Que hace algunos años Irun olía a chocolate es una afirmación que se puede escuchar a menudo en boca de muchas personas que en aquellos días habitaban o frecuentaban la ciudad. Ese dulce aroma provenía de la fábrica Elgorriaga, que constituía uno de los símbolos de la localidad. En su interior se elaboraba desde 1954 la popular tableta La Campana.

La historia de la familia Elgorriaga se remonta, no obstante, varios siglos atrás, ya que fue en el siglo XVIII cuando abrieron las puertas de la primera confitería en el municipio fronterizo. Años más tarde, en 1838, comenzaron con la elaboración artesanal del chocolate y en 1923 se inauguró la fábrica ubicada en Mendibil.

Se trata de una trayectoria que ha estado principalmente vinculada a nombres masculinos. Sin embargo, fueron muchas las mujeres que hicieron posible la continuidad de la saga familiar. “Cuando hablamos de Elgorriaga siempre nos imaginamos a un maestro chocolatero, pero resulta que dentro de la fábrica la mayoría eran mujeres, porque tenían las manos frías, y eso era importante para el chocolate”, destacaba el viernes Irene Kastezubi, presidenta de la asociación a favor de la igualdad Gaurko Andreak, en el Espacio Palmera Montero de Irun. Ante ella se encontraba un numeroso grupo de mujeres (si bien también podía verse a algún hombre entre el público) que habían acudido a la convocatoria de la chocotertulia organizada por la entidad, bajo el título Nombres de mujer tras La Campana de Elgorriaga.

Fue Urkiri Salaberria, especialista en Patrimonio Inmaterial, la encargada de dirigir el coloquio. La investigadora se encuentra actualmente desarrollando el proyecto Bidasoa gaineko zubia, que persigue fomentar el encuentro de personas que viven a uno y otro lado del Bidasoa mediante varios puentes temáticos, entre los que se encuentra el chocolate.

Por ello ha dedicado los últimos meses a investigar acerca de la tradición chocolatera en nuestro entorno, un trabajo que le ha llevado a concluir que “excepto Rafa Gorrotxategi, las almas que dirigen los negocios chocolateros son mujeres”. Por ejemplo, Salaberria quiso recordar la figura de Juncal Elgorriaga, hermana de Francisco, fundador de la fábrica irundarra, que regentó la confitería Juncal en Irun, Donostia y Madrid. En relación a esta última localización, la investigadora relató que “en la información relativa a la bombonería que aparece en la Madripedia (la enciclopedia libre de la comunidad madrileña) se recoge que el establecimiento se llamaba así por la virgen del Juncal. Pero no es cierto. Se llamaba Juncal porque fue ella quien la puso en marcha”. En este sentido, se lamentaba de que a través de su investigación ha concluido que “de una forma o de otra, a las mujeres se les ha borrado de la historia del chocolate”.

Y, sin embargo, también han sido dos mujeres las que han continuado con el negocio que Juncal Elgorriaga emprendió hace varias décadas y que, de la mano de sus nuevos dueños, pasó después a recibir el nombre de Maitiana. Mientras que el de Irun cerró, el ubicado en Donostia pasó a ser regentado por las irundarras Miriam y Lorena Gómez. “Hay que reivindicar que han sido dos mujeres, que a priori no tenían nada que ver con una familia chocolatera, las que han decidido seguir adelante con el negocio”, destacó Salaberria, haciendo referencia a que Miriam y Lorena, igual que Elena y Ana Iriarte, de la pastelería Aguirre, no pudieron participar en la charla, a pesar de haber sido invitadas.

Tertulia con chocolatada

El nombre de Juncal Elgorriaga volvió a escucharse después durante la chocotertulia, denominada así porque el público pudo degustar un chocolate caliente de Aguirre mientras escuchaba a las ponentes. Fue Shole Aguirre, de la pastelería Brasil de Irun (que regentó junto a su marido, Koldo Salinas), quien lo trajo de nuevo a colación, asegurando que Juncal Elgorriaga no ha recibido el reconocimiento que merece. “Ella fue a aprender a Suiza y a Francia, y el empaquetado, los lazos y todo lo que hacía justo al acabar la guerra estaba a la altura de las mejores bombonerías del mundo”, contó.

Precisamente Aguirre era la encargada del empaquetado de los bombones de Brasil. Una labor que le hizo merecedora de numerosos premios y que Urkiri Salaberria quiso poner en valor el viernes, alegando que “la experiencia de comer chocolate llega hasta el momento en el que te lo metes en la boca”.

Quince años sin Chocolates Elgorriaga

Quince años sin Chocolates Elgorriaga

Durante el encuentro, Aguirre recordó asimismo que en Brasil comenzaron a elaborar bombones en 1983, y que fue gracias a la ayuda de Juncal Cuevas, jefa de bombonería de la fábrica Elgorriaga. “Nosotros no teníamos ni idea y tuvimos la suerte de que, durante un año entero, Juncal venía todas las semanas a casa a enseñarnos a hacer bombones de forma gratuita y voluntaria. Le daba pena que nadie aprendiera lo que ella sabía y nosotros no podemos estar más agradecidos”.

MÁS NOMBRES DE MUJER

Siguiendo con los nombres de mujer en la tradición chocolatera de Irun, el viernes tomó la palabra Aitziber Falque. Esta oiartzuarra relató que el chocolate ha sido siempre su pasión, tanto que un buen día decidió convertirla en su profesión. Así, tras una dilatada trayectoria profesional, hace pocos años decidió, junto a su hermana Ainhoa, emprender su propio negocio, abriendo para ello la tienda Chocolates Irun, en la calle Fueros de la localidad fronteriza.

Además de ofrecer algunas de las claves de su trabajo, Falque explicó que los clientes le dan a menudo las gracias por haber puesto en marcha la confitería, “y, sin embargo, soy yo la que debo daros las gracias a vosotras”.

El encuentro del viernes sirvió, por tanto, para destacar y poner en evidencia el importante papel desempeñado por las mujeres en el sector chocolatero de la ciudad. No en vano, el fin de Gaurko Andreak es dar visibilidad al saber y al trabajo de la población femenina, objetivo en el que seguirán trabajando mediante la organización de nuevas iniciativas y actividades.