! Pero no creas que no dije que era de Irun, eh. Es que llevo ya muchos años en Barcelona, eso también.

–¿Hace cuánto que te fuiste?

–Me fui con 17 años, ¡casi nada! Quería estudiar Medicina, así que me trasladé a Zaragoza. Allí estuve seis años y luego me fui a Oviedo para el MIR. Yo creo que fue en el 2002 cuando empecé como médico en Barcelona. Y fíjate, ya estamos en el 2021. Se ha pasado todo volando.

–Sí, sobre todo el 2020. ¿En tus libros de medicina no te hablaron de la Covid-19, verdad?

–No, la verdad es que no, pero conocí el virus en seguida porque fue todo muy rápido. Muy explosivo. Me ubicaron fuera del centro de salud en el que estaba porque faltaban sanitarios y al poco mi mujer y yo nos contagiamos. Se paró el mundo.

–¿Cómo lo pasasteis?

–Bueno, pues más o menos. En casa confinados con Oihane y Unai, mis dos hijos, y sin demasiada angustia, por suerte. El problema vino después...

–¿Qué pasó?

–Yo me incorporé al trabajo bastante rápido. Es verdad que me encontraba cansado, pero lo achacaba a las horas de trabajo y al hecho de haber estado dos semanas enfermo. Mi mujer, sin embargo, no se recuperó tan bien. Se encontraba cada día peor. No podía llevar una vida normal y mucho menos volver a trabajar. Nos apuramos y fuimos a urgencias, pero salimos de allí sin una respuesta clara. Llegué a casa y me puse a investigar. Es algo que me ha encantado siempre, así que empecé a buscar posibles soluciones para mi mujer.

–¿Encontraste algo?

–Sí, probé el fármaco primero con mi mujer y poco a poco empezó a encontrarse mejor. Después con una doctora llamada Esperanza, de ahí el nombre, y también fue bien. Fuimos probándolo con otros pacientes para adquirir más experiencia y siempre fue bien, así que empecé a redactar un protocolo. Se ha visto que es un proyecto innovador y que puede ayudar a muchísima gente, por eso el proyecto se ha hecho grande y ahora estamos a punto de empezar con un ensayo clínico único en el mundo que se llama 'Esperanza Covid'.

–¿Esto quiere decir que tal vez pronto tengamos ese fármaco a nuestro alcance?

–Si todo va bien sí. Ya lo hemos probado con un buen número de pacientes, pero ahora con ese ensayo clínico lo probarán 300 personas.

–¿Cuándo podremos tenerte en Irun con ese fármaco?

–Yo seguro que voy antes porque me han propuesto participar en un proyecto no muy lejos de casa, así que creo que podré escaparme. Y el fármaco, si todo va bien, creo que antes de septiembre podría estar listo. Aunque queramos ir más rápido, estas cosas llevan su tiempo.

–¿Eres consciente de la importancia que tiene lo que estás a punto de conseguir?

–Estoy muy contento porque siento que hay mucha gente apoyándome a mí y al proyecto. Estoy orgulloso, pero no dejo de ser un médico más. Mis hermanas, por ejemplo, también han estado en primera línea en el Hospital Bidasoa o en Pamplona y me siento muy orgulloso. También de mi hermana pequeña, ella es bióloga y es una crak. Mucha gente, no solo sanitarios, ha hecho mucho.

–Ya te queda menos para volver a Irun...

–(Risas) Sí, lo bueno es que por aquí me voy encontrando muchos vascos e irundarras y puedo compartir la morriña. Tengo amigos irundarras como Eduardo, Jorge o Juan por aquí. O el otro día, sin ir más lejos, hablando de ese primer estudio de 'Esperanza Covid' para otro proyecto con un hombre de Valencia llamado Juan Custardoy Olavarrieta, descubrimos que su abuelo era de Irun. Me hace mucha ilusión reencontrarme con irundarras.