Xabier Iridoy encabeza de nuevo la candidatura de EAJ-PNV tras cuatro años como portavoz de los jeltzales en el consistorio.

Edad. 54 años, casado y con 2 hijos.

Formación. Licenciado en Informática. Trabajó como profesor en La Salle donde asumió responsabilidades hasta llegar a ser director. Portavoz de EAJ-PNV en el Ayuntamiento desde hace cuatro años.

Aficiones. «Nadar y bici con buen tiempo, pilates y spinning en invierno». Lectura, cine («más en casa que en las salas por falta de tiempo»), el monte y conversar, «sobre todo, con los más cercanos».

Sintonía del móvil. Una «armónica y que se escucha bien, aunque, entre reuniones y citas, casi siempre vibra y no suena».

-Cuando estudié, eran los inicios de la enseñanza universitaria en informática, aún no había ordenadores personales aquí. Desde entonces, ha sido vertiginoso. Trabajar como profesor de informática y de electrónica (que es prima hermana) me ha llevado a adaptarme continuamente. Estar al día requiere mucho trabajo, pero las ganas de evolucionar y la capacidad para adaptarse son más importantes.

-No la viví como una revolución porque tenía el hábito de estar al tanto de las novedades. Las manejo, pero procuro que no me absorban. Son útiles para obtener eficiencia en el trabajo y para provocar mejoras en el entorno, para identificar a las personas y para estar en aquello que está pasando.

-Era necesaria para conocer cómo funciona la administración pública, en concreto, un Ayuntamiento grande como es el de Irun. Hay que aprender sobre muchos temas, algunos más cercanos, otros más lejanos. Además, aprender cómo funciona la institución, cómo funciona cada área. Y conocer a las personas. Con muchos trabajadores que no conocía de nada ahora tengo una relación personal. Y es fundamental, porque un Ayuntamiento lo hacen todas las personas que trabajan en él.

-Antes de entrar en el Ayuntamiento estuve ocho años como director de La Salle, antes seis de responsable de relación con empresas. Estaba acostumbrado a gestionar, a tratar con personas, a resolver situaciones. Y a sentir la presión. En el Ayuntamiento hay mucho de eso, aunque las presiones son distintas. Pero si estás acostumbrado al trabajo intenso, a las presiones, a la gestión... lo encajas, trabajas y sigues adelante.

-La gente con la que tratas directamente puede percibir la actitud, las horas que dedicas... Pero la mayoría, seguramente, no es consciente. Pasa con todos los trabajos. Lo que uno percibe del trabajo de otros siempre es menos que la punta del iceberg.

-Hemos trabajado bien. Hemos hecho equipo, que es el primer reto que teníamos en el grupo, y hemos tenido una actitud proactiva desde la oposición. Hemos hecho muchas propuestas, que el Gobierno rechazaba casi siempre, aunque algunas las ha recuperado y las ha acabado realizando. Ese empuje ha sido fundamental para que la ciudad avanzara. No tanto como hubiéramos querido, pero hemos conseguido mover al Gobierno a hacer cosas que no tenía en su agenda.

-Se me hace corto el día. Cuando era profesor, también se me pasaban los años muy rápido. Cuando vives con mucha intensidad, esa sensación es mucho mayor.

-Quisiera ver una ciudad en la que la tasa de desempleo hubiera descendido de manera notable y en la que todas las personas hubieran visto mejorada su calidad de vida. Para eso, tenemos que mejorar la ciudad por barrios. También quiero ver mejoras en el tráfico: Ronda Sur, la variante desdoblada; un Irun con más presencia del euskera en la calle; conectado a Hendaia y Hondarribia; con el traslado de las pistas de Plaiaundi resuelto...

-Los tres son ejes de nuestro programa, pero, de elegir uno, lo primero tiene que ser el empleo.

