12 febrero 201600:14
El alcalde, José Antonio Santano, quiso responder ayer a las quejas planteadas públicamente por la AVV Centro sobre la reurbanización de la calle Cipriano Larrañaga. La entidad vecinal no está conforme con el proyecto y dijo que sus propuestas habían sido «silenciadas» por el consistorio.
Santano estima que «pocas veces ha habido un proceso de participación tan intenso, durante tanto tiempo y que haya implicado a tanta gente para reformar una calle». Recordó que «durante año y medio hubo 3 reuniones abiertas con más de 150 participantes entre comerciantes, hosteleros, vecinos de la zona y representantes de asociaciones, y no solo de la AVV Centro». Eso al margen de «muchas reuniones privadas» con la propia entidad vecinal.
Según el alcalde se han introducido cambios sobre la propuesta inicial que planteó el Gobierno local, algunos de ellos «a propuesta de la propia AVV centro: nos pidió aceras y calzada al mismo nivel y aceptamos; acera de 4 metros en el lado de los pares y aceptamos; línea de arbolado y aceptamos...» Lo que Santano defendió fue que «igual que no es lógico que se haga lo que el Gobierno plantea y punto, tampoco es lógico que se haga lo que dice una AVV. Lo digo desde el respeto a sus propuestas, pero algunas eran incompatibles con lo que proponían el comercio, la hostelería y otros vecinos de la zona que no forman parte de la asociación ni comparten las cosas que defiende ésta. Creemos que a todos estos también hay que tenerlos en consideración».
A ellos atribuyó otras modificaciones incorporadas al proyecto relativas a «las zonas de carga y descarga, los espacios para veladores o una solución de aparcamiento mediante zona blanca de OTA, reservada solo a los residentes».
Más allá del proyecto concreto de esta calle, el alcalde planteó algunas reflexiones sobre lo que suponen los procesos participativos. «Si hay distintas ideas sobre la mesa sobre lo que se debería hacer, se trata de que las distintas partes cedan y que se incorporen ideas de unos y otros. Pero hacer lo que pide la AVV sería romper las reglas de la participación, porque no se puede ignorar lo que piensan todos los demás. Hay que escuchar y buscar un equilibrio. Creo que igual que el Ayuntamiento tiene que escuchar a todas las partes y conciliar intereses, todos los que se suman a un proceso de participación tienen que hacerlo también».