2012. En plena crisis; en pleno proceso de recortes y reducción de presupuestos; con alto desempleo y economía en recesión. Un contexto que habitualmente sacude duro a la cultura y en el que las nuevas iniciativas suelen esperar bajo tierra a que salga el sol. Ahí ha empezado Irun su apuesta por reformular su apuesta musical. Lo mejor de todo es que no ha ido nada mal.

El área municipal de Cultura cambió de dirección política y técnica con la llegada de Belén Sierra y Patxi Presa, respectivamente. «Analizamos la situación que había y así como en cuanto a música clásica había una gran programación, fortalecida por nuestro Conservatorio, por la Asociación Lírica Luis Mariano, por la Banda Ciudad de Irun..., detectamos un vacío en otras músicas», comenta Sierra. Se puso en marcha Irun Zuzenean, un programa para fomentar el pop-rock en la ciudad y para el que el Ayuntamiento buscó socios diversos. «Hablamos con promotores musicales de la ciudad, grupos locales, salas que podrían albergar conciertos», recuerda Presa, y encontraron un grupo de «valientes» dispuestos a secundar la idea: «poner a Irun en el lugar que merece en música rock por tamaño y porque históricamente ha sido referente en grupos y en conciertos».

De la parte privada, los primeros en sumarse al proyecto han sido Juan Carlos García (Bloody Mary), Iñaki Estévez (Men of Rock) y Gemma González y Manu Gestido (Lady Red). El primero de ellos es un reconocido programador que lleva años organizando giras por España de bandas internacionales. El segundo, lleva menos tiempo, pero ha montado también actuaciones por todo el país con grupos nacionales y extranjeros mediante Nordika Producciones y Subterfuge Euskadi, actividad que compatibiliza con el trabajo de cantera con grupos locales desde Men of Rock. Lady Red, por su parte, lleva poco tiempo en marcha, pero acumula ya mucha experiencia programando conciertos, especialmente en Donostia, y trabajando, sobre todo, con incipientes bandas guipuzcoanas. Todos ellos son de Irun y han decidido apostar por su ciudad con la idea de crear en ella una referencia en los circuitos musicales.

«Irun llevaba diez años de sequía y ahora hemos conseguido al menos llamar la atención», comentaba Estévez. El festival MEK en el Café Irun abrió el programa en abril con 20 grupos guipuzcoanos; Irun Rock repartió nueve conciertos en dos días entre San Juan y el propio Café Irun; Bill Kirchen, Red Kross, Straitjackets, Paul Collins... Son sólo algunas de las actuaciones de referencia que Irun Zuzenean dejó en 2012 y a las que se sumaron otras como las de Expogrow, por ejemplo, con Marea y varios grupos más.

En lo que a Irun Zuzenean se refiere, «la afluencia no ha ido mal», comenta Juancar García, teniendo en cuenta que muchos de los conciertos tenían entradas que han oscilado entre 10 y 25 euros según los grupos. «Para ser el primer año, podemos decir que ha sido de sobresaliente, porque esto es a medio plazo. La gente en Irun ha perdido la costumbre de ir a conciertos y va a costar años de apuesta sostenida recuperarla. El objetivo», dice el responsable de Bloody Mary, «es que la gente vaya a conciertos sin conocer al grupo, simplemente porque confía en la sala, en el programador». O, en este caso, en la marca, Irun Zuzenean. «Este primer año lo importante era llamar la atención de mucha gente, que pensaran '¿qué esta pasando en Irun? ¡Vaya conciertos!' Y creo que en buena medida lo hemos conseguido», dice Estévez. «Hemos traído a la ciudad muchos espectadores de fuera y hemos hecho que Irun apareciera en medios especializados, escritos y de radio, de referencia». Así ocurrió, por ejemplo, con Red Kross que tocó tres conciertos en España: Madrid, Barcelona e Irun.

Y no sólo se trata de grandes nombres como el de esta banda, Paul Collins o Bill Kirchen... Sino de formatos novedosos como el MEK que «fue una locura que nos dio», dicen desde Lady Red. Veinte grupos en una sola noche la víspera del 1 de mayo a tres temas cada uno. «Y funcionó bien. Repetiremos en 2013», anuncian. También seguirá el Irun Rock de Men of Rock «con más patrocinios y apoyos». Y Bloody Mary anticipa la presencia de The Hi-risers en el Amaia en febrero y «muchas ideas que se irán concretando, incluidos algunos conciertos acústicos que gustarán seguro».

2012 deja satisfacción y ganas de seguir en la apuesta a todas las partes. En el caso del Ayuntamiento, con «interés por seguir sumando programadores, grupos y salas locales a la iniciativa». Asegura Presa que «hay varios programadores más con los que estamos en contacto. Y vamos a reunirnos con los grupos locales a ver qué cuentan, aunque este año hemos avanzado mucho», dice sobre los festivales que les han dado espacio, las oportunidades de telonear a los importantes cabezas de cartel que han visitado la ciudad o la noche del programa sanmarcialero de la que fueron protagonistas.

En la parte de escenarios ha estado uno de los éxitos de 2012: el Café Irun. Este establecimiento que llevan Alberto García y Aitor Font «ha sido un descubrimiento y aún se le puede sacar más partido», dicen los programadores. Desde su arranque, en el Café Irun «hemos apostado por la programación cultural: música, teatro y muchas actividades, prácticamente todos los fines de semana. Y vamos a seguir», promete García, «para intentar hacer un concierto por semana».

Para que el salto de calidad en la programación del Irun Zuzenean sea definitivo hará falta «que surjan más espacios de este tipo que complementen a las plazas públicas, al Amaia y a Ficoba», señala Sierra. También «mejorar las vías de promoción para que todos se enteren de lo que se programa», señala Gemma González. «Y el verdadero salto lo daríamos con un patrocinador para Irun Zuzenean, que nos permitiría traer grupos realmente buenos y conocidos con precios de entrada asequibles», completa Estévez. Para Juancar García «lo importante es no bajar la guardia. Oigo a mucha gente comentar sorprendida los conciertos que ha habido, aunque no ha ido a ninguno. Es el público potencial que aspiramos a llevar a un primer concierto, porque si van un día, volverán al siguiente. Quieren hacerlo, pero les falta la costumbre».