:: txeska. Acabó la semana de la movilidad focalizada en la bicicleta, como si ésta fuera la solución de los desplazamientos. La prensa recoge las declaraciones de sus defensores; los ciclistas urbanos pidiendo más restricciones para los coches y sin una palabra de reproche para los ciclistas que incumplen las normas y siguen circulando por las aceras o saltándose los semáforos. Otros clamando porque no pueden subir la cuesta de la Av. de Navarra y les acosan (se puede hacer un bidegorri en la acera) y otros más dicen que Irún es como un pañuelo llano donde no hay cuestas ¿en qué quedamos? De nuevo, los repetidos miedos de las bicis y la contaminación como argumentos definitivos, y la falacia de presentar la alternativa, bici o auto. ¿Nadie se plantea que el transporte público sí es una solución para todos y que movilidad es más que bicicletas?

Pero, siendo los ciclistas urbanos tan pocos (menos del 1% de la población) cabe preguntar ¿por qué se organiza este espectáculo, con dinero público? Y más todavía, por qué hay que gastar más en bidegorris de bajo uso y alto precio (algunos salen a más de millón por km). ¿No sería más lógico invertirlo en un buen transporte público? ¿Nos sobra el dinero? ¿Por qué nuestro Ayuntamiento se vuelca con unos pocos vecinos?

Somos un pueblo pequeño ya basta de copiar lo que hacen en poblaciones que nada tienen que ver con Irun e importar soluciones mágicas a problemas que aquí no existen, como es la contaminación. Busquemos soluciones para nuestros problemas reales, porque al final el problema somos las personas. Falta amabilidad, falta cortesía, todos reclaman ‘derechos’ y pocos están dispuestos a ceder algo, y para vivir en comunidad hay que ceder. Va siendo hora de pensar que la ciudad es de todos, que debemos ponernos de acuerdo para compartirla de la mejor forma posible, que no hay que ‘echar’ a nadie, tampoco al automóvil; sino que cada uno puede hacerlo mejor para que esta ciudad única que es Irun, nos resulte amable a todos. Puede, que alguno piense que todo esto es ‘filosofía’, pero de cualquier modo es la realidad.