La Asociación Pagoki ha organizado de nuevo este año el recorrido de las antorcheras que comenzó a realizarse en 1998 para rememorar el papel que mujeres y niños de la ciudad jugaron en la batalla de San Marcial de 1522. Sus movimientos por la ciudad, caminando con hachas en llamas durante la noche del 29 de junio de aquel año, atrajeron la atención de las tropas labortanas acampadas en la entonces conocida como Peña Aldabe. Mientras, 400 iruneses, reforzados por 1.500 soldados y 150 caballos de la Capitanía General de Gipuzkoa, avanzaron para tomar al enemigo por sorpresa en lo alto de lo que, desde aquel 30 de junio, se conoce como monte San Marcial. El pasado año fueron «800 las personas que salieron a la calle en esta rememoración de la ayuda que mujeres y niños de Irun prestaron para que se pudiera ganar la batalla de San Marcial», apuntó la presidenta de la Asociación Pagoki, Rosa María Campos. Ella junto a la vicepresidenta, Mertxe Aizpiolea, se encargó de recordar los pormenores del recorrido que completarán el próximo jueves por la noche. «Cualquier mujer que quiera participar está invitada a hacerlo. Lo único que tiene que hacer es acercarse al ambulatorio de Irun-centro (en la avenida de Gipuzkoa) a las 21.30 horas». Media hora después saldrá el desfile que irá por calle Artaleku, calle Mayor, plaza San Juan, calle San Marcial, calle Sargía, calle Larretxipi, plaza Urdanibia, calle Santa Elena, calle Ermita y calle Molino de Arbes para terminar en el puente de Artia.

Amaia de la Fuente, tesorera de Pagoki, explicó los requisitos en lo que se refiere a la vestimenta: «tiene que ser ropa oscura y de manga larga, alpargatas también oscuras. El pelo recogido bajo un pañuelo y si es largo, trenzado. Se trata de reflejar lo austero de aquella época por lo que solicitamos a las participantes que vayan sin maquillar y que no lleven joyas». Incidió también en que la marcha se realice «en silencio, por respeto al acto», de manera que sólo se escuchen los sonidos de la txalaparta, de los cuernos y de los cocos que llevan los niños.

Rosa María Campos insistió en la cuestión de las prendas oscuras «para que resalte aún más la luz de las antorchas».

El general del Alarde tradicional, Paco Carrillo, quiso acompañar la presentación que Pagoki realizó del acto de las antorcheras y lo hizo para felicitar a las mujeres de esta asociación «y a las que cada año participan en este acto. Es la rememoración de un hecho histórico reforzada además por una magnífica presencia social», tanto en cuanto a la participación como en lo relativo a público. «Se está consolidando de una manera que nos lleva a pensar que estará con nosotros muchos años», auguró. «Ante el trabajo que hace Pagoki con esta iniciativa sólo nos queda apoyar, aplaudir, animar y dar gracias».

Carrillo recordó que el año que viene el acto de las antorchera cumplirá dos décadas y Campos aprovechó para anunciar que con ese motivo «estamos preparando algunos actos de conmemoración» para 2018.

Las fiestas de San Pedro y San Marcial de 2017 son especiales para Ola Sagardotegia. Coincidiendo con estas fechas festivas, la sidrería irundarra ha puesto a la venta sus primeras botellas con denominación de origen Euskal Sagardoa. «Hemos hecho una primera tirada de 14.000 botellas, pero luego saldrán más», señalaba Iñaki Bengoetxea, propietario de la sidrería.

La denominación de origen Euskal Sagoardoa fue presentada a primeros del presente mes de junio para tomar el relevo de la sidra Eusko Label, sello que nació en 2011 y que ya poseía Ola Sagardotegia. La nueva certificación, que lleva como distinción una manzana roja y un sello de garantía numerado, es el resultado del trabajo conjunto de instituciones y productores de sidra, como Iñaki Bengoetxea. «Peleando y peleando, con un gran esfuerzo, hemos conseguido la denominación de origen y nos hace una ilusión especial sacar las botellas en fiestas, con el corcho y el escudo de Irun», señalaba el propietario de Ola.

