Pocos elementos inspiran tanto como una flor, una planta o un frondoso árbol. El movimiento de las hojas cada vez que se presenta una ráfaga de aire es capaz de iluminar mentes. No es de extrañar que los alumnos de la Academia Municipal de Dibujo y Pintura elijan el Parque Ecológico de Plaiaundi para plasmar su arte en un lienzo. «Desde hace tiempo, vamos al parque a pintar. Es muy relajante y a los alumnos les encanta», dice Arantxa Albisu, profesora y organizadora de la exposición, junto con Juncal Alfonso.

Con esta particular iniciativa de la academia brota, hace ocho años, una nueva idea: mostrar al público aquellos cuadros en el mismo entorno natural en el que nacen. «Nos propusieron exponer los cuadros que pintábamos en la Txingudi Ekoetxea de Plaiaundi».

Los alumnos presentan una exposición llena de magia, color, arte y talento que plasma la naturaleza que rodea a esta ciudad. Aves, flores, montaña, mar, hay hueco para todo. 'NaturArte-Identidad', así es como las organizadoras han querido denominar la, apuesta por enseñar «la identidad de nuestro lugar, un lugar privilegiadamente natural», señala Albisu.

Quien haya tenido la oportunidad de acercarse al parque y ojear los cuadros, se habrá percatado de que en este proyecto la edad no importa. Participan desde niños de 6 años que dibujan divertidos caballos y peces, hasta mujeres de más de 80 que, con la técnica de la acuarela, pintan diferentes aves con meticulosidad.

La exposición puede visitarse hasta el 23 de agosto, en horario de de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00, con entrada gratuita.

La Euskal Jira, fiesta irundarra del primer sábado de agosto que rememora costumbres, oficios y lugares emblemáticos del municipio, enfila sus cuatro décadas. Ayer se celebró la edición número 39, con jornadas matinal y vespertina bien distintas, por lo que al tiempo se refiere. Una lluvia incesante regó los actos organizados por la mañana en la plaza Urdanibia, donde artesanos, bertsolaris, trikitilakis y dantzaris, además de un equipo de competición de trabajos en madera con hacha y motosierra animaron el ambiente. Paraguas y chubasqueros protegieron al público que se acercó a la alameda para participar y respaldar una de las fiestas más queridas por los irundarras.

Los organizadores de la Euskal Jira se temían lo peor para la tarde. «El tiempo es lo único que no podemos programar», decía el presidente, Iñaki Olazabal. Pero siempre que llueve escampa y esta vez lo hizo a tiempo. El acto central de la fiesta vasca, el desfile de 'gurdias' pudo celebrarse en seco y de manera brillante. «Nublado, sin lluvia y con buena temperatura. Es lo mejor que podíamos esperar».

El desfile, que atrajo a un público muy numeroso, partió a las seis de la tarde de la avenida de Letxunborro y, aproximadamente dos horas después, llegó a Urdanibia, donde una afari-merienda de sardinas asadas esperaba a los participantes.

Nueve 'gurdias' (carretas tiradas por bueyes) participaron ayer en el desfile de la Euskal Jira. Asociaciones culturales y de vecinos, sociedades gastronómicas y otros colectivos de la ciudad se encargan de preparar las 'gurdias' para hacer posible, año tras año, la celebración de la fiesta del primer sábado de agosto. En cada una de las carrozas, se representa un tema y todas llevan detrás, en kalejira, grupos de músicos y dantzaris, abiertos a la participación de cuantas personas lo deseen. La única condición para sumarse al desfile es vestirse para la ocasión.

La 'gurdia' de Irungo Euskal Jira encabezó la marcha, seguida por la representante de Hendaia, invitada al desfile, que este año eligió como motivo las minas de Arditurri. La sociedad Irungo Euskal Kirolak reprodujo sobre su 'gurdia' la Auzoko taberna, mientras que la de Behobia mostró la antigua ermita de San Marcial, construida en madera por Antxon Zabaleta, un carpintero jubilado, que colabora con la Euskal Jira desde sus inicios. «Hace 39 años que hago 'gurdias'», decía Zabaleta. «Llevaba tiempo con la idea de la antigua ermita de San Marcial y este año me decidí a hacerla. Cogí unas fotos antiguas de un libro, aunque no sé seguro en qué año estaba así. Lo que yo quería era mostrar cómo era. Creo que los mayores tenemos que transmitir a los más jóvenes cómo fueron las cosas».

Meaka homenajeó en su 'gurdia' a los dantzaris y Kemen Dantza Taldea reprodujo un antiguo taller de carpintero. La 'gurdia' de Santiago recordó una de las tareas habituales del caserío, con un gigante y apetitoso queso, mientras la de la Cofradía Anaka iba ocupada por un aplicado panadero. Cerró el desfile la'gurdia' de Ventas-Landetxa, en la que se elevaba, completo, el torreón de Elatzeta, del sólo quedan restos.

«La gente nos dice que el día de la Euskal Jira es un día muy bonito y esa es la mejor recompensa que puede tener el trabajo que hacemos», comentaba Iñaki Olazabal.