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Bienestar social
«Debemos pensar qué lleva a la gente a recorrer miles de kilómetros llenos de penalidades» PDF Imprimir E-mail
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Lunes, 03 de Septiembre de 2018 12:02

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 2 de Septiembre de 2018.


«Debemos pensar qué lleva a la gente a recorrer miles de kilómetros llenos de penalidades»

Las lluvias torrenciales se llevaron las cosechas. /  FOTOS B. BIDASOA
Las lluvias torrenciales se llevaron las cosechas. / FOTOS B. BIDASOA

AGUSTÍN UGARTE, PRESIDENTE DE LA ONG BEHAR BIDASOA, ESTÁ VOLCADO EN LA AYUDA DE EMERGENCIA A RUANDA PARA PALIAR LOS DESASTRES DE LAS LLUVIAS TORRENCIALES

MARÍA JOSÉ ATIENZA IRUN.Domingo, 2 septiembre 2018, 00:07
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Para quien conoce bien la peor realidad africana y además, lleva toda una vida ayudando a los más desfavorecidos en sus países de origen, el tránsito de migrantes por Europa no constituye una sorpresa. «Tenemos que preguntarnos qué situaciones estarán viviendo en sus países para recorrer miles de kilómetros pasando verdaderas penalidades. Entre los que vienen, muchos han pasado hambre y otros han sufrido una guerra o han visto cómo mataban a su familia o amigos. Eso es lo que tenemos que pensar. Vienen y seguirán viviendo, si en su casa no tienen un medio de vida o se arriesgan a que les maten. Es un problema de difícil solución. Yo estoy muy preocupado», dice Agustín Ugarte.
El presidente de la ONG Behar Bidasoa, Medalla de Oro de Irun por su labor solidaria, está volcado en este momento en paliar las consecuencias de una tragedia que apenas ha tenido repercusión en los medios informativos. Cerca de 200 personas han muerto, 9.000 casas se han venido abajo y 4.000 hectáreas de cultivos han sido arrasadas, a consecuencia de las lluvias torrenciales e inundaciones ocurridas en Ruanda durante los cuatro primeros meses de 2018. Hacía 36 años que no llovía de esa forma. En Kabuga, en un polo de desarrollo impulsado por el misionero irunés José Ramón Amunarriz, murieron ocho personas, y el río Nyabarongo, desbordado, se llevó por delante 50 casas y todos los puentes, caminos y cosechas de una población de pequeños agricultores.
En sólo unos meses, la seguridad alimentaria quedó rota en un país en el que el 70% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, el 24% sufre pobreza extrema y la esperanza de vida es de 57 años.
Las ONG, entre ellas Behar Bidasoa, se pusieron inmediatamente en marcha para presentar proyectos de emergencia y recabar ayuda de las instituciones. «Los Ayuntamientos de Irun y de Azpeitia nos han concedido sendas ayudas de 6.000 euros, la Fundación Mamoré otros 10.000, la Jornada Bici Bizi de El Diario Vasco ha aportado 1.160 y hemos recibido 14.000 euros en donativos particulares», cuenta Agustín Ugarte.
Con estas ayudas, Behar Bidasoa trata de dar respuesta a la necesidad urgente de alimentos para las familias de Kabuga que han perdido todas sus cosechas, sobre todo para los niños más pequeños que presentan signos de malnutrición. También se distribuirán semillas, plantas y aperos de labranza para que, en cuanto sea posible, se pueda iniciar la siembra en los campos que han sido anegados. El proyecto de emergencia contempla, además, estudiar la posibilidad de rehabilitar las casas dañadas. «Será un grano de arena», señala Agustín Ugarte, «pero tenemos que seguir ahí».
 
Denuncian pintadas racistas en el albergue para migrantes de Irun PDF Imprimir E-mail
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Lunes, 03 de Septiembre de 2018 11:59

Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 31 de Agosto de 2018.

Denuncian pintadas racistas en el albergue para migrantes de Irun

Exterior del albergue de Martindozenea, en Irun, que acogerá a partir de mañana a migrantes de paso./
Exterior del albergue de Martindozenea, en Irun, que acogerá a partir de mañana a migrantes de paso. 