La apuesta por la manzana autóctona, que la sidrería de Ibarla ha mantenido desde el principio, y la calidad de la sidra son los dos pilares de la denominación de origen Euskal Sagardoa. Los controles se llevan a cabo a través de Hazi, entidad dependiente del Gobierno Vasco, encargada de velar por los productos autóctonos y del laboratorio especializado Fraisoro, que mide la calidad de la sidra. «Nosotros hacemos un esfuerzo grande, sobre todo por tener manzana de origen, que lleva una trazabilidad del 100% », explica Iñaki Bengoetxea. «Luego, la sidra tiene que pasar unas catas y controles de analítica bastante rigurosos. Alcanzar ese nivel, es lo que más nos cuesta a todos. No basta con tener manzana de aquí, sino que hay que pasar todas las calificaciones para tener la certificación».

La sidrería Ola elabora anualmente más de 80.000 litros de sidra, con manzanas obtenidas de sus propias plantaciones en Irun, Hondarribia, Oiartzun, Aia y Zarautz. La plantación se realiza de forma selectiva para obtener manzanas amargas y dulces-amargas. A mediados de septiembre, con la recogida de las diferentes variedades de manzana (mozoloa, patzuloa, goikoetxe, urtebi haundi, errezila...) comienza la elaboración de la sidra, que termina a principios de noviembre.

En el mes de enero se abre la temporada del txotx, que termina hacia finales de mayo. El txotx es, sin duda, la mejor y más especial forma de tomar la sidra. Pero durante todo el año se puede degustar el producto elaborado en la sidrería Ola, ahora con la bien ganada y recién estrenada denominación de origen Euskal Sagardoa.

La memoria es caprichosa. A veces, se toma la licencia de seleccionar los recuerdos. Éste sí, éste otro no. Dicen que las nueces son buenas para la memoria, para mantener cerrado ese cajón en el que se guardan los recuerdos, los recados, los números de teléfono, los cumpleaños, los nombres de los amigos de tus amigos o dónde dejaste las llaves ayer. Pero, precisamente, la llave maestra de ese cajón es la tinta. Sí, y más si en vez de papel utilizamos la piel. ¿Quién no se ha apuntado alguna vez un teléfono en el dorso de la mano? La tinta del bolígrafo aguanta el olvido del día, pero ¿qué pasa si quieres un recuerdo para siempre? De marcar, aka tatuar, recuerdos para siempre sabe mucho Oihana Varela. La etiqueta de esa cerveza que te bebiste en México, el dibujo de la sudadera que no te quitabas con quince años o el nombre de tu amor (el de hoy y el de ayer). A Oihana no se le 'olvida' nada.

-(Risas) ¡Los tatuajes! Lo de ser tatuadora vino después.

-Uf, hace mogollón. Me empezó a picar la curiosidad con 13 o 14 años. ¡Eran otros tiempos!

-No se veían muchos tatuajes por la calle. Bueno, los tenían los marineros, la gente de la cárcel, los guiris o la 'peña' que había ido a Ibiza. (Risas) Son tópicos, pero era así. Llevar un tatuaje era una marca no muy bien vista.

-¡Qué va! Yo quería un tatu, punto. Me empeñé y lo conseguí.

-Creo que ni lo intentó. Yo siempre he tenido las ideas muy claras, ella ya sabía que no me iba a poder convencer.

-Un hada, pero te avanzo que casi nada es para siempre...

-¡No! De hecho ya no la tengo.

-(Risas) Solo un poco. Un tatuaje es para siempre. Bueno, la tinta es para siempre. El tatuaje puede variar y, por lo tanto, no ser para siempre el mismo.

-¡Podría ser! Yo ya no tengo el hada, la he 'transformado'. ¡Era horripilante!

-Un francés motero que también era horripilante. Yo tenía 16 años, en ese momento me pareció la bomba. (Risas)

-Eso vino un poco después. Te cuento, estaba mirando una revista de motos. No me preguntes por qué. No me gustan las motos, pero la estaba mirando. Ahí vi un anuncio que decía: 'Escuela de tatuadores'.

-¡Ya te digo! En seguida me puse en contacto con ellos y allí me planté.

-(Risas) Ay, si te cuento cómo aprendí. Es que yo soy un dinosaurio en esta profesión. Yo he hecho cosas que ahora ya nadie ha hecho.

-Como practicar caligrafía con un lápiz calzado con dos pilas para que pesara como una máquina de tatuar y coger fuerza en las manos.

-Sí, sí. Era durísimo. Es como si ahora tuviéramos que aprender taquigrafía. (Risas)

-¡Menos mal! Hoy en día hay una gama infinitísima de máquinas. Además, hoy en día, hay tatuadores especializados. La gente estudia artes concretas que luego aplica al tatuaje. Yo he tenido que hacer de todo y de nada.

-¿En tatuajes? ¡Hasta las cosas más raras!

-He hecho desde la etiqueta de una cerveza hasta el indio de una sudadera.

