Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 5 de Junio de 2016.
5 junio 201608:56
Bioterra se puso en marcha cuando la semilla ecológica aún no había germinado. Estaba plantada y había mucha gente que abonaba la tierra y la regaba. Pero en estos trece años, se ha convertido en una planta de considerable tamaño, fuerte, bien enraizada. Y sigue creciendo. Así, no es de extrañar que, en el mismo periodo, la feria ecológica de Ficoba haya seguido un recorrido similar. Y en parte relacionado. Bioterra es un referente del sector en Euskadi y en España y sobre todo, un potente altavoz de lo que está ocurriendo. Tanto si hablamos de nuevos sistemas de construcción, de productos ecológicos o de otras formas de entender el cuidado del cuerpo, Bioterra es un referente.
Todo el que tiene algún interés por el sector (aunque sería más correcto decir por alguno de los subsectores), ya sabe qué es Bioterra. Esti y Julen se acercaron desde Bilbao «buscando esas alternativas a lo que es habitual y que sabemos que aquí podemos conocer», explicaba él; «tanto si hablamos de alimentación como de energías renovables», apostillaba ella. «Pensando en rehabilitar el caserío, esta vez hemos venido con especial interés por la parte de bioconstrucción; por los stands, pero sobre todo por las charlas».
Letizia, de Biriatu, fue a la feria «buscando innovaciones en el tema de la alimentación ecológica». Conoció la feria el pasado año «y me enamoré. Construimos nuestra propia casa con mucho de lo que aprendimos aquí. Ahora eso ya está terminado y estamos buscando plantas para plantar en casa, comida para llevarnos, ropa... La oferta de esta feria es buenísima».
Atraer al menos especializado
Es obvio que tanto Esti y Julen como Letizia son militantes convencidos de lo ecológico. Un público que Bioterra claramente ha conquistado. Pero la feria afronta un reto si cabe más complicado, que es atraer a quien no está aún entregado a las bondades de lo ecológico.
No se trata de llevar más gente a la feria sólo por el hecho de que haya más. Ese crecer por el hecho de crecer sería contrario a todo lo que defiende Bioterra. El objetivo es extender la palabra, ganar adeptos, conseguir fieles. No es una labor que los responsables de la organización afronten en solitario, porque a lo largo de los días de feria, todas las instituciones han incidido en la necesidad de que la sociedad cambie el chip.
En esta edición, Bioterra ha dado buenos pasos hacia ese objetivo. Dos ejemplos de éxito este año han sido los ligados a la gastronomía. La Bioterraza es un espacio exterior que funciona como comedor de la feria. «Todo lo que probamos ayer (por el viernes) estaba tan bueno que hoy (por ayer) nos cuesta elegir dónde comer»; «¡No tienes que escoger sólo entre pechuga, txistorra y lomo y hay hasta cerveza de espelta!, ¡gracias!» y «es todo un detalle que se hayan acordado de los vegetarianos y los veganos», son algunas valoracioens recogidas en este comedor al aire libre con varios puestos de comida ecológica y natural que atrae a propios y extraños.
La otra innovación triunfadora han sido los talleres de cocina de Sukaldean, que hoy continúan con distintas propuestas a las 11.30, a las 13.00 y a las 17.00 horas.
En esta última jornada, Bioterra abrirá de 10.00 a 20.00 horas y las entradas cuestan tres euros, mientras que el acceso es gratis para los menores de doce años. También el parking del ferial es gratuito.