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«Es difícil de explicar, pero muy fácil de entender para quien siente igual» |
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Viernes, 20 de Noviembre de 2020 23:20 |
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Noticia publicada en Diario Vasco, el viernes día 20 de Noviembre de 2020.
«Sekula ez erortzea, kontu zaila da hori; behin bakarrik erortzea, ezinezko mirari» dice una canción de Petti, pero no es difícil ni tampoco un milagro para Bloody Mary. Hielo picado, jugo de tomate, zumo de limón, tabasco, salsa Worcestershire, vodka, sal y pimienta. No hay secretos en la receta del cóctel, pero yo te hablo de otro Bloody Mary. Ese Bloody Mary que es una tienda de discos, un local con 30 años de vida y música. Bloody Mary es un sello discográfico y una promotora de conciertos. Bloody Mary son Juancar, Idoia y sus hijos. Bloody Mary es, como dicen en 'El Sótano' de Radio 3, un bastión del rock and roll. Un bastión que sigue en pie incluso en los tiempos más difíciles y no es un milagro, es el fruto del saber hacer y de una pasión sin medida. La de la gran familia Bloody Mary.
–Juancar Bloody Mary, cuánta gente te conoce así...
–(Risas) ¡Muchísima! Mira, te voy a contar una anécdota. Un día, en un concierto en Madrid, estuve al lado de un chico todo el rato. Al acabar el concierto fui a la firma de discos con la bolsa de Bloody Mary y entonces me dice: «Hombre, ¿tú eres Juancar Bloody Mary? Yo soy 'el chozas'» Era alguien al que llevaba vendiéndole discos media vida y nunca nos habíamos visto.
INICIOS«Empezamos sin un duro, con cuatro cubetas y ropa que comprábamos en Londres»ILUSIÓN«Con los letreros nuevos estoy tan contento como el primer día para ir a por 30 años más»
–Es que Bloody Mary tiene amigos por todo el mundo, ¿verdad?
–Yo diría que sí. El otro día, después de hablar en 'El Sótano' de Radio 3, muchísima gente de toda España me ha felicitado por los 30 años. También artistas que tengo en Nueva York o en otros lugares del mundo. Me conocen porque han estado aquí, eso es lo que nos mantiene vivos.
–Para que luego digan que los discos están muertos...
–Eso es una tontería. Al que le gusta la música sabe de lo que estoy hablando. Es algo difícil de explicar, pero muy fácil de entender para quien siente lo mismo.
–¿Cuándo empiezas a sentir esta pasión, Juancar?
–El tema de la música siempre me ha acompañado, siempre he estado metido en grupos tocando y tal. Pero tengo el recuerdo de pasar de comer pipas en el Gaztelumendi a una explosión total. Yo trabajaba en la Aduana y, casualidad, cuando ese trabajo se iba a acabar, la hermana de Idoia, mi mujer, tenía este local en alquiler y decidimos montar una tienda de discos con ropa y cosas de importación. Queríamos que no fuese una tienda más y bueno, creo que al final lo conseguimos.
–Dicho así suena fácil, ¿lo fue?
–Lo recuerdo perfectamente porque no teníamos ni un duro. Abrimos con cuatro cubetas y algo de ropa que comprábamos en Londres. Íbamos vendiendo cazadoras, Dr. Martens y ropa curiosa para invertir en discos. Estuvimos como cinco años sin cobrar ni un duro, pero con mucha ilusión. Y no olvidemos que estamos hablando de Irun, quizá sea la city más difícil del mundo.
–Ahora con internet llegar al resto del mundo es más fácil, ¿pero cómo lo hicisteis entonces?
–Desde el principio apostamos por la venta por catálogo. Hacíamos un catálogo tradicional de papel. Recuerdo cómo íbamos a 'Copias Colón', montábamos los catálogos y los mandábamos por correo. En cuanto iban llegando... ¡el teléfono no paraba de sonar! Era constante, colgar y llamaban otra vez. Internet llegó después y es verdad que no hicimos la web muy rápido. Quería darle un trato especial y la hicimos con calma, pero en cuanto la pusimos en marcha fue maravilloso en cuanto a dar a conocer las cosas que tenemos. Es verdad que somos muy conocidos en todas partes, quizá menos en Irun...