-Esa es otra... Antes, en nuestro primer local, teníamos una estantería llena de objetos que nos habían traído para tatuar. Claro, antes no había internet, ni USB, ni nada. La gente venía con una figura y decía: «quiero tatuarme esto».

-El ingenio. Lo de la sudadera es real. Bajé a la tienda de fotocopias y ahí estuve un buen rato fotocopiando la sudadera para poder dibujar el indio. (Risas)

-En 1998. Yo en realidad soy de Mondragón, pero mi hermana se mudó a Irun y yo venía mucho de visita. Cuando surgió la oportunidad de montar algo, pensamos que podría ser en Irun. Y así lo hicimos.

-Fue cosa de mi hermana. A ella le gustaba mucho ese rollo y me dijo: «vamos a ponerle 'Chaman', que nos va a dar suerte».

-Eso es. El local de la calle San Marcial ha sido siempre nuestro punto de referencia. Al principio, recuerdo que a la gente le llamaba mucho la atención que fuéramos chicas. Normal, no había tantos tatuadores como ahora y menos mujeres.

-Sí, yo creo que el local de Serápio Múgica lo abrimos hace diez años. Al principio era otro rollo. Teníamos cosas de grafitis, reggae... Pero llegó la crisis y nos quedamos solo con tatuajes y piercings.

-Mira, yo llevo más años tatuándome que sin tatuarme. (Risas) Bueno, ¡y más años tatuando que sin hacerlo!

-Te lo confirmo. Imagínate lo que tengo que hacer cuando viene alguien contando lo siguiente: «Mira, me tatué el nombre de mi ex, hice mal, lo sé. ¿Crees que este María podrías convertirlo en Carmen? Carmen es mi novia de ahora».

-¡Ni las hadas! (Risas)

Con el «Gora Irun, gora San Marcial!» y los «miles de besos de colores blancos, rojos y negros» que lanzó Mateo Vergara desde el balcón del Ayuntamiento, ayer al anochecer quedaron inauguradas las fiestas de San Pedro y San Marcial.

8.00. Tirada Gran Premio Ciudad de Irun en el campo de tiro.

9.00. Exhibición de radioaficionados en el monte San Marcial.

9.00. Derby Hípico Gran Premio Ciudad de Irun en C. Hípico Jaizubia.

9.00. Premio San Marcial de Squash en polideportivo Artaleku.

9.00. Finales del Torneo Fútbol-7 Alberto Gorriz, en el anexo de Gal.

9.00. Finales del Torneo de Pádel Ciudad de Irun, en Ventas.

9.00. Concentración motera en la plaza Urdanibia.

9.00. Campeonato de pala adaptada, en Trinkete Ramuntxo Berri.

9.30. Olimpiada de cuadrillas en la plaza Urdanibia.

10.30. Subida atlética a San Marcial, desde plaza Urdanibia.

10.30. Circuito portátil de Tren de Jardín, en la plaza Txanaleta.

13.15. Kalejira de cuadrillas desde la plaza Urdanibia hasta Ficoba.

14.15. Herri Bazkaria en Ficoba.

18.00. Teatro familiar Txaloka en la plazoleta del Juncal.

18.00. Trofeo San Marcial de halterofilia, en el frontón Uranzu.

19.00. Tamborrada infantil, desde Alberto Anguera hasta Erromes.

20.00. Fanfarre Jostallu en la plaza del Ensanche y alrededores.

20.30. Kalejira de cuadrillas desde Ficoba hasta plaza Urdanibia.

22.00. Festan Blai en Santiago.

22.30. Concierto de New Straits en la plaza Urdanibia.

23.00. Verbena Camp en Dunboa.

22.00. Batucando No Ar en plaza del Ensanche y calle Mayor.

22.00. Concierto de La Poptelera en plaza Urdanibia.

El showman protagonizó un pregón, como no podía ser de otra forma, en clave irundarra. La ciudad y el Alarde estuvieron presentes hasta en sus zapatos, con un diseño rojo, blanco y negro y la imagen de un caballo, como guiño a la unidad en la que desfila, diseñados exclusivamente para la ocasión por Pepe Milán, zapatero de Almansa (Albacete). Irun, sus sensaciones y recuerdos fueron asimismo protagonistas de las palabras que Mateo Vergara dirigió a los miles de irundarras que se congregaron en la plaza San Juan.

