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Noticia publicada en Diario Vasco,el martes día 23 de Febrero de 2021.
Una mujer ha sido condenada a ocho años y medio de cárcel por un delito de grave de lesiones, tras reventar una botella de cristal en la cara de otra mujer, provocándole la pérdida de un ojo. Asimismo deberá indemnizar a la víctima con 170.207 euros por los daños causados.
Los hechos ocurrieron la madrugada del 22 de noviembre de 2017 a la salida del pub Saroya de la localidad fronteriza. Al parecer víctima y acusada tuvieron un altercado en el interior del local, como ambas reconocieron durante el juicio, aunque con diferentes versiones. La víctima aseguró que una de las personas que le acompañaba derribó una copa, tras lo cual «me tiraron del pelo». La acusada, por su parte, aseguró que fue al baño y al volver encontró a su grupo y al de la perjudicada discutiendo, «por un empujón o porque alguien tiró una copa» y que ella trató de separarles hasta que llegó el personal de seguridad del local.
Según el testimonio de la víctima, unos 40 minutos después decidió abandonar el local en compañía de dos amigas. Al salir, «di cuatro pasos y sentí algo aquí», dijo señalando al lado derecho de su rostro. «Me tapé el ojo y me volvió a golpear, primero en la mano y luego en el hombro», aseguró. El objeto utilizado en la agresión fue una botella de cristal rota. «No sé como pasó, no pude reaccionar, solo sentía la sangre caliente corriendo por la cara», relató. A causa de la agresión la mujer sufrió un corte en la cara que le provocó graves lesiones en el ojo derecho, del cual ha perdido el 100% de visión tras estallarle el globo ocular y padece un33% de incapacidad. «Me han quedado secuelas. No mido bien las distancias y no me acepto estéticamente», aseguró la mujer.
En el juicio por estos hechos, celebrado el pasado 15 y 16 de septiembre en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, la acusada reconoció los hechos y se mostró arrepentida por lo sucedido. «La chica empezó a reírse de mí y nos pusimos a discutir. Su amiga me pegó una patada, y ahí perdí los nervios, me traicionaron», aseguró, confesando que «solo le di un golpe, yo no quería hacerle daño en la cara. Estaba bebida, si no hubiese bebido no lo hubiese hecho». Asimismo dijo que tras la agresión se fue del lugar, por lo que desconocía las lesiones que había causado. «No vi la sangre ni las lesiones, me enteré días después dijo», y, entre sollozos, añadió que «claro que me arrepiento, me pongo en su lugar, pero no fue mi intención».
Por sorpresa
La sentencia, a la que ha tenido acceso a este periódico, considera que la acusada es culpable de un delito de lesiones con pérdida de miembro vital y dicta una pena de ocho años y medio de prisión, ya que se considera que la agresión «tuvo cierto componente de sorpresa». Asimismo se prohíbe a la acusada a acercarse a la víctima a menos de 300 metros o comunicarse con ella en un periodo de 13 años y seis meses.
Respecto a la responsabilidad civil, el tribunal ha estimado la cantidad solicitada por la acusación particular, 170.207 euros, ya que considera que las lesiones sufridas «complica la mayoría de actividades de la vida diaria» y que restringe el acceso de la víctima, que cuando sucedieron los hechos tenía 37 años, al mercado laboral. |
