7 febrero 201502:10
Zanpantzar se disfraza cada año para participar en el Carnaval de Irun. Habla con el artesano local Xabier Garate, le cuenta lo que quiere y éste se encarga de hacerlo realidad. No es una tarea fácil, porque Zanpantzar es un personaje travieso e inquieto y hace gala habitualmente de un sentido del humor ácido y con varios niveles de lectura. No se lo pone fácil a Garate, que rebusca en lo mejor de su creatividad artística para acabar por desarrollar año sí y año también, un zanpantzar especial, diferente, atractivo y, casi siempre, muy ligado a la realidad social del momento.
Este año, Zanpantzar ha querido vestirse de pierrot. Hay mucha tristeza en la iconografía habitual de este payaso emotivo, que pierde su mirada en la Luna y al que tantas veces resbala una lágrima negra por la blanquísima mejilla. Pero Zanpantzar no será ese pierrot sino «uno un poquito peculiar», anuncia Garate. A partir de la imagen de un payaso taciturno «vestido de blanco y con detalles negros, Zanpantzar desarrolla la idea a su manera».
Un personaje con vuelta
Xabier y Benito Garate han vuelto a dar forma artística a este personaje que vuelve cada año
«Se trata de que, por la estética o por el fondo, Zanpantzar guste a los irundarras»
Precisamente, esa idea del blanco y negro, es la primera contra la que ataca. «Se suele decir que las cosas no son blancas o negras y que hay una enorme gama de grises. Pero Zanpantzar no lo ve así; lo que ve es que entre el blanco y el negro hay un mundo de colores».
Así, Zanpantzar vestirá un lado de blanco y otro de negro «y él mismo se sujeta ambas partes para que no se separen, como dos grandes fuerzas, distintas, antagónicas, que sin embargo se complementan y, enfrentadas la una a la otra, no dejan espacio para nada más». Sin embargo, una realidad mucho más rica que la mera dualidad acaba por 'aflorar' y, en este caso, «lo hace por la cabeza, enfadada, disgustada, del propio Zanpantzar: por ahí sale el colorido, la alegría, el entusiasmo», que son las características propias de estas fechas carnavaleras pero que, obviamente, «forman también una alegoría del momento actual».
Un tipo que se define en esencia por vivir cada año entre el jueves Gordo y el martes de Carnaval está marcado por unas características de las que no podrá escapar nunca. «Zanpantzar tiene ese espíritu, tiene que tenerlo: conjuga el divertimento y la fiesta con una parte más ácida, a veces muy ácida», asegura su artista creador. «El Carnaval tiene ese punto en el que, sin perder el respeto, la gente puede expresarse de otra manera y decir muchas cosas y reírse de lo que quiera; ofrece esa libertad y Zanpantzar quiere representar siempre todo eso, tocando a veces temas serios y a veces temas más triviales, o incluso ambas cosas a la vez».
En ese amplio margen en el que se mueve el personaje guíado por la mano de Xabier Garate, «buscamos siempre hacer algo comprensible y de actualidad y que permita diferentes niveles de lectura». Es decir, que «quien quiera ver este año un Zanpantzar en el que la alegría del Carnaval se hace sitio entre las tristezas en blanco y negro que nos aprietan, lo puede hacer perfectamente. Quien quiera ir más allá y hacer lecturas de otro tipo, está en su derecho. Porque de eso se trata».
Para Garate, en el desarrollo del Zanpantzar siempre hay una idea de fondo. «Que les guste a los irundarras, que cuando lo vean cualquiera de estos días por las calles, lo sientan suyo de alguna manera, se identifiquen con él, que lo aprecien por lo meramente estético o por que coincidan con la idea de fondo».
De jueves a martes
Lo sientan los irundarras como lo sientan, lo que está fuera de discusión es que es uno de los personajes que más presencia tiene estos días en la ciudad. Desfilará por Irun el jueves Gordo, día 12 de febrero, a partir de las siete de la tarde, en compañía de las trikis de Auntza, alumnos del Conservatorio de música, Txingudi Dultzaineroak, Gaiteros y Bidasoako Erraldoiak, que lo llevarán hasta la plaza del Ensanche donde será colocado para ser visto mientras actúan Bidasoako Txaranga y alumnos del Conservatorio.
El sábado y el domingo tendrá también, aunque en menor grado, su cuota de protagonismo, pues será la figura que abra los desfiles populares de ambas tardes y que, este año, han adelantado su salida, ambos días, a las cinco de la tarde. Su última actuación llegará el martes siguiente, día 17, paseándose por la ciudad en compañía de la sardina que, cada año, propone y crea también el propio Xabier Garate. Irán acompañados por la música, tristona ese día, de la Banda de Música y por las plañideras lloronas que lamentan el final de estos días de locura previos a la Cuaresma.
Son pocas las jornadas en las que lucirá el trabajo de Garate, «pero son días intensos y bonitos». Aunque el Zanpantzar ardera el martes con la sardina, el área de Cultura preservará su cabeza, un reconocimiento al componente artístico de la obra de Garate que el Ayuntamiento mantiene desde hace años.