«A veces la gente llora no porque seamos débiles, sino porque llevamos mucho tiempo siendo fuertes. Con esto quiero decir que tengo mucha 'poxa' interna por tener el honor, placer, emoción de dar inicio a nuestras queridas fiestas de San Pedro y San Marcial», comenzó el irundarra. «He sido, soy y seré muchas cosas en mi vida, pero pregonero una sola vez y aquí... en Irun».

Mateo Vergara habló de la ciudad en lo personal, y también en lo universal, sobre esas vivencias con las que cualquier irundarra puede sentirse identificado. Porque, como dijo, «Irun es Joló en la calle Mayor; opilla de Aguirre aunque me la coma en Barcelona, no en el monte de los enanitos, gracias Ana Iriarte por mimarme tanto siempre. Irun es colonias de Luquín, mi adolescencia en el Depor, el Txuberry, los picantes del Gaztelu, el pintxo de tortilla de patatas con su característico toque picante del Manolo. Es la merienda que nos pegábamos yendo con la ama a por los Levi's a Hendaia al pasar por Elgorriaga y Recondo, olías y ya habías merendado. Las campanadas del Juncal que me vieron bautizar, comulgar, confirmar... Y porque no hay más que hubiera llenado el bono. Tranquilos, que os lo juro por las cerezas de Pachá, que casarme no me verán, yo libre como Nino Bravo...».

En definitiva, Irun «son anécdotas, sentimientos, vivencias... Pero lo que aquí nos trae hoy y en este momento es San Marcial». Esas fiestas que atesoran tantas emociones y experiencias, como «venir desde Alunda con la compañía Bidasoa, viendo despertar el día de San Marcial; el colegueo entre soldados, seas de la ideología política que seas; las reacciones del público, las caras de los niños ante la majestuosidad de sentir cerca un animal tan noble como es el caballo».

Mateo Vergara compartió también con los irundarras muchos de sus recuerdos relacionados con los sanmarciales, como «la elección de mi padre como general de nuestro Alarde de Irun, en el año 1994». El showman tuvo asimismo palabras para «mis cantineras», entre ellas su hermana Jaione Vergara Echeveste y su prima Icíar Vergara Mitxeltorena, las cantineras de Caballería y todas las demás: «gracias por dar color a la fiesta». Hubo tiempo, asimismo, para compartir esos recuerdos que son también 'irundarramente' universales: «San Marcial son las rosquillas del monte, los madrugones, los sonidos, el ambiente, el calor, el olor a pólvora, el olor a caballo, el jalear de las personas en las aceras al paso de la Caballería...».

Mateo Vergara guardó un espacio para los agradecimientos: «mi familia, mis amigos...». Y, en los sanmarciales en los que además de ser pregonero estrena cargo en el Alarde, «gracias Josemari, capitán de la Escolta de Caballería, por decidir que este año sea yo vuestro alférez».

El irundarra se refirió también a su etapa en Txolarte, «con un grupo de personas maravillosas, trabajando con y para un grupo mágico de chavales con un desarrollo intelectual diferente. Todos iguales, todos diferentes. A mi siempre me han gustado las diferencias, en ello reside la originalidad. Al fin y al cabo, eso te hace ser único, cien por cien uno mismo». Mateo Vergara habló también sobre su trayectoria profesional: «estoy orgulloso de haber elevado a la categoría de artista la función de un animador de público en televisión; que a día de hoy muchos piensan y te dicen '¿eres el que manda aplaudir?'. Es mucho más que eso. El animador es el encargado de tener vivo, 'on fire', atento, entregado, con ganas, receptivo, sonriente, feliz y animado al público, dure lo que dure la grabación o la gala. Ardua tarea, creedme, a la par que enriquecedora. Soy un médico de las sonrisas», resumió. El showman recordó también sus últimas colaboraciones profesionales en Irun, durante el centenario del nacimiento de Luis Mariano y en el ciclo de encuentros organizados por Bidashop.

Y, para terminar, «como despedida y en agradecimiento a todos, deciros que a partir de ahora podré decir abiertamente por donde vaya... ¡Que sí soy profeta en mi tierra!». Aunque reside en Barcelona, la pasión de Mateo Vergara por su ciudad puede constatarse siguiendo su perfil en Instagram, @mateovergaraTV.

Inmediatamente después del pregón, el alcalde, José Antonio Santano, prendió la hoguera dispuesta en la plaza San Juan, que iluminó la noche más corta del año. Previamente, a última hora de la tarde, los dantzaris de Kemen Dantza Taldea habían bailado en torno a ella recibiendo los aplausos del público congregado en la plaza. Todos ellos vivieron un arranque festivo al calor y la luz de las llamas.