–¿Y cuál es el secreto para mantener tantos seguidores?
–Es la pasión por la música, que la hay en todos lados. Y, al final, por aquí pasa mucha gente de todo el mundo. En verano, por ejemplo, viene mucha gente de fuera. Van a Hondarribia o a Donostia y luego a Irun a ver Bloody Mary. No hay más secreto que ese, la pasión por la música.
–Esa pasión sin medida que tenéis tú y tu familia...
–Sí, mis hijos da la casualidad que les ha gustado la música y están metidos en esto tanto o más que yo. Me ayudan mucho y ahora son ellos también los que me descubren grupos.
–Eso es otra seña de identidad de Bloody Mary: descubrir artistas.
–Ese es el motor de Bloody Mary: buscar bandas nuevas. Cuando abrimos, también lo hicieron otras tiendas. Eran tiempos en los que, por ejemplo, salía un grupo vasco y lo vendía todo, pero yo no. Yo me especialicé. Eso ha sido una apuesta fuerte para que después de 30 años pueda seguir aquí y sin ninguna intención de cerrar.
–Y con un puñado de conciertos a tus espaldas.
–Empezamos haciendo conciertos en el quinto aniversario. El primero fue en Añorga con todo bandas de aquí, fue una pasada y un éxito. Luego poco a poco fueron surgiendo más. Si te digo la verdad, empecé a organizar conciertos por el mero hecho de que los grupos que descubría y me gustaban, nadie los traía. Con el tiempo se ha convertido en un trabajo más de Bloody Mary.
–¿Cómo no va seguir en pie este bastión del rock and roll?
–Bloody Mary ha tenido una serie de personas especiales, pero también la gente que va y viene, que compra, va a los conciertos... Sin ellos no existiría y entre todos se ha creado Bloody Mary. Y ahora con los letreros nuevos estoy tan contento como el primer día. ¡Vamos a por 30 años más! |
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Notre-Dame y la Alhambra, protagonistas de hoy |
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Viernes, 20 de Noviembre de 2020 23:13 |
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Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 20 de Noviembre de 2020.
El Festival Internacional de Cine Arqueológico del Bidasoa entra en su recta final. Hoy, viernes 20 de noviembre, será el último día en el que se podrán visualizar películas y documentales que han participado en el Ficab. Para mañana sábado quedará la entrega de premios, con la proyección de 'La Momia', obra fuera de concurso.
Dentro del ciclo 'De nuestros orígenes al presente', para las 17.00 horas está programada la proyección de 'Escrito en piedra', en la sala de conferencias del Centro Cultural Amaia. Acto seguido se podrá ver 'Salvar Notre-Dame', grabado después del incendio en la capital parisina, gracias a un permiso de acceso especial al lugar.
- Sección educativa
- Museo Oiasso
- 11.00h, 'Herculano y Pompeya. Visiones de un descubrimiento'; 11.06h, 'Vellem Esse Gemma'.
- 'De nuestros orígenes al presente'
- Sala de conferencias del Amaia
- 17.00h, 'Escrito en piedra'; 17.20h, 'Salvar Notre-Dame'.
- Sección oficial
- Centro Cultural Amaia. 19.00h, 'La cuestión Aretina
- La historia de una fortaleza construida en contra de una ciudad'; 19.25h, 'La Alhambra en juego'.
A las 19.00 horas en el auditorio del Amaia, dentro de la sección oficial, se podrá ver 'La cuestión Aretina: La historia de una fortaleza construida en contra de una ciudad'. Tras el análisis de los restos arqueológicos de la fortaleza sobre la colina de San Donato, en Arazzo, se investiga el origen y la identidad del pueblo milenario. Después, el documental 'La Alhambra en juego' pone en relieve la figura del arquitecto Leopoldo Torres Balbás, artífice del complejo monumental de Granada.