LA FACHADA DEL EDIFICIO, QUE A PARTIR DE ESTE SÁBADO PASA A ACOGER A LOS SUBSAHARIANOS, AMANECIÓ CON FRASES COMO «RACISMO ES ABRIR ESTO PARA LOS NEGROS»

DV Y AGENCIASViernes, 31 agosto 2018, 21:43
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La Mesa de Coordinación Interinstitucional de atención a los migrantes en tránsito ha condenado este viernes las pintadas racistas aparecidas en el albergue Martindozenea de Irun, donde a partir de este sábado se ubicará el centro de acogida a estas personas que llegan a la frontera después de un viaje de kilómetros y kilómetros por África y luego por la península.
La fachada del albergue amanecía este viernes con frases como «de aquí, a dormir al parque» y «racismo es abrir esto para los negros», realizadas con pintura negra, según las fotos difundidas en Twitter por la emisora de la comarca del Bidasoa Antxeta Irratiak.
Fuentes de la Mancomunidad de Txingudi señalaron a Efe que recibieron el aviso sobre las 8.50 horas y poco después las pintadas xenófobas fueron borradas por operarios de la citada entidad.
Las instituciones reunidas en la mesa (Gobierno Vasco, Diputación de Gipuzkoa y ayuntamientos de San Sebastián e Irun) expresaron en un comunicado su compromiso de «consolidar la respuesta coordinada y proporcionada a las personas migrantes en tránsito que vienen huyendo de situaciones de extrema necesidad, al igual que a cualquier persona que se encuentre en riesgo de exclusión social».
«La sociedad vasca ha mostrado siempre su solidaridad y compromiso ante las personas más vulnerables», manifestaron las instituciones, queconsideran las pintadas xenófobas como «un acto aislado» que «no refleja el sentir mayoritario expresado reiteradamente por la sociedad vasca».
Asimismo, la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, indicó que la «sociedad vasca es solidaria y comprometida con quien lo necesita», por lo que «este tipo de actos no caben en este país».
El delegado del Gobierno en Euskadi, Jesús Loza, también condenó rotundamente «estas actitudes racistas, deplorables y en todo caso aisladas, y apuesta por el trabajo en común de todas las instituciones en favor de las personas migrantes».
Por su parte, el diputado foral de Gobernanza Imanol Lasa portavoz foral Imanol Lasa señaló, mediante su cuenta de Twitter, que las «conductas racistas no tienen cabida en nuestra sociedad y no representan nuestra voluntad. Nuestro más firme rechazo a las pintadas aparecidas en Irun». Además, otros representantes del Ayuntamiento de Irun, como el portavoz del PNV, Xabier Iridoy, y grupos como el de EH Bildu utilizaron también las redes sociales para rechazar los hechos.

60 plazas

El albergue Martindozenea se convertirá a partir de este sábado en el recurso unificado en el que se atenderá a los inmigrantes en tránsito, con una capacidad de 60 plazas, que sustituye a los dos utilizados hasta el momento, el colegio Leka Enea y el antiguo hospital.
Hasta ahora los migrantes varones eran acogidos en el gimnasio del colegio público Leka-Enea (70 plazas) y, desde el pasado martes, en una sala del antiguo hospital con hasta 25 plazas, reservado para migrantes de colectivos con especial vulnerabilidad, como mujeres, menores y enfermos. Ahora, se cierran estos recursos y el albergue Martindozenea acogerá a varones y mujeres, en estancias diferenciadas.
 
La red de apoyo a inmigrantes de Irun cree urgente un centro de día para que los migrantes «no pasen el día en la calle» PDF Imprimir E-mail
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Lunes, 03 de Septiembre de 2018 11:56

Noticia publicada en Diario Vasco,el sábado día 1 de Septiembre de 2018.

