11 junio 201600:17
El sindicato ELA anunció ayer que hay una nueva oferta sobre la mesa que podría salvar la línea productiva de La Bacaladera, después de que el pasado mes de agosto el sindicato apuntara a que los administradores que gestionan el proceso concursal plantearan el cierre de la empresa, opción que estos últimos negaron. A través de una nota, la central explicó que «aunque casi habíamos perdida la esperanza de que pudiera haber un nuevo proyecto que iniciara nuevamente la actividad, parece ser que las opciones de que así sea aumentan día a día».
Un halo de esperanza que llega después de que en febrero se realizara «una primera oferta para la compra de los activos», que según ELA no fructiferó porque «se opusieron los bancos, acreedores con privilegio especial». Ante esa situación, «el Juzgado acordó no autorizar la venta. Sin embargo, frente a esa decisión, y estando aún en la primera fase del plan de liquidación de venta de forma unitaria de los activos de la concursada, en el mes de mayo se ha realizado una nueva oferta».
Antes esta nueva oportunidad, desde el sindicato aseguran haber «realizado solicitud formal al Juzgado de lo mercantil nº 1 para que acuerde autorizar la venta de la unidad productiva contribuyendo así el mantenimiento de la industria en la zona».
Plan de negocio
Por otro lado, instaron al gobierno municipal a que «se posiciones en favor del desarrollo en la industria de Irun y apueste por un nuevo proyecto industrial para La Bacaladera garantizando así el empleo». En ese sentido, desde ELA aseguran que les «consta» la existencia de un «Plan de negocio con previsión de contratación de 23 personas y teniendo en cuenta la situación de empleo comarcal, nos parecería muy grave y denunciable que no saliera adelante la propuesta del inversor y se optara por especular y recalificar el terreno como ya se hizo antes».
Fundada en 1956, desde 2007 las ventas de La Bacaladera empezaron un descenso ligero, más acusado en los años más duros de la crisis, aunque para ELA el problema que ha tenido la firma irundarra ha sido de financiación, concretamente de incapacidad para comprar la materia prima llevándola a incumplir los requerimientos de los clientes. Poco antes de que comenzara el proceso concursal, los trabajadores tuvieron que hacer frente a un ERE de suspensión para el 50% de la plantilla.