Antes, por la mañana, la organización ha preparado dos proyecciones especiales para visualizarlas en el museo Oiasso, que serán acompañadas de coloquios. A las 11.00 horas será el turno de 'Herculano y Pompeya. Visiones de un descubrimiento' y, a continuación, 'Vellem Esse Gemma', en latín.
Todas estas proyecciones se podrán seguir también desde casa, gracias a la sede online Festhome. |
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Oiasso ofrece ser partícipe de unas excavaciones gracias a la realidad virtual |
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Viernes, 20 de Noviembre de 2020 23:09 |
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Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 20 de Noviembre de 2020.
Este año el Ficab, además de la programación de las proyecciones en el Centro Cultural Amaia y en las sedes donostiarras de Tabakalera y el Aquarium, ha puesto sobre la mesa una atractiva actividad para el público. En el museo Oiasso se puede ver, en realidad virtual, el documental 'Allekoaitzeko Kobaundie', dirigido por David Souto, en el que se muestran en algo más de 15 minutos las excavaciones arqueológicas que lideró en el lugar el forense Paco Etxeberria en 2018. El grupo se adentra en la cueva «en busca de huesos humanos de aproximadamente 4.000 años de antigüedad», explica Souto.
El propio director señala que Etxeberria «es un gran comunicador y tiene un equipo muy experimentado en el campo de la espeleología, lo que hace, en mi opinión, que la narrativa sea interesante y educativa». Además, en el documental se recuerdan las investigaciones realizadas por José Miguel Barandiarán y el propio Paco Etxeberria en los años 70 en la misma cueva de Aia.
«Eres uno más»
«Cuando conocí a Paco Etxeberria y me habló de sus proyectos, me parecieron muy interesantes y decidimos documentarlo». Así nació'Allekoaitzeko Kobaundie', una grabación que no fue sencilla, ya que David Souto no conocía «nada sobre la realidad virtual», porque siempre había trabajado en 2D. Aun y todo, «fue una experiencia muy gratificante pero arriesgada al mismo tiempo». Como anécdota cuenta entre risas que al no poderse «colocar detrás de la cámara, en cada escena» se escondía «detrás de algún predusco».
El documental se grabó en 2018 cuando la expedición buscaba en la cueva de Aia restos humanos con 4.000 años de antigüedad
David Souto explica que lleva dos años «intentando hacer una aplicación interactiva, con tres vídeos extra sobre el documental», que tiene doblado al inglés. Además de este proyecto, tiene otros en marcha: «Los tengo en papel, a medias y terminados». El último es un documental grabado en la costa oeste de Irlanda'.
Adrián Cores, un asturiano que por trabajo ha estado durante esta semana en Irun, ha aprovechado para acercarse al museo Oiasso y disfrutar de la experiencia. «No conocía nada sobre estas excavaciones y me han parecido muy chulas e interesantes».
Mediante las gafas de realidad virtual te adentras en la expedición de Paco Etxeberria y «te sientes partícipe, eres uno más», explica Cores. «Ves cómo sacan las piezas, cómo las catalogan y eso te hace entender mucho más el proceso de la arqueología».
La película se completa con la exposición 'Ficab 20 años', instalada en el museo, que repasa todas las ediciones del festival
Adrián Cores subraya la dificultad de «llegar a tener ese punto de vista, ya que en el cine nunca rompes esa cuarta pared. Tienes que hacer un plano del que habla y otro de la persona que escucha, pero el hecho de que te puedas girar hace que lo vivas de otra manera». El propio usuario cree que «esto supone un antes y un después a la hora de entender la arqueología».
Por motivos de seguridad, el público podrá visionar el documental asistido por personal del museo y bajo reserva previa en
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o llamando al 943 639353. Esta proyección va de la mano con la exposición retrospectiva 'Ficab 20 años', donde se repasa la trayectoria del festival tratando diferentes temas ligados a la organización. El de esta edición está siendo un programa más que completo, ya que la ocasión bien lo merece.