La red de apoyo a inmigrantes de Irun cree urgente un centro de día para que los migrantes «no pasen el día en la calle»

La rueda de prensa de la red de apoyo a inmigrantes constituida en Irun./Fernando de la Hera
La rueda de prensa de la red de apoyo a inmigrantes constituida en Irun. / FERNANDO DE LA HERA

DENUNCIA LAS PINTADAS RACISTAS EN EL ALBERGUE MARTINDOZENEA Y RECLAMAN AL AYUNTAMIENTO QUE INVESTIGUE SU ORIGEN

EUROPA PRESSSábado, 1 septiembre 2018, 15:08
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La Red de apoyo a inmigrantes constituida en Irun ha valorado positivamente la apertura este sábado del albergue Martindozenea, aunque ha advertido de que «urge» contar con un centro de día que evite que los migrantes permanezcan durante el día en la calle.
En rueda de prensa celebrada en la plaza San Juan de Irun, portavoces de la plataforma han denunciado asimismo la aparición este viernes de pintadas racistas en el inmueble y han instado al Ayuntamiento a investigar su origen.
Representantes de la plataforma han valorado la apertura de Martindozenea como albergue para la acogida de las personas migrantes por ser «el recurso más adecuado». Sustituye, desde este sábado, a los dos emplazamientos habilitados hasta la fecha, el gimnasio del colegio Lekaenea y el del edificio del antiguo hospital.
No obstante, con el objetivo de que se lleve a cabo una «acogida digna», desde la plataforma han incidido en que «urge» contar con un centro de día para las personas migrantes, especialmente para menores y mujeres. «Habilitar el recurso solo para comer y dormir les obliga a estar en la calle la mayor parte del día», han añadido.
Tras advertir de que se mantiene en cinco días el periodo máximo de estancia en el albergue, han recordado que, por contra, los migrantes «no pueden seguir viajando» hacia Europa por las «devoluciones sistemáticas de la policía francesa».
«Sigue habiendo camas vacías y gente durmiendo en la calle lo que supone malgastar recursos públicos destinados a la acogida», han criticado, al tiempo que han incidido en que alrededor de una quincena de personas «duermen de manera precaria» en el gaztetxe de la localidad fronteriza.

Investigar las pintadas

Por otro lado, han denunciado la aparición este viernes de pintadas racistasen el albergue Martindozenea y han instado al Ayuntamiento de Irun a que investigue su origen y «aplique las medidas oportunas». «Los migrantes son una oportunidad, no una amenaza», han añadido.
Por otro lado, han afirmado que desde la constitución de la Red de apoyo, el pasado 27 de julio, han ofrecido más de 750 comidas a personas que «quedan fuera de los dispositivos oficiales de acogida», así como distribuido ropa donada por los vecinos.
Según han manifestado, la Red está conformada actualmente por un total de 150 personas que van desde los 20 años hasta jubilados. El 95% de ellas son mujeres.
 
Dos gaztetxes reconvertidos en albergues y centros de día PDF Imprimir E-mail
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Lunes, 03 de Septiembre de 2018 11:53

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 2 de Septiembre de 2018.

Dos gaztetxes reconvertidos en albergues y centros de día

Voluntarios de la Red de Acogida de Irun y migrantes se concentraron en el Ayuntamiento. /De la Hera
Voluntarios de la Red de Acogida de Irun y migrantes se concentraron en el Ayuntamiento. / DE LA HERA