-Sus competencias son limitadas, porque las tienen Diputación, Gobierno Vasco incluso Gobierno central. Por eso, el primer paso es que lideremos la colaboración, sobre todo con Diputación y Gobierno Vasco: ir allí, ver los programas que hay y traerlos a Irun. También se puede fomentar obra pública de hasta 200.000 euros, que permite convocar a empresas de Irun y exigir que tengan empleados locales. Después de cuatro años proponiéndolo, conseguimos una reacción del Gobierno local. Me preocupa la división en comercio y hostelería. Con lo que está sufriendo el sector, no es el momento. Si tenemos responsabilidades de Gobierno, los citaremos a todos para colaborar desde la unidad. Creemos que hay un potencial de desarrollo turístico. Tenemos patrimonio cultural, histórico, natural... pero está deslabazado. Queremos integrarlo en una visión única que tiente al turista de día para que pernocte. Por eso planteamos un albergue. Toda esta activación económica, acompañada del apoyo a nuestra industria (muy diversificada; pequeña, pero capaz de exportar) y una mejora de la imagen de Zaisa en beneficio de las empresas logísticas, servirá para generar empleo.

Desde que llegaron al Ayuntamiento de Irun para ejercer como políticos, hace entre 20 y 12 años, han cambiado muchas cosas, para bien y para mal. Dos décadas atrás y hasta hace apenas cuatro años, buena parte de los concejales iruneses se jugaban, por el hecho de serlo, mucho más que la aprobación de sus propuestas y proyectos. Se jugaban su propia existencia. Dos décadas atrás y hasta hace dos legislaturas y media, la política era un oficio más o menos respetado, a cuyos representantes confiaba la ciudadanía los dineros públicos y la resolución de algunos de sus problemas.

Fernando San Martín, Maite Cruzado y Belén Sierra (PSE-EE) y Manuel Millán (Ezker Batua-Berdeak), cuatro políticos locales experimentados, que han vivido esta larga etapa, se despiden del Ayuntamiento al final del presente mandato. Algunos se retiran para atender sus anteriores profesiones o para reactivar la vida familiar y social que cercena una dedicación de siete días por semana, como ha sido la suya. Otros seguirán ejerciendo la política en instituciones superiores a la local.

Al término del último Pleno del mandato 2011-2015, celebrado el pasado miércoles (este mes habrá una sesión más, pero será de trámite), les pedimos que hicieran un repaso de sus proyectos realizados y pendientes. Los cuatro comparten, en este punto, la satisfacción de haber impulsado o llevado a cabo propuestas que han mejorado la vida de los iruneses y de haber cumplido, en definitiva, con la tarea para la que fueron elegidos. Les preguntamos, también, sobre la percepción que, desde dentro, se tiene del deterioro que ha experimentado la imagen de los políticos. Las interpretaciones sobre esta cuestión son dispares, pero hay una coincidencia en recordar que hay miles de políticos honestos.

La trayectoria política de Fernando San Martín ha alcanzado las dos décadas, y siempre con responsabilidades de Gobierno. «En veinte años, son muchos los proyectos que me han dado satisfacciones», dice. «El haber conformado el área de Euskera, el trabajar en planes de normalización lingüística, el Museo Oiasso, la restauración del Juncal, todo el trabajo realizado en Cooperación al Desarrollo y con los grupos pacifistas... Lo que quería hacer cuando llegué al Ayuntamiento, se ha hecho o, al menos, se ha encauzado. En general, hago un balance muy positivo del trabajo de esta Corporación, que creo que ha sido bueno incluso en los momentos más duros y difíciles».

Con respecto al deterioro de la imagen de los representantes públicos, San Martín dice que «ha habido un cambio de percepción de la actividad política y no faltan razones para ello. Hay ejemplos muy escandalosos de lo que puede ser utilizar el trabajo político de una manera torticera. Pero yo tengo que decir que, en estos veinte años, he formado parte de una Corporación en la que creo que la gente ha dado lo mejor de sí misma. Sigo pensando que la política, el servicio a la ciudadanía, es uno de los trabajos más nobles que hay y que en la política se puede trabajar honestamente. En España hay miles de políticos que se levantan cada día con ganas de trabajar y se acuestan con la conciencia del deber cumplido».

Cuando Maite Cruzado se inició en la política, entendió su nuevo trabajo «como un servicio público. En los últimos cuatro años, he estado en un departamento, el de Bienestar Social, que me ha proporcionado la posibilidad de dar ese servicio a las personas que más lo necesitan. Si tuviera que destacar un proyecto, debo decir que me siento contenta de la labor que se viene realizando en el Comedor Social y Punto de Encuentro. Me siento orgullosa, por cuanto es un servicio que está teniendo mucha rotación, lo cual quiere decir que entran las personas en situación de crisis y poco a poco van dando la vuelta a esta situación y emprenden otro recorrido. También destacaría el haber puesto en marcha el servicio de atención a las personas y familias en situación de desahucio y el haber hecho un seguimiento personalizado de cada una de ellas.

