IRUN-¿Qué supone para usted ser presidente de Ametsa y por qué se animó a presentarse?

-Obviamente, es un gran honor tanto para mi, como para las personas que me acompañan en esta aventura, ocupar los puestos que ocupamos, para empezar porque supone que nuestros compañeros y compañeras han confiado en nosotros para ello. Tanto yo como Emilio Aseginolaza y Xabier Amunarriz, que son ahora vicepresidente y secretario, respectivamente, somos cantores del Ametsa y éramos miembros de la Junta Directiva cuando Javier Guerrico anunció su intención de convocar elecciones. En ese momento yo era vicepresidente y ellos eran vocales, y veíamos que teníamos que continuar con el trabajo que venía haciendo la Junta Directiva de actualizar y ordenar la forma de trabajar de la Sociedad. Decidimos que era lógico formar un equipo y presentarnos a las elecciones.

¿Qué objetivos musicales tiene y cómo quiere acometerlos?

-Musicalmente, queremos que nuestros cuatro coros (Ametsa Txiki, Ametsa Gazte, Ametsa y Betiko Ametsa) tengan la máxima calidad posible, que sean referente en cada uno de sus ámbitos, y para eso es indispensable la formación continua, tanto de los cantores como de los directores. Por eso, queremos dar también prioridad al trabajo del Taller de Música de Ametsa, que es cantera y herramienta de formación de la propia sociedad. También nos hemos marcado el objetivo de que Ametsa, el coro principal, tenga al finalizar nuestro mandato, en cuatro años, entre un 50% y un 75% más de coralistas que los que hay ahora.

¿Qué faceta cree que necesitan mejorar o poner en marcha en Ametsa como institución?

-Sin duda, y como les ocurre a muchos coros, uno de nuestros principales retos como entidad es el conectar con la gente. Y para eso necesitamos una mejor comunicación. Ametsa es una sociedad con más de 60 años de historia y muy querida en Irun, pero ese cariño no se refleja en proporción en el número de gente que asiste a los conciertos, por ejemplo. No llenar los conciertos es culpa nuestra. Tenemos que hacer buena música y saber vendérsela bien al público, atraerlo.

-¿Habrá quien se sorprenda por su juventud, qué les diría al respecto?

-No es justo poner en duda la valía de una persona para un cargo o función por su juventud. En mi caso, por ejemplo, llego a la Presidencia de Ametsa poco después de haber terminado el Máster de Gestión de Empresas e Instituciones Culturales de la Universidad Complutense de Madrid, con la mente en plena ebullición de ideas para llevar a cabo. Lo que está por ver es qué haré con esas ideas. Lo mismo digo sobre mi compañero Xabier Amunarriz, quien con 27 años coge el puesto de secretario. En todo caso, en la Junta Directiva hay otras seis personas (Emilio Aseguinolaza, Ana María Zapirain, Alison Pumarica, Marilen Mitxelena, Roberto Blanco y Xabier Sagarzazu), de las que cuatro tienen edad de poder ser nuestros padres o nuestras madres. Si necesitamos un baño de madurez, ahí estarán ellos.

¿Cómo valora el trabajo de anteriores mandatarios de Ametsa?

-Para llegar a 60 años de historia como ha llegado Ametsa, hay mucha gente que ha trabajado mucho y bien. Tenemos mucho que agradecerles. En lo cercano, el hasta ahora presidente Javier Guerrico, con Jesus Mari Landart como vicepresidente y Estíbaliz Luis como tesorera, ha hecho un trabajo titánico para romper las inercias lógicas en una entidad con 60 años de vida.

¿Cómo animaría a la gente a interesarse por el canto coral?

-Para muchos de nosotros, cantar en coros es la forma más fácil que tenemos de hacer música, porque tenemos claro que como dijo Nietzsche, sin música, la vida sería un error. No hay que tener miedo a cantar por no tener formación, porque esto también se aprende, y es bastante fácil. Todo aquel que quiera vivir una mínima parte de todo esto, debería animarse. Tienen un asiento esperándoles en la sala de ensayos del Ametsa.

Su txoko. La sala de ensayos de Ametsa. Disfruto cantando.

Un monte. Siempre me ha gustado mucho Jaizkibel.

Un paisaje. Hay pocos como el de la Bahía de la Concha.

Una playa. Ahora no voy por ser alérgico al agua de mar, pero tengo grandes recuerdos familiares en la de Hondarribia.

Una fiesta. Los sanmarciales, por supuesto, y el Carnaval de Tolosa.

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