LAKAXITA EN IRUN Y EL LOCAL DE JÓVENES DEL ANTIGUO SON AHORA EL CAMPAMENTO BASE DE LAS REDES DE ACOGIDA DE GIPUZKOA

Aiende S. Jiménez
AIENDE S. JIMÉNEZDomingo, 2 septiembre 2018, 08:35
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Los días se hacen largos en Lakaxita. Unos quince migrantes pasan allí la noche, a los que por la mañana se les suman aquellos que han dormido en el recurso habilitado por el Ayuntamiento, pero que cierra hasta la hora de comer y después de nuevo hasta la cena. Muchas horas y poco que hacer. Algunos intentan cruzar la frontera. Otros pasan eternidades sentados con su móvil en la mano, hablando con la familia o los amigos que les esperan al otro lado. Los voluntarios que acuden a Lakaxita les dan conversación e incluso les ayudan a practicar el idioma con clases básicas de castellano.
Algo similar ocurre en el gaztetxe del Antiguo, el campamento base para la Red de Acogida de Donostia y que tal y como denuncian hospeda a catorce migrantes que se han quedado en la calle tras pasar por los recursos oficiales. Allí se han dispuesto grupos y turnos que planean actividades para sus inquilinos. Entre las peticiones lanzadas a los donostiarras han solicitado libros y películas en francés, para que los migrantes puedan matar las horas, además de ropa, almohadas, zapatos o guantes de boxeo, para que practiquen deporte.
Quienes colaboran con estas redes destacan varios aspectos de las mismas. Por un lado, la buena organización que han conseguido establecer, con categorías y turnos diferenciados, un reto difícil teniendo en cuenta que son muchas las personas que participan activamente en ambos grupos, además de muchos otros ciudadanos que colaboran puntualmente. Por otro, que más del 90% de las personas que las integran son mujeres, un hecho que explican por la especial «sensibilización que estas tienen hacia el cuidado de las personas».
Su sensación, admiten, es que los organismos oficiales «siempre han ido un paso por detrás de las necesidades de estas personas». Por ello, sus esfuerzos se vuelcan en reclamar que la atención de los migrantes por parte de las instituciones sea digna e integral. «Los recursos de emergencia no deberían ser simples sitios donde pasar la noche. Necesitan un centro de día donde poder estar, y esa es la labor que estamos haciendo en los gaztetxes», denuncian. No obstante, reconocen que la labor del voluntariado «es insustituible».
 
Una Gran Familia para los Migrantes PDF Imprimir E-mail
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Domingo, 02 de Septiembre de 2018 11:50

Noticia publicada en  Diario Vasco,el domingo día 2 de Septiembre de 2018.

UNA GRAN FAMILIA PARA LOS MIGRANTES

CIUDADANOS INTEGRAN LA RED DE ACOGIDA EN GIPUZKOA QUE ASISTE A LAS PERSONAS EN TRÁNSITO | TRES VOLUNTARIOS NARRAN SUS EXPERIENCIAS