Sin embargo, hay un proyecto que me hubiera gustado ver en este mandato, como concejal: la inauguración de la residencia de Arbes, que tenía que haber construido la Diputación».

Su percepción sobre la evolución de la imagen que los políticos proyectan en la ciudadanía es «que ha empeorado mucho en estos últimos años y no me extraña. Los escándalos que están saliendo a la luz nos indignan, a nosotros los primeros. Pero se hace una generalización de los políticos que no es justa. La mayoría ejerce su función con honradez. Todos nos podemos equivocar en nuestros trabajos, pero una cuestión es equivocarse y otra muy distinta enriquecerse. Los escándalos están apareciendo día tras día, pero también hay que sacar la cara por miles de concejales que hay en toda España, muchos de ellos haciendo su trabajo sin cobrar un duro».

Aunque siempre desde la oposición, Manuel Millán ha realizado un largo e intenso trabajo en el seno de la Corporación municipal, con la dificultad añadida de haber estado solo la mayor parte del tiempo. «Para mí, ha sido un honor pretenecer a este Ayuntamiento», dijo al término del último Pleno. Una de sus mayores satisfacciones, «es haber contribuido a paralizar la incineradora de Zaldumborda, porque desde la oposición también se influye en la vida política municipal. La creación del patrimonio municipal de suelo separado, el primer Plan de igualdad, el Plan de movilidad, la primera partida de eliminacion de barreras arquitectónicas, la reforma de la ordenanza fiscal para que hubiese realmente exentos, el skate park... Todos estos proyectos fueron impulsados por mi grupo, aunque luego se hayan desarrollado con el apoyo de todos». Pendiente ha quedado, «la realizacion de un parque público de viviendas de alquiler. Estoy convencido de que se puede hacer desde el propio Ayuntamiento, por mucho que se se diga que es competencia de otras instituciones».

Sobre la imagen de los representantes públicos, Manuel Millán cree que «estamos inmersos en un proceso de descomposición del régimen que se estableció en la transición y que daba continuidad y legitimaba electoralmente la corrupta gestión de los asuntos económicos, garantizando con la alternancia de PP y PSOE los intereses de una clase minoritaria, con absoluto desprecio al interés general. Lo que está saliendo a la luz produce repugnancia y asco. No son casos aislados, es el sistema. Quienes tienen responsabilidad no están pagando por ello y mucho menos quienes se benefician. La impunidad es escandalosa. No se debe generalizar y responsabilizar a todos los que se dedican a la política, pero tampoco se puede eximir a quienes apoyan o prefieren mirar para otro lado».

«Compaginar dos trabajos ha sido duro, pero muy gratificante»

Belén Sierra regresará al desempeño de su profesión de pianista, en exclusiva, una vez concluya el presente mandato. «De lo que me voy más satisfecha en estos doce años dedicados a la política es de las relaciones personales que he tenido la oportunidad de entablar», dice. «Hay proyectos de los que me siento contenta, como la guardería Iraun, la renovación de instalaciones deportivas como los campos de fútbol, el trinkete o la puesta en marcha de proyectos como Irun Factory o Irun Zuzenean, en momentos especialmente complicados para sacar adelante iniciativas culturales. Me preguntan si no me da pena irme sin haber inaugurado la Bliblioteca, pero no. Ha sido muy bonito crear el proyecto y ver cómo iba tomando forma».

A partir del fin del mandato, «dedicaré más tiempo a mi profesión, a la que no he atendido como debiera. Me quiero volcar en ella al 100%, pero poco a poco, in crescendo, porque necesito un tiempo de descanso. Compaginar los dos trabajos ha sido muy duro, pero también muy gratificante».

Belén Sierra sabe que los políticos «estamos peor vistos que hace unos años. Creo que hay argumentos para pensarlo así, por actuaciones que han sido graves y bochornosas. Pero también es verdad que no todos los políticos somos iguales y creo que esta Corporación municipal ha sido un ejemplo de trabajo bien hecho para esta ciudad».