Bidasoa Activa y la Agglomération Sud Pays Basque firmaron ayer en Ficoba un nuevo protocolo de compromisos que garantiza la continuidad del proyecto Innov-Mugabe, aunque deba hacerlo con otro nombre. Esta iniciativa, apoyada con fondos de la Unión Europea desde Poctefa (el programa de cooperación territorial entre España, Francia y Andorra), tenía una vigencia ya superada y en la misma jornada de ayer presentó sus conclusiones.
El trabajo desarrollado a lo largo de tres años se dividió en dos fases. La primera sirvió para crear un catálogo de empresas que operan en los municipios participantes (Irun, Hondarribia, Ahetze, Ainhoa, Arbonne, Ascain, Biriatou, Ciboure, Guéthary, Hendaye, Saint-Jean-de-Luz, Saint-Pée-sur-Nivelle, Sare y Urrugne). Incluye más de 6.000 referencias y puede consultarse en la web bidasoa-sudpaysbasque.com.
Tras ese primer paso hacia el conocimiento mutuo en el que no se ha dejado de trabajar, Innov-Mugabe orientó sus esfuerzos al desarrollo de proyectos innovadores y de mejora competitiva de las empresas.
Para ello, financió proyectos entre empresas y centros tecnológicos en ambos lados, así como colaboraciones transfronterizas. Para ello, el trabajó se concentró alrededor de 200 empresas, identificando sectores económicos de colaboración, proyectos que se podrían desarrollar... añadiendo nuevas áreas a los espacios más comunes de colaboración transfronteriza.
Proyectos concretos
Tanto el alcalde de Irun, José Antonio Santano, como su homólogo de Biriatu y presidente de la 'Agglo', Michel Hiriart, coincidieron en que este proyecto, «aunque sea con otro nombre», debe tener continuidad. «Lo más difícil en estas cosas», señaló Hiriart, «suele ser arrancar. Una vez que lo hemos hecho, tenemos que seguir trabajando en esta línea».
Santano expresó que el trabajo en común debe servir para «olvidar que hubo una frontera» y que hay que fomentar las fórmulas que sirvan «para la cooperación entre empresas de ambos lados, superando la competencia entre ellas e innovando y mejorando juntos».
En esa línea, estos tres años de Innov-Mugabe han dejado constancia de cómo se puede concretar esa colaboración. Yendo más allá de la teoría (no es suficiente hablar de «trabajo en red a todos los niveles»), en la práctica se empiezan a ver frutos de la colaboración transfronteriza.
Hiruzta es una joven bodega de Txakoli en Hondarribia y Txopinondo es una sidrería de Ascain. Ambas empresas han entrado en contacto a través de Innov-Mugabe y están desarrollando operaciones conjuntas como, por ejemplo, acudir con una oferta común a tres ferias internacionales en Europa para ofrecer allí sus productos.
Las vías de colaboración son de diverso tipo. Una empresa de plásticos que distribuye sus productos homologados en su país tiene dificultades para hacerlo en el vecino precisamente por la cuestión de la homologación. Innov-Mugabe la ha puesto en contacto con un centro tecnológico del otro lado que viabilizará la certificación de sus productos, doblando su mercado potencial.
Una empresa agroalimentaria desarrolla un proyecto en común con otra de recuperación de productos al otro lado del Bidasoa. Una gran empresa señalítica con otra de maderas. Y hay más. Y más que se espera que surjan dándole continuidad al proyecto en los próximos años.
