Jorge Oteiza (1908-2003) vivió en Irun uno de los periodos más intensos de su creación intelectual, su verdadera madurez, entre 1957 y 1974. Cuando Oteiza se instala a vivir en Irun -en la casa taller que construye junto a Néstor Basterretxea- acababa de recibir el gran Premio de Escultura de la Bienal Internacional de Sao Paulo y se pone a trabajar de inmediato en la comarca. En 1958 crea la estela del monte Agiña, divisa emocionada de los contornos de la comarca del Bidasoa. Desde Irun, Oteiza convoca y extiende su influencia y relación a los más diversos proyectos culturales del País Vasco, en los que interviene de forma decidida. Irun se convierte así en foco generador de cultura, cuyo protagonista principal es Oteiza.
Además de trabajar en su obra escultórica y teórica, Oteiza participó activamente en todos los programas culturales que se desarrollan en estos años en Irun, como fue el Cine Club, donde impartió conferencias con textos antológicos. Algunos de estos textos aparecieron en el semanario 'El Bidasoa', con cuya publicación sostuvo una relación crítica, al considerar que la libertad de expresión debía ser algo irrenunciable.
Tuvo relación especial con algunos escritores y artistas del Bidasoa, como Luis de Uranzu -escribió el prólogo a su libro 'Cuentos Vascos', 'Para una tipología del cuento vasco en castellano (Irun, 1970)', Javier de Aramburu, quien le hizo varias entrevistas, Juan Luis Seisdedos, que contó su andadura en el Bidasoa y con otros artistas y promotores, como Fernando Larrukert o Jaime Rodríguez Salís. Tuvo Oteiza también una relación particular con los artistas que conformarían el grupo principal de la Escuela Vasca, el grupo GAUR: Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu, Basterretxea, Amable Arias, Ruiz Balerdi, Sistiaga, Zumeta. Especial relación con el doctor Teodoro Hernandorena, con quien había estudiado Oteiza en Lekaroz. También había estudiado en Lekaroz el veterinario Pedro Ochoteco, quien fue en los primeros tiempos el introductor de Oteiza en Irun, pues le acompañó a reconocer los terrenos de Gal -donde construirían su casa taller con Basterretxea, y los auxilios del arquitecto Valet-, y le presentó a la sociedad irunesa.
En Irun escribe Oteiza la mayor parte de los textos del Quousque tandem.! (1963) y prácticamente todos los que compondrían el ensayo 'Ejercicios espirituales en un túnel', cuya primera edición apareció, también en parte, en Bayona (1983). De hecho, su prólogo se fecha en Irun, el 14 de julio de 1963, es decir, hace medio siglo. Destaca en dicho libro su ejercicio número dos, «En esta hora para un renacimiento popular del poeta y los artistas vascos», escrito en Irun en abril de 1963, verdadero tratado de poética de Oteiza. En este texto nos dice Oteiza: «En todos los idiomas morimos cuando callamos».
La relación con todos los pintores del Bidasoa no será menos intensa, desde Bienabe Artía o Montes Iturrioz, a Menchu Gal o Javier Sagarzazu. Del mismo modo, la relación con el arquitecto Luis Valet se estrecha en 1958, con la instalación de la estela en homenaje al padre Donostia en el monte Agiña (Lesaka, Navarra), estela que sufrió un grave deterioro en un atentado sin esclarecer que tuvo lugar en los últimos días de 1992, repitiéndose en febrero de 1993.
En 1963 se entrevistó en Bayona con André Malraux, ministro de Cultura de Francia, para proponerle la creación de un Centro de Investigaciones Estéticas. Ese mismo año publicó en Donostia el Quousque tandem.!, anunció su paso al cine en la revista 'Noray' y se preparó para desarrollar proyectos que marcaron los años sucesivos en la cultura vasca, entre otros: la Semana de Arte Contemporáneo de Irun (1961), la agrupación musical Ez dok amairu (1965), la exposición del grupo Gaur de la Escuela Vasca (1966), la película Ama Lur (1968), colocación de la estatuaria de sus apóstoles en Arantzazu (1969), preparación del proyecto de Escuela de Deba (1969), estela del nuevo puente internacional del Bidasoa (1971), Encuentros de Pamplona (1972) y exposición de Oteiza en Galería Txantxangorri, de Hondarribia (1974).