El pasado domingo se cerró una nueva edición de Vacaciones en paz, el programa promovido por la Delegación Saharaui en Euskadi, en colaboración con el área de Bienestar Social, Educación y Juventud del Ayuntamiento y la asociación Tadamum, que permite que niños y niñas saharauis pasen los meses del verano en la ciudad, acogidos por familias irunesas.

Desde finales de junio, seis niñas y seis niños saharauis han participado en diversas actividades, como cursillos de educación vial, natación, piragüismo, fútbol, baile o manualidades, además de diversas excusiones o visitas a lugares cercanos. Estas actividades les han permitido disfrutar y conocer nuevos lugares. Pero sobre todo, han compartido mucho con sus familias de acogida.

«Se lo han pasado muy bien y nosotros con ellos», decía Miren Olaskoaga, secretaria de la asociación Tadamum. «Nos ha hado mucha pena que se marchen, pero vamos a pensar que ya solo quedan diez meses para que vuelvan».

La edición de 2013 ha sido la decimotercera del programa Vacaciones en paz, a través del cual llegan al País Vasco más de 300 niños y niñas saharauis de entre 7 y 12 años para pasar el verano alejados de las duras condiciones de un largo exilio en los campos de refugiados argelinos, en los que padecen todo tipo de carencias, incluidas algunas muy vitales como las alimenticias y las sanitarias y soportando además temperaturas que superan los 50º C en verano. Su estancia en Euskadi durante los meses de verano contribuye a mejorar su salud «y todos se marchan con dos o tres kilos más», añadía Miren Olaskoaga.

El Ayuntamiento de Irun ha hecho pública una nota en la que da las gracias a las familias de acogida «por la labor realizada, por su generosidad y por ser un auténtico ejemplo de solidaridad».

Miren Olaskoaga resaltaba ayer que la crisis no ha reducido el número de familias de acogida para los niños saharauis, sino todo lo contrario. «La crisis nos ha traído algo bueno y es que está habiendo más familias sensibilizadas hacia la gente que más lo necesita. La crisis nos ha traído más solidaridad».

La comarca del Bidasoa ha seguido la tónica general y ha registrado un descenso del desempleo durante el pasado mes de julio. En Irun fueron 69 parados menos los contabilizados con respecto al mes anterior y en Hondarribia, 43. A pesar de todo, las cifras del desempleo en la comarca siguen siendo altas. Las personas desempleadas en Irun fueron 5.175, con una tasa del 18% frente al 18,2% del mes anterior. En Hondarribia, el mes de julio registró 898 parados, lo que supone una tasa del 11,5% frente al 12,1% de junio. La tasa de desempleo de Gipuzkoa se situó en julio en el 14, 1% y la de la Comunidad Autónoma Vvasca en el 16,3%.

Las cifras de la evolución interanual en la comarca no son positivas. En julio de 2012 había 4.820 parados en Irun y una tasa del 15,7%. En Hondarribia el número de desempleados era de 838 y la tasa del 10,4%. Otro tanto sucedía en Gipuzkoa, donde la cifra de personas en desempleo en julio de 2012 era de 44.110, mientras que en el mismo mes de 2013 asciende a 47.714. Por edades, la franja más desfavorecida en la comarca es la de 25 a 45 años, que registró en julio un total de 3.021 parados, seguida de los mayores de 45 años, con 2.611 y los menores de 25, con 441. Por sexos, el desempleo sigue dejando peor situadas a las mujeres, que son 3.394 frente a 2.679 hombres.

En cuanto a la actividad económica, el sector servicios registra el mayor número de desempleados; 4.229, seguida de la

La Asociación Intercultural Adiskedetuak es una entidad que todos los veranos trata de integrar niños y niñas locales con otros procedentes de diversos países. Son niños de la localidad de Irun, algunos llevan varios años en la ciudad y otros han nacido en ella. Se trata de una asociación subvencionada por el Ayuntamiento de Irun y la Diputación de Guipuzkoa. El local que utiliza la asociación es la sede de Cáritas de Irun, y cuenta con una oficina en Lapize, desde donde se gestiona todo.

Las colonias se llevan a cabo a lo largo de los meses de julio y agosto. Comienzan el 8 de julio y finalizan el 30 de agosto, de lunes a viernes, desde las 9.00 hasta las 13.00 horas. «Cada día tenemos una actividad preparada: excursiones, playa, talleres... El objetivo de las colonias, al final es, a partir de los juego y las dinámicas, poder trabajar valores, respeto y normas, que respeten al de al lado», explicaba el monitor Luisma. Este verano hay una veintena de niños y niñas de diferentes edades, desde 6 hasta 12 años. Según el monitor, cada uno tiene su historia, tienen distintos ritmos. Son niños de diferentes nacionalidades: Colombia, Brasil, Senegal, Nicaragua, Puerto Rico, Mongolia, entre otros. Además de los de Irun.

Dos monitores, Luisma y Sara, se encargan de todos ellos. «Estamos dos monitores con título para seguir dando formalidad a la historia. Porque sí que es un poco lúdico y ocioso, pero desde nosotros si que hay una preparación y trabajo previos para que el día a día esté un poco organizado. Los chavales son desorganización, así que nosotros tenemos que organizarles un poco. Hay unas normas que tienen que cumplir para tenerlo todo encaminado», aclaraba Luisma. El monitor entiende que «todo esto les va formando en un ámbito de ocio fuera del colegio, una formación complementaria a la escolar en la que se crean vínculos bastante interesantes entre los chabales, sobre todo a nivel de ayudas».

Adiskidetuak realiza talleres todos los viernes. Ya han hecho un llavero de madera de marquetería y un marco de foto con decoración. También han desarrollado dos días de taller de cocina en el que han aprendido a elaborar pizzas y brownies, para después llevarse la receta y poder repetirlo en casa.

En cuanto a las excursiones, han estado en el fuerte de Guadalupe y en la playa de Hondarribia, además de realizar un juego de pistas por dicha localidad. «Hay muchos niños que no conocen el entorno. Por ello el propósito es que conozcan dónde viven y los recursos que tienen. Vamos a ir , también, a la playa de Donostia y a la poza de Ventas», comentaba Luisma. Otro día los niños fueron al frontón de Artía, Ramuntxo trinkete, donde probaron lo que es jugar a pala y a 'eskupilota'. Los monitores confesaban que algunos no sabían lo que era exactamente una pala, confundiéndola con la raqueta. «Es curioso porque cada uno viene con su forma de hablar. Pero hay algunos con los que, incluso, se puede mantener una conversación en euskera», afirmaban los monitores.

Uno de los niños, Juan Diego de Colombia, afirmaba entre risas: «Lo pasamos muy bien, tal vez demasiado. Lo que más me gusta de las colonias es jugar y la cocina. Me divierto mucho, sobre todo con éste», refiriéndose a su amigo brasileño Victor, ambos de diez años. Los monitores transmitieron que la historia es que se sigan haciendo estas colonias y que crezcan en número. «Al final, ellos te lo agradecen. Esto les viene bien a algunos para ayudarles a socializarse. Depués de todo, cada uno trabaja su historia, sus recursos».