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La infancia en 100 años de guerras |
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Viernes, 20 de Noviembre de 2020 23:05 |
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Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 20 de Noviembre de 2020.
Las guerras son crueles y despiadadas, y entre la población civil que resulta gravemente herida física y psicológicamente, son los niños, esos testigos ingenuos de una realidad que les aterra pero que naturalizan, los peor parados. La imagen que sujeta entre sus manos la irunesa Consuelo Beltrán, de 92 años, no parece que fuera tomada pocas semanas después de que la Guerra Civil Española bombardeara la ciudad fronteriza, arrasando con todo a su paso.
Ella tenía entonces 8 años y recuerda que «la ciudad fue destruida». «Una gran parte de la población huyó a Francia y no regresó hasta años después». Y sus vidas, con el tiempo, «volvieron a la normalidad: la gente volvió al trabajo y los niños y niñas fuimos a la escuela».
Llegó a familiarizarse con el sonido de los ataques aéreos, que se producían siempre de día y «sin previo aviso». Al escuchaba la sirena, recuerda que se escondían debajo del puente, que estaba «fortificado con sacos de arena», y que hacía las veces de cueva protectora para unas 100 personas. No podían salir de allí hasta cerciorarse de que había pasado el peligro. Pero los niños, lo siguen siendo incluso durante la guerra, y a esta irunesa le viene a la memoria cuando «salía corriendo para asustar a mi madre. A esa edad, no te preocupas por lo que pueda pasar», dice en referencia a la incapacidad para entender el peligro a ciertas con ocho años.
Su familia encontró refugio en la granja de un amigo, a pocos kilómetros de su antigua casa. «Éramos once en la finca. Caminamos hasta allí, cargando nuestras maletas», rememora Consuelo, quien detalla que lo que no pudieron llevar lo cargaron en un carro de bueyes. «Me acuerdo de que mis padres se llevaron su mejor juego de café con un patrón azul. También teníamos un lavabo con una jarra y vasos pequeños. Nada se rompió», señala en referencia a una vajilla que aún conserva. En aquella granja permanecieron pocos días, antes de mudarse a casa de su tía, y poder regresar a su hogar dos semanas después. Por suerte, su casa apenas había sufrido daños.
Los niños de la guerra
La historia de Consuelo Beltrán es una de las diez vivencias que se cuentan en 'I am Alive. Sobre los niños de la guerra', que hoy publica Save the Children, coincidiendo con el centenario de la apertura de la primera oficina internacional que puso la ONG en marcha en Ginebra, y un año después del centenario de la organización mundial de derechos de la infancia.
El libro de fotos, que estará disponible en tiendas a partir de diciembre, es fruto de un viaje de investigación alrededor del mundo, en el que cual se conoce a diez personas que, durante su infancia, sobrevivieron a las peores guerras de los últimos 100 años. «Son diez destinos diferentes, desde las hambrunas de la Primera Guerra Mundial hasta la vida en un campo de refugiados en el Líbano actual», cuentan desde Save the Children. «Sus historias nos hablan de heridas, pérdidas, desplazamientos. Son profundamente conmovedoras, y en sus rostros vemos desesperación y esperanza, dolor y orgullo, fragilidad y una tremenda resistencia», añaden.
En 2018, Martina Dase, Directora de Comunicación de Save the Children Alemania, viajó al Líbano con Dominic Nahr. En un campo de refugiados, conocieron a Amal –nombre ficticio–, una niña siria, traumatizada por la guerra, que no articulaba palabra, pero que frente a la cámara del fotógrafo, señalan, era todo expresividad. «Así surgió este proyecto, con el objetivo de dar fuerzas para seguir como lo hace una superviviente de 15 días, nacida en un campo de refugiados de Bangladesh. A pesar de su futuro incierto, la niña es un símbolo de esperanza». |
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