El Museo Oiasso, desde su apertura hace ya nueve años, asume varias funciones y pretende cumplir diversos objetivos. Debe ser el lugar de referencia para trasladar a la población el conocimiento que existe sobre su pasado romano, por supuesto. También debe ser un espacio para dar a conocer entre los escolares propios, y los de un entorno cada vez mayor, los modos de vida, la cultura, la ciencia, la religión y la tecnología de la gloriosa época clásica. Por su condición de museo, tiene el cometido de dinamizar y divulgar la cultura en su más amplio sentido. Y en un sentido más prosaico, pero no por ello menos relevante, está llamado a ser tractor turístico de una ciudad enclavada entre destinos que reciben miles de visitantes a lo largo del año, especialmente en verano.

Para esta época estival, Oiasso se ha puesto guapo. Ha traído desde el Museo de Arqueología de Catalunya (MAC), en Barcelona, una exposición de lujo. Se trata de una muestra itinerante, comisariada por Teresa Carreras, que presenta los secretos de tocador de romanas y romanos, porque, como la propia Carreras destacó el viernes durante la inauguración, «ellos también eran muy coquetos» y por ejemplo, contra la alopecia, «usaban bisoñés y se peinaban hacia adelante».

Los baños públicos, los peinados elaborados, los perfumes, los ungüentos y aceites... hasta los tatuajes y los piercing. La Roma clásica sabía ya de muchos de los recursos que desde la modernidad en adelante ha venido utilizando el ser humano contemporáneo para presentarse en sociedad con el mejor aspecto posible. Carreras ha conformado una colección digna de no perderse con decenas de restos arqueológicos de pequeño y gran tamaño: ungüentarios, aceiteros y otros recipientes; agujas para sujetar peinados, cabezas de mármol con curiosos peinados, dos esculturas a escala real... y varias piezas que destacan entre las demás. La primera, sin duda, el mosaico de las 'tres gracias de Venus' que preside desde la instalación de esta exposición la recepción del Museo. Aunque pequeña en volumen, Carreras destacó la figura de la 'Venus de Ampurias', «en torno a la cual gira la exposición en realidad, porque ella era la Diosa de la belleza». También resaltó la cabeza de la Dama Flavia, la parte superior de una escultura de bronce que, precisamente por estar realizada en ese material, es una pieza única entre los fondos del MAC barcelonés.

Esta muestra, 'Historias de tocador. Cosmética y belleza en la Antigüedad', se diferencia en muchas cosas de otras que hayan pasado por Oiasso.

La primera, por si no había quedado clara, es su enorme y variada aportación de restos arqueológicos preservados desde la antigüedad. La segunda es que no se limita, como ha sido norma hasta ahora en las muestras eventuales, a la sala multiusos de la planta baja del museo, sino que se extiende por todo el edificio, compartiendo espacios con la colección permanente y completándola, precisamente, con aquello de lo que más adolece. La tercera es que combina los objetos de hace dos milenios con otros de menos de un siglo que «sirven para situar al visitante en cada uno de los cuatro bloques temáticos que conforman la exposición», explicó Carreras.

Esa combinación que exhibe 'Historias de tocador' fue innovadora dentro de las propuestas expositivas del propio MAC. «Fue un éxito y partir de ella hemos profundizado en esa línea», explicó el director del museo arqueológico catalán, Josep Manuel Rueda, que se acercó hasta Irun para participar en la inauguración de esta muestra, «primera colaboración entre estos dos museos, que espero que abra para el futuro una relación permanente en los dos sentidos». En ese acto inaugural, al que asistieron cerca de setenta personas, se estreno en su cargo la nueva delegada de Cultura del Ayuntamiento de Irun, Juncal Eizaguirre. «Es un honor que mi primer acto público como delegada sea en este escenario, un lugar que guarda como pocos la historia y la cultura de la ciudad», dijo la edil. Un museo más interesante que nunca gracias a esta muestra temporal.

La Asociación SEO/Birdlife ha marcado a una veintena de vencejos en Irun, en el barrio de Santiago. A cada uno de los ejemplares se le colocó, en la espalda, un geolocalizador que registrará la migración del ave y, en caso de que el año que viene puedan volver a ser capturados, saber dónde han viajado.

Representantes de SEO/Birdlife trabajaron el miércoles por la tarde y ayer jueves durante todo el día, en una de las paredes traseras del frontón de la calle Santiago, junto a la plaza Erromes. A lo largo de la mañana, lograron a un total de «dieciséis vencejos», concretó Ramón Elosegui, delegado de SEO/Birdlife en Euskadi. Retomaron las labores por la tarde con la intención de redondear la veintena «que nos habíamos marcado como objetivo. Finalmente han sido 18, porque ha habido movimiento en la colonia, pero para lo que pretendemos, es una cantidad suficiente».

El vencejo común «es una de las aves más representativas de nuestros pueblos y ciudades en primavera», si bien «es una especie en franco declive por causas como la degradación de sus hábitats, el uso masivo de pesticidas, la dificultad para anidar... La única forma que tenemos para poder ayudar a conservar estas poblaciones pasa por ahondar en el conocimiento sobre sus necesidades vitales y los itinerarios migratorios en épocas cruciales sobre las que desconocemos casi todo», señalaron los representantes de SEO/Birdlife. A finales de julio, los vencejos «comienzan a abandonar sus nidos para volar hacia África», pero se desconoce con exactitud dónde pasan el invierno.

Ya en 2012, SEO/Birdlife comenzó a marcar vencejos para tratar de responder a este interrogante. Esta ave es «eminentemente migratoria, sólo se posa para criar».

Hace tres años, se marcaron ocho vencejos comunes con geolocalizadores y uno de ellos pudo ser recapturado por técnicos del programa Migra. Goyeneche, que es como se denominó a dicho ejemplar, proporcionó una información «magnífica»: desde el municipio madrileño de Nuevo Baztán, viajó hasta Uganda, Tanzania y Kenia, para pasar el invierno «sobre extensas áreas de selvas y sabanas», realizando en menos de diez meses «un viaje de más de 20.000 kilómetros». No obstante, la información ofrecida por un sólo ejemplar «se considera insuficiente», por lo que SEO/Birdlife decidió marcar a una veintena de vencejos en Irun. Se espera que varios de ellos puedan ser recapturados para poder conocer con exactitud «dónde han viajado».