La consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, acudió ayer a Irun para inaugurar el ascensor que ha entrado en servicio para conectar el paseo de Colón y la calle López de Becerra. Tapia se acercó acompañada del viceconsejero de transportes, Antonio Aiz, y otros altos cargos de su departamento e invitó igualmente al acto al alcalde de Irun, José Antonio Santano, y a otros corporativos irundarras.

El nuevo elevador salvará una altura de prácticamente 7 metros que hasta ahora sólo se podía superar mediante escaleras o un largo rodeo. El Gobierno Vasco asumió la competencia de su construcción entendiendo la inversión como la vía para mejorar los servicios ligados a la estación Irun-Colón de la línea de Euskotren y, al mismo tiempo, como la forma de eliminar el paso a nivel que cruza las vías en la calle Juan Arana.

«Es un paso más para garantizar la seguridad, accesibilidad y mejora de toda nuestra red de Euskotrenbide Sarea», afirmó la consejera. «Vamos quitando poco a poco los pasos a nivel en toda la red. En poco más de siete años, se han invertido más de 770 millones en eliminar alrededor de 46 pasos a nivel en la línea, 13 de ellos en Gipuzkoa». Aunque Tapia se mostró satisfecha por los avances logrados no dudó en advertir que «todavía quedan muchos y vamos a seguir quitándolos uno por uno. Para nosotros, la seguridad de las personas que usan estas estaciones y estas vías es lo primordial y vamos a continuar haciendo inversiones y utilizando todos nuestros recursos para eliminar estos pasos a nivel». Su departamento tiene contabilizados 115 en toda la red, de los cuales 41 se encuentran en suelo guipuzcoano.

Tapia destacó que, precisamente por la céntrica ubicación de este paso irundarra, «en este caso, estamos colaborando también en la mejora de la accesibilidad en este importante punto de la ciudad».

La consejera vasca también se refirió a la importancia que la estación Irun-Colón tiene dentro de la línea Lasarte-Hendaia de Euskotren, la conocida popularmente como el Topo. «En número de viajeros es la tercera más importante, sólo por detrás de Amara y Anoeta». Cifró en 700.000 el número de usuarios que registró el pasado año y señaló que en lo que va de 2017, la cifra está creciendo un 7%. «Ese dato consolida un servicio con gran aceptación entre los irundarras. Tenemos que continuar en la línea de garantizar la seguridad y la accesibilidad en esta estación», aseveró.

El alcalde Santano valoró la actuación enmarcándola en la línea de mejoras en accesiblidad y de eliminación de barreras que estamos siguiendo en la ciudad». Destacó que «es un paso» en la mejora de la estación de Euskotren más usada en la ciudad.

Más allá de referirse al nuevo elevador, Santano aprovechó la visita de Tapia para poner sobre la mesa que «en el futuro, cuando llegue la operación del espacio ferroviario, tendremos que hacer un replanteamiento general de lo que son las estaciones y la línea de Euskotren en la ciudad. Es importante que mientras tanto vayamos solucionando problemas, pero el proyecto del espacio ferroviario va rápido y esto lo tendremos que abordar».

No quiso hacerlo ayer Arantxa Tapia, que sólo dijo al respecto que «es un asunto de futuro, dentro de un proyecto muy amplio, y habrá que analizarlo».

Tras las intervenciones, la consejera y el alcalde, junto a otras autoridades, realizaron el primer viaje en el ascensor para descender desde el paseo de Colón hasta la altura de las vías. Al llegar a la parte baja, Santano aprovechó la ocasión para indicar a la consejera y a su equipo que dado que ese punto inferior va a ser ahora más transitado «sería conveniente que instalaran un punto de luz y realizaran una limpieza del muro, que no está ni mucho menos en las condiciones debidas».

La muga entre Irun y Hondarribia, tan peleada durante siglos, acabó definiendose, al margen de accidentes geográficos, en una línea tan casual que en los tiempos modernos ha dado lugar a situaciones curiosas.

La más conocida es la de Txingudi Ikastola, centro escolar irundarra construido, casi en su totalidad, sobre suelo de la ciudad vecina. Estar adscrito a un municipio y ubicado en otro dificulta ciertas cosas. Las obras en los accesos que el centro reclamaba las tuvo que hacer, en parte, Hondarribia, aunque es Irun quien paga el consumo de las farolas que se pusieron. Tampoco la Policía Local irundarra puede acudir a ordenar los accesos cuando hace falta, aunque sí se han podido implantar otras medidas. El Hospital Comarcal, que muchos ubicarían en Irun, está por completo en Hondarribia, salvo la curva para bajar hacia Urgencias. Eso es Irun. Y no es nada comparado con la avenida de Letxunborro. La muga pasa por detrás del colegio Hirubide dejando éste y las casas de su entorno en suelo irunés. Es una línea recta hasta tocar la avenida y ahí dibuja un ángulo para bajar a Zubimusu, dejando una acera en una ciudad y la otra, en la vecina. El cambio de dirección está marcado con un hito empotrado en la acera, justo delante del número 34 de la avenida de Zubieta, que es el nombre de esta vía en el callejero hondarribitarra.

El del aeropuerto es un caso diferente pero digno de mención. En 1920, la Asociación Aeródromo de Irun requirió al ministerio de Fomento, en la persona de Ricardo Figuerido Gal, que apostara por un aeropuerto en la ciudad. San Sebastián y la Diputación apoyaron la petición y se empezó a estudiar su construcción en Plaiaundi. Pasados los años, las dificultades técnicas y económicas del emplazamiento llevaron a desestimar la operación, aunque se vio la posibilidad de construirlo 'enfrente'. Enfrente, que es donde se inauguró en 1955, ya no era Irun, sino Hondarribia, que ya había postulado para acogerlo en 1914.