Elena Simón (Filóloga y educadora): «Ya hemos desterrado muchas palabras vejatorias para distintos grupos humanos» |
Escrito por Administrator |
Jueves, 04 de Febrero de 2016 10:21 |
Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el jueves día 4 de Febrero de 2016. Elena Simón (Filóloga y educadora): «Ya hemos desterrado muchas palabras vejatorias para distintos grupos humanos»
4 febrero 201609:13
La asociación Gaurko Andreak ha organizado, con el patrocinio de la Diputación Foral de Gipuzkoa y la colaboración del Ayuntamiento de Irun, un taller sobre 'Lenguaje e igualdad en la comunicación' que ayer y hoy imparte la filóloga y educadora Elena Simón. La propia sede de Gaurko Andreak, por la mañana, y el Museo Oiasso, por la tarde, acogen este taller de carácter gratuito, en el que se abordan diversas fórmulas para el uso del llamado lenguaje inclusivo.
-¿Cuál es el objetivo de los talleres que imparte en Irun?
-El objetivo es sensibilizar a las personas asistentes y dar algunas claves para que sepamos que, si pretendemos la igualdad, tenemos que expresarnos con un lenguaje de igualdad, porque la experiencia nos ha demostrado que la igualdad no se hace sola. Ya va para 35 años o más que tenemos leyes igualitarias, pero hasta el presente se mantiene la desigualdad social. El lenguaje no es que cambie la sociedad, pero sí influye de manera determinante en la visión del mundo y contribuye a la formación del universo simbólico e imaginario como ningún otro aspecto de la cultura. No podemos seguir utilizando un lenguaje que viene de tiempos remotos, sin incorporar las ideas, palabras y conceptos de un tiempo de igualdad. Sabemos que este tiempo de igualdad no es del todo cierto, pero al menos podemos nombrarlo.
«Crecer oyendo insultos como 'nenaza' para un varón lleva a pensar que las mujeres son de una categoría inferior» «Hay que cuidar los adjetivos que dirigimos a niñas y niños y valorar las mismas acciones de la misma manera» -A veces, nos resulta más fácil actuar de manera igualitaria que expresarnos en igualdad.
-Es cuestión de querer hacerlo. Tenemos que tener claro que es mejor expresarse de manera igualitaria que no hacerlo. Cuando aprendemos un idioma, siempre lo adquirimos con ensayo-error, como en todas las habilidades humanas. Vamos probando fórmulas diversas y distintas soluciones, hasta que se generaliza la más adecuada al tiempo en el que vivimos. En el lenguaje, tenemos reflejos adquiridos desde hace mucho tiempo, pero puedo decir con toda convicción que, en el momento en que deseas hablar de otra manera, lo haces. De hecho, en los últimos años hemos desterrado muchísimas palabras y expresiones que eran vejatorias para determinados grupos humanos y lo hemos hecho de una manera bastante sencilla. El grupo humano mayor es el de las mujeres, que somos la mitad de la humanidad.
-Pero hoy por hoy, a la mayoría de la gente le resulta pesado hablar o escribir de 'los y las...' cada vez que tiene que nombrar a algún colectivo de hombres y mujeres.
-En los talleres siempre sale el tema polémico de 'los vascos y las vascas...'. Es una fórmula inclusiva perfectamente correcta desde el punto de vista gramatical. Pero hay otras fórmulas. Yo hablo y escribo con lenguaje inclusivo, pero pocas veces utilizo lo que llamamos 'el doblete', es decir, 'los y las', aunque es cierto que tengo que estar pensando en el conjunto de la población y utilizar fórmulas como el profesorado, el alumnado, el funcionariado, el vecindario...
-Nos preocupa más el hecho de seguir utilizando expresiones ofensivas, muchas veces sin darnos cuenta.
-Hay muchas palabras que deberíamos desterrar porque no significan lo mismo si las utilizamos en masculino o en femenino. La clásica es zorro, pero hay muchas otras. Si hablamos de 'el jefe' o 'la jefa', ésta tiene casi siempre una carga peyorativa de 'mandona'. También utilizamos términos dispares para las mismas cualidades. Solemos decir de un chico que es inteligente y de una chica que es lista, que tiene una connotación diferente. El lenguaje tiene una carga simbólica muy fuerte.
-¿Y los insultos?
-Para los niños y las niñas el crecer oyendo insultos como 'nenaza', dirigido a un varón, perjudica la salud sexual y social, porque les lleva a pensar que las mujeres son de una categoría inferior.
-También solemos utilizar adjetivos muy distintos para los niños y para las niñas.
-Los adjetivos que les damos a las niñas y a los niños desde muy pequeños son muy importantes y hay que tener mucho cuidado con ellos. Continuamente se le está diciendo a una niña «qué guapa eres», como si no hubiera otra cualidad y a un niño «machote, valiente, no llores...» Esto se hace muchísimo. No nos damos cuenta, pero deberíamos tener especial cuidado en valorar las mismas acciones de la mismas manera. ¿Por qué a una niña no le vamos a decir «valiente»? Sería un ejemplo para muchas niñas que sí que lo son y que en el curso de su crecimiento se van quedando en otras cualidades que son las valoradas por su género. No estamos desarrollando en el imaginario de la gente pequeña hacer lo que su persona les pide, sino lo que su género les está casi exigiendo. Así tenemos desigualdad social y tenemos desigualdad lingüística porque ambas son inseparables.
-Las consecuencias pueden ser negativas en la adolescencia.
-Sí, volvemos a la importancia de los adjetivos. Seguimos la moda de llamar a las niñas princesas. Disney se aprovecha de ello y lo fomenta, pero es que encima lo reforzamos en la vida diaria y en la vida familiar. Cuando llegan a la adolescencia, están imbuidos, ellos y ellas, de muchos mensajes sexistas. Están socializados con un lenguaje y con una cultura que no les considera seres humanos de igual categoría. Luego nos horrorizamos de la violencia en las parejas jóvenes.
-¿Qué le parece el tratamiento que en muchas ocasiones da, sobre todo el lenguaje audiovisual, al cuerpo de la mujer?
-Cultural e históricamente ya resolvimos el tema de la desigualdad de los cerebros y de que las mujeres no podían pensar de forma teórica, pero en el tema del cuerpo y también de la actividad física y del deporte, nos queda aún mucho camino por recorrer. No hay más que ver algunos programas de televisión. El lenguaje y sobre todo el lenguaje audiovisual nos sigue adjudicando el rol de lo que llamamos agrado: belleza, amor y cuidado.
Elena Simón, ayer en la sede de Gaurko Andreak. / F. DE LA HERA |