Un enfrentamiento personal que trasciende lo político

La falta de sintonía entre el PSE y el PNV en Irun, que representa un lunar en el pacto global de gobernabilidad que mantienen socialistas y jeltzales para todo Euskadi, se basa más en un enfrentamiento personal entre el alcalde José Antonio Santano (PSE) y el cabeza de cartel de los nacionalistas, Xabier Iridoy, que en las estrictas diferencias políticas.

Las discrepancias surgieron en enero de 2018 cuando ambos representantes se enfrentaron a cuenta del conflicto urbanístico de Korrokoitz, donde el Ayuntamiento planteaba construir 300 viviendas para revitalizar una zona degradada. Santano acusó a Iridoy, entonces concejal de Urbanismo, de actuar «al margen de la legalidad urbanística» en su gestión del proyecto, por lo que decidió destituirle al haber «perdido la confianza» en él.

El jeltzale defendió su actuación y alegó que el problema era que había sido él y no el alcalde quien había presentado públicamente el proyecto y que lo había hecho sin informarle antes. El asunto acabó con la ruptura del gobierno de coalición y derivó en un cisma que perdura y que llegó a comprometer la reedición de los acuerdos de gobernabilidad entre el PNV y el PSE tras las elecciones forales y municipales de mayo.

Tras esos comicios, en los que el PSE obtuvo en Irun 10 concejales y el PNV 7, Iridoy expresó su intención de negociar con otros partidos para disputarle la Alcaldía a Santano. Podemos obtuvo 4 ediles; EH Bildu, 3; y el PP, 1.

El anuncio soliviantó a la ejecutiva del PSE, que advirtió al PNV de que no firmaría ningún acuerdo para Euskadi si los jeltzales no respetaban todas las listas más votadas y garantizaban así que Irun seguía bajo gestión socialista. Finalmente Iridoy desistió de su empeño y los ediles del PNV se abstuvieron en la sesión de investidura, facilitando la Alcaldía de Santano.

Tras la paz impuesta desde arriba, el desacuerdo se mantiene, como demuestra que el PNV haya votado en contra de la aprobación de la actualización de las tasas e impuestos para 2020, y que el PSE haya tenido que pactar los Presupuestos municipales con Podemos y EH Bildu, la teórica oposición.