Tres voluntarios imparten una clase de castellano para los migrantes que pasan por Lakaxita. La mayoría solo habla francés y muchos no saben leer./Fotos: Floren Portu
Tres voluntarios imparten una clase de castellano para los migrantes que pasan por Lakaxita. La mayoría solo habla francés y muchos no saben leer. / FOTOS: FLOREN PORTU
Aiende S. Jiménez
AIENDE S. JIMÉNEZDomingo, 2 septiembre 2018, 08:55
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Irun se ha convertido en una ciudad embudo, donde muchos migrantes que tratan de cruzar a Francia se quedan atascados por la intensificación de los controles por parte de la policía gala. Los últimos datos revelan que 264 personas han sido devueltas a España por las autoridades francesas durante los meses de verano. Migrantes que ya no tienen derecho a la acogida de emergencia de cinco días que se ofrece en los centros guipuzcoanos, y que se ven en la calle sin recursos y sin un techo bajo el que dormir. Ahí es donde entra la Red de Acogida de Irun, un grupo formado por ciudadanos voluntarios y entidades que se han organizado para atender a las personas que se encuentran en una situación de desprotección y desamparo a la espera de poder pasar al país vecino, el objetivo de la mayoría.
Ya son más de cien, y cada uno ayuda como puede, compaginando sus vidas y sus trabajos. Un sacrificio que aseguran se compensa con el agradecimiento que reciben por parte de los migrantes que conocen. Algunos preparan la comida, otros se encargan de recibirles y orientarles en su llegada a la ciudad. Hay quienes, simplemente, pasan unas horas charlando con ellos. Los migrantes de Lakaxita -el espacio que esta comunidad ha destinado para la atención de personas extranjeras que llegan a la localidad en su tránsito a otros países-, solo tienen buenas palabras para los ciudadanos de Irun, y aseguran que es la primera vez durante su largo y complicado viaje desde sus países que se han sentido acogidos y tratados como personas, y no como simple mercancía.
Iñigo Olaizola: Ha ayudado a Romeo a entrar en un club de fútbol«El deporte es una forma excepcional de integrarse en nuestra sociedad»
Dicen que el deporte es un lenguaje universal. Personas que no se conocen de nada pueden unirse en torno a un balón y ponerse a jugar, sin importar el idioma que hablen o el color de su piel. Iñigo Olaizola, director de la Donosti Cup, lo sabe bien, ya que cada año miles de niños y niñas de distintos países llegan a San Sebastián con una pasión en común: el fútbol. Por eso cuando escuchó que Romeo buscaba un equipo donde entrenar se puso manos a la obra.
Hacía apenas tres días que Iñigo se había unido al grupo de Whatsapp de la Red de Acogida de Irun cuando recibió el mensaje de que uno de los migrantes que residían en Lakaxita había comentado que antes de dejar su hogar en Costa de Marfil era futbolista en un equipo de segunda división.
A través de Jesús Bengoetxea, otro voluntario de la red, conoció a Romeo, un joven de 24 años que tras cuatro de periplo migratorio llegó a Irun en tren hace un mes. Su intención era pasar la frontera, pero tras un primer intento en el que la policía gala le interceptó en Baiona, se planteó la posibilidad de pedir asilo en España. Mientras tramita sus papeles vive en Lakaxita, y desde hace dos semanas juega a fútbol en Irun.
Iñigo consiguió que hiciera las pruebas para el segundo equipo del Real Unión, donde llegó a jugar un amistoso, aunque tanto el club como el jugador entendieron que su nivel era inferior a la categoría. Olaizola contactó entonces con el club Landetxa de Irun, donde entrena desde hace dos semanas.
«Le está costando adaptarse, porque no entiende el idioma, pero participar en un equipo es una forma excepcional de integrarse en nuestra sociedad», explica el director de la Donosti Cup, quien le ha comprado una equipación completa para que Romeo pueda jugar en las mejores condiciones, y no como en su primer partido, con las botas prestadas de su hijo, tres tallas más pequeñas. Además acompaña a Romeo a sus entrenamientos y partidos.
Esta ha sido la primera aportación de Iñigo a la Red de Acogida, pero no la única. De vez en cuando recoge a algunos de los chicos que llegan a la estación de tren, y ha prestado varias camas de las que utilizan en el torneo donostiarra para que los migrantes que duermen en Lakaxita no lo hagan en el suelo. Él, sin embargo, le resta importancia. «Quería ayudar de alguna manera y el caso de Romeo me ha permitido conocer de primera mano la situación que están viviendo estas personas», explica.
La semana pasada Romeo metió su primer gol con el Landetxa. Un hecho que podría parecer poco destacable si no fuera porque hace unos meses este joven estuvo a punto de ahogarse cruzando el estrecho. Su pericia con el móvil permitió enviar su ubicación a un contacto de Salvamento Marítimo a través de Whatsapp, lo que salvó su vida y la de los diez compañeros con los que viajó durante doce horas en una balsa con remos. Después de muchas puertas cerradas, de engaños, de perderlo todo varias veces, quiere intentar labrarse un futuro en Irun, un lugar donde asegura le han acogido como nunca antes. «Solo tengo palabras de agradecimiento. Me han echado de todas partes, y aquí me hacen sentir como en familia».
Arriba, Jaione Berridi charla con Óscar, que fue devuelto a Irun desde Burdeos. Abajo a la izquierda, Charo y Marling clasifican la ropa que les donan los ciudadanos. A la derecha, Jesús e Iñigo con Romeo que ya entrena en un club de Irun
Jaione Berridi: Miembro de la organización de la Red de Acogida«Tienen derecho a aspirar a tener una vida mejor»
Jaione Berridi es una joven irundarra de 27 años muy sensibilizada con la crisis migratoria que atraviesa Europa. Ha estado en varias ocasiones en primera línea, en los campos de refugiados de Grecia, unas experiencias que, asegura, han cambiado su perspectiva y su forma de actuar ante este conflicto que también ha llegado hasta Gipuzkoa. Ella fue una de las impulsoras de la Red de Acogida de Irun, que surgió «de forma inocente» por la necesidad de atender a cinco migrantes que vagaban desde hace días por la estación de tren de la localidad. «Trabajo en SOS Racismo y nos avisaron de que había cinco personas totalmente desatendidas, y decidimos actuar. Las llegadas fueron a más y vimos la necesidad de organizarnos», explica.
Ella trabaja en la parte de gestión, organización y comunicación con las instituciones. «Tenemos muy claro el rumbo que tiene que tener este movimiento ciudadano. La migración es un problema de responsabilidad social. Hay que valorar el trabajo altruista que está haciendo mucha gente, pero no es lo que buscamos». El objetivo, afirma, es visibilizar la realidad actual de los migrantes en Irun y que las instituciones se responsabilicen de ella. «Este trabajo no lo deberíamos estar haciendo nosotros, y negar que esto está ocurriendo es negar una evidencia», insiste.
Actualmente unas quince personas duermen diariamente en el jardín del gaztetxe de Lakaxita, sobre unos colchones y cubiertos por una lona de plástico. «Esto es insostenible. Cuando empiece a hacer más frío y a llover no vamos a poder acogerles aquí», señala Jaione.
Asegura que cada día se unen más ciudadanos a la red. «Hay gente que tiene reparos, pero cualquiera puede echar una mano. Si la mitad de las personas que viven en Irun se acercasen a conocer lo que está ocurriendo, las cosas cambiarían. La realidad de estas personas también es la suya y es muy importante que la conozcan». Jaione recuerda que cualquier ayuda es bienvenida, porque los migrantes siguen llegando a Irun cada día. «Por mucho que entorpezcamos su camino siempre van a encontrar la forma de pasar las fronteras», señala Jaione, quien cree que el aspirar a un futuro mejor debería ser «un derecho universal. No hace falta que una persona emigre a otro país porque huya de la guerra o de un conflicto. También hay que respetar que aspiren a ser algo más».

Además

Marling Castillo: Clasifica y distribuye la ropa que donan los ciudadanos«Me dicen que somos sus ángeles de la guarda»
Los problemas a los que se enfrentan los migrantes para cruzar las fronteras hacia un futuro mejor no son ajenos a Marling Castillo. Esta nicaragüense lleva nueve años viviendo en Irun, pero conoce perfectamente la situación que viven los latinoamericanos que tratan de llegar a Estados Unidos por la frontera mexicana. «Los vecinos que viven cerca les dan de comer e incluso les acogen en sus casas», explica.
Esos recuerdos, asegura, son los que le empujaron a formar parte de la Red de Acogida de Irun, a la que llegó por invitación. «Soy parte de la pastoral de migrantes de la diócesis de Gipuzkoa y participé en la iniciativa 'Arroces del mundo' con SOS Racismo y ellos me ofrecieron unirme». No lo dudó. Desde el primer momento ha invertido su tiempo en ayudar a los migrantes que pasan por Irun. «Hablo francés, que es el único idioma que habla la mayoría de ellos, además de su propia lengua, así que eso ayuda para poder comunicarnos y orientarles».
Por eso ha colaborado varias veces con el grupo de acogida, atendiendo a las personas que llegan a la estación de tren de la localidad totalmente desorientadas y sin saber a dónde ir. «Les llevamos hasta el recurso de la Cruz Roja y también les explicamos que tienen un sitio al que acudir si se quedan en el calle, que es Lakaxita».
Sin embargo, su principal cometido se desarrolla en el grupo de ropa, donde se encarga de recibir, clasificar y repartir las donaciones que realizan los vecinos de Irun y otras localidades cercanas en el local que han dispuesto en el número 14 de la calle Mayor. «Al principio tuvimos que comprar ropa, pero en cuanto lanzamos el llamamiento la respuesta ciudadana fue abrumadora. Nos hemos visto desbordados», reconoce.
Marling dedica unas 20 horas a la semana a trabajar para la Red de Acogida. «Tengo que compaginarlo con mi trabajo y es cierto que pierdo un tiempo para poder estar con mi hijo, pero estas personas necesitan ayuda, y no les podemos poner la vida más difícil todavía», señala.
Además, para ella es una «gran satisfacción personal» realizar esta labor que ve altamente recompensada con los mensajes que recibe de los migrantes a los que ha ayudado. «Me llaman desde Francia y me dicen que somos sus ángeles de la guarda y lo mejor que les ha pasado desde que salieron de sus países. Están tan agradecidos... Saber que han llegado a su destino y que están bien es lo que más me llena», afirma Marling.
Cree por ello que una de las misiones más importantes de la red es sensibilizar al resto de la ciudadanía, «que entiendan que estas personas no vienen a hacer daño a nadie, sino que huyen de situaciones muy dramáticas y que durante el viaje han pasado muchas penurias». La clave, asegura, es conocerles.
 
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