«On Bizi es el futuro y el que no lo ve es porque tiene una venda en los ojos»

'Le cogí el tranquillo y perdí elmiedo en menos de un cuarto de hora. Pero, de pronto, se levantó ante mí el fantasma del futuro. Al pasar ante mi padre se lo hice saber en uno de nuestro entrecortados diálogos: «¿Qué hago luego para bajarme»'. Así cuenta Miguel Delibes, en su pequeño libro 'Mi querida bicicleta', la primera vez que montó sobre dos ruedas. El vallisoletano recuerda divertido en esas líneas cómo mantuvo el equilibrio sobre el caballito de hierro, pero también cómo creyó tener que seguir pedaleando para siempre por no saber frenar. El otro día, volviendo a casa en bici, pinché una rueda. Me hubiera gustado, como Delibes, preguntarle a mi padre «¿y ahora qué hago?». Por suerte, en la comarca del Bidasoa, hay algo que es como tener los consejos de tu padre o los dos ruedines que te dan seguridad. On Bizi. Así se llaman esas estaciones preparadas para que nunca tengamos que dejar de pedalear. Sepamos, como Delibes, frenar o no.

–(Risas) Al que anda le pasa, sin duda. Tendríamos que haberle colocado una estación On Bizi para hacerle las visitas más sencillas. El lema es: para, repara y pedalea. La cuestión es poder seguir pedaleando.

–Pedalear, pedalear... De Mendelu a la playa o hasta el Kaiberri con un libro. (Risas) Cada vez hay más vías verdes y bidegorris y uso más la bici, pero no he sido la más bicicletera.

–De viaje. En mi anterior trabajo me tocaba viajar mucho. En más de una ocasión, en Alemania y en Polonia, vi unas herramientas con una bomba en plena calle. Alucinaba. Pensaba «qué guay, lo puede utilizar cualquiera». Y nada, esa idea se me quedó en la cabeza dando vueltas.

–Pues hace un año. No mucho. Lo cierto es que estaba hasta las narices de mi anterior trabajo. Tenía ganas de cambiar, así que un día decidí mirar en serio qué eran esas estaciones de herramientas que había visto. Empecé a mirar y a contactar fabricantes. Vi que había en Estados Unidos, en Eslovaquia, en Polonia...

–¡Con los polacos! Tanto por el tipo de producto, que se puede personalizar, y por la respuesta positiva que recibí, me decanté por ellos. Me dijeron que por aquí no tenían distribuidora y me lancé.

–Sí, sí. Es algo desconocido, pero ahora que estamos cambiando el chip y dándonos cuenta que el transporte sostenible es el futuro, pues... La bicicleta es clave. Es cierto que estas estaciones son solo para salir del paso. Esto no te sustituye el que tengas que ir a un taller.

–Las estaciones On Bizi sirven para una avería en un momento o un pinchazo. Si sabes que tienes una estación cerca, puedes llegar a tu destino sin problemas y sin tener que cargar con la bici. Es muy útil. Mira, en Alemania en casi todas las estaciones de trenes tienen una. Es algo muy común, pero aquí es algo desconocido.

–Sí, lo peor es conseguir que te concedan cinco minutos para explicar qué es On Bizi. Pero una vez lo explicas, todo el mundo cree que es muy útil. El año pasado, me fui de ruta por León...

–(Risas) ¡No! Si tengo que hacer la ruta en bici me muero. Fui en coche para visitar todos los albergues del Camino de Santiago. En todos toqué la puerta y les expliqué qué es On Bizi. Ir a puerta fría es muy duro, pero hay que hacerlo.

–Me animó Poli, de Bidasoa Activa, a presentarme. Él es quien me ha guiado en todo y me ayuda con todas las subvenciones, ayudas e historias. Un día hasta le ofrecí una estación. Ya le dije: «Poli, ¿no querrás una On Bizi en tu casa? Por si no me compra nadie». (Risas) El caso es que estaba en Madrid visitando a un cliente que tengo en un centro comercial de Alcorcón y que me volví para presentar ante el tribunal de Irun Ekintzan el proyecto. Pasé muchos nervios, pero gané.

–Yo creo que sí. El que no lo vea es porque no se ha quitado la venda de los ojos. Fomenta el deporte, el turismo y la movilidad urbana. ¿Qué más se puede pedir?

–Ojalá. Yo encantada. De momento ya hay On Bizi en Irun, Hondarribia, Alicante, varios alojamientos del Baztán, en la torre de Iberdrola, en una gasolinera en Alcorcón...

–Claro, es que hay diferentes modelos. Está el Junior, que ahora lo han mejorado y se llama Junior Plus 2.0. Espera, ¿te cuento algo?

–Los nombres se los pongo yo porque los polacos son muy feos. (Risas) Bueno, al lío. El Junior Plus 2.0 es el más sencillo. Luego está el Scandic, que es más alto y puedes colgar la bici. Y luego está el Premium, que es el más robusto de todos. Todas las estaciones, además, se pueden personalizar. Son todo ventajas.

–El maldito coronavirus lo ha desordenado todo un poco. Hace solo un año que inicié el proyecto y esto ha llegado en el peor de los momentos. Estoy preocupada, no te voy a engañar, pero creo mucho en el proyecto. Veo a mucha gente utilizar las estaciones y eso me anima. Ojalá más ayuntamientos y lugares se animen a colocar